El plan perfecto.

Capítulo Tres

El trato.

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Verla conducir por alguna razón me gustaba, su perfil es casi tan perfecto como ella, desde aquí noto lo largas que son sus pestañas y la pequeña nariz que posee. Muy bonita.

Aún no sé dónde me está llevando pero la seguí porque después de todo tenemos un trato y ya era hora de que ella diera la frente por eso.

—¿A dónde vamos? —pregunto luego de haber estado un largo rato en silencio.

Ella me responde sin quitar la vista del frente.

—A mi cafetería favorita, necesito tomar un café bien cargado mientras hablo contigo porque si no explotaré y jodidamente no te gustará.

Wow, sabía que no le caía bien pero no de esa manera. Tampoco la culpo, si alguien me llegara a extorsionar ya lo habría golpeado tan fuerte que estaría en el hospital.

—Cálmate conejita —sonrío al oírla gruñir, desde ahora la llamaré así.

—Cállate mejor.

Enarco una ceja pero hago lo que dice sacando mi celular del bolsillo. Reviso los mensajes que tengo y solo respondo los de el grupo entre Carter, George y yo.

Cuando lo guardo ella se estaciona frente a una cafetería de color marrón con un gran cartel que dice "Coffees". Ella baja del auto y yo la sigo, ambos entramos a la acogedora cafeteria y nos sentamos en una mesa del fondo cerca de una ventana.

La tengo frente a mí, sus brazos están sobre la mesa mientras sus manos juegan entre ellas.

Una linda chica morena se acerca a tomar nuestro pedido ignorando por completo a Aurora para enviarme una sonrisa coqueta.

—¿Qué desean? —pregunta cambiando a un tono sensual sin dejar de mirarme.

Mis ojos se centran en Aurora que rodó los ojos al escuchar las voz melosa de la morena. Sonrío divertido centrándome nuevamente en la camarera.

—Yo quiero una malteada ¿Tienen, cierto? —le guiño un ojo satisfecho cuando ella se sonroja y sonríe tímida.

—Sí claro.

—Estupendo, entonces quiero una malteada de chocolate, cariño. ¿Tú qué quieres conejita? —la morena se gira rápidamente reparando en Aurora quien ahora me está mirando sumamente feo. La morena frunce su ceño al darse cuenta que no estoy solo y la mira con rabia.

—Quiero un café por favor —dice finalmente ignorando la mirada que le envía la camarera.

La morena anota en su libreta y se va indignada, eso sí, contoneando las caderas.

—Ahora sí, de qué querías hablar.

—¿Por qué te quieres acostar conmigo si supuestamente no soy "tu tipo"? —cuestiona mirándome fijamente.

No creí que me fuera a hacer esa pregunta, se suponía que solo aceptaría, nos acostaríamos y luego si te vi no me acuerdo.

Decido ser honesto.

—Es una apuesta.

Ella enarca su bonita ceja para después sonreír desconcertándome.

—Lo suponía —dice—, ¡Una apuesta!, que maduro eres Jaden Scott.

Sus palabras me indignan, no me gusta verme como un idiota frente a ella.

—Es mi problema.

—Hagamos un nuevo trato Jaden. Supongo que con esta apuesta ganarás algo que no necesitas pero aún así quieres, por eso que dile a la persona con la que apostaste que ya te acostaste conmigo.

Es una buena idea, pero el problema es que George no es tan imbécil y él me pedirá pruebas. Pruebas que no tendré porque no será verdad.

—¿Y si no me cree?

No puedo creer que estoy considerándolo.

Ella sonríe con más fuerza.

—No soy tan estúpida Jaden, el trato será que andaremos juntos por una semana o un mes, no sé, se supone que soy "un reto" así que fingiremos que nos gustamos, todo el mundo nos verá juntos y lo creerá, después cuando quieras les puedes decir a tus amigos que ya te acostaste conmigo, me avisas y yo iré a la universidad decaída, como si de verdad me hubieran roto el corazón. Intentaré acercarme a ti pero serás indiferente, pasará una semana y dejaré de molestarte. Dejaremos de hablarnos y haremos como si esto nunca pasó.

Ese sí que es un plan, se nota que lo pensó un buen rato.

—¿Todo eso por no acostarte conmigo? de todas formas toda la universidad lo pensará.

Se encoge de hombros, nuestro pedido llega interrumpiendo lo que iba a decirme. La morena me pasa mi malteada junto con un pequeño papel, le da su café a Aurora y se va no sin antes guiñarme un ojo.

—Deberías llamarla, es sexy —giro abruptamente mirándola asombrado.

Ha dicho que es sexy, en serio la he escuchado bien.

»Jaden, que sea mujer no quiere decir que no me guste recalcar cuando una chica es sensual.

Mierda, ella no se da cuenta pero cada cosa que sale de su deliciosa boca me excita de sobremanera.

»Y lo de la universidad es lo de menos, no me importa que ellos crean eso y tampoco lo que pase después. Lo único que no quiero es tener que perder mi virginidad por una estúpida apuesta. Entonces ¿trato?

Lo pienso unos minutos, lo que ella dijo claramente funcionará, mis amigos no son tontos pero tampoco tan meticulosos como para buscar más pruebas (bueno, quizás Cárter sí sería un problema, pero él considera innecesario meterse en la vida de los demás), admito que me hiere un poco el ego que ella haga todo esto por no acostarse conmigo pero es mejor así.

No le haré daño y tampoco me sentiré mal.

Es el plan perfecto.

—Está bien. Pero será por un mes, y debemos besarnos frente a la universidad para que se lo crean.

Cierra sus ojos suspirando pero luego asiente.

—Nos besaremos, pero aún no. Debo procesar todo esto, mira lo que hago para salvar tu pellejo, el mío y el de Evan. El idiota me va a tener que hacer feliz estos días mas que los demás.

Frunzo el ceño, lo que dijo no me gustó y no tengo idea de por qué.

Quito los vagos pensamientos sobre los celos de mi cabeza y levanto la mano sobre la mesa extendiéndola a ella.



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En el texto hay: comedia, apuesta, romance

Editado: 27.07.2021

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