Universo: Segrálisfert
Planeta: Énydyor {Énidllor}
Lugar: Reino de los elfos oscuros; ciudad capital
En este planeta tan lejano y tan peculiar, habitado únicamente por la raza fantástica conocida como élfos, se encuentra un reino maligno que se formó varios años atrás; poco más de diez años en tiempo del planeta pilar.
Una villana empezó a sembrar el caos y los excesos en todo el planeta; la han intentado capturar desde el principio, pero esa rebelde malvada siempre se salió con la suya, escapando de sus “hermanos” bondadosos y rectos. Durante los últimos dos años otros habitantes se unieron a su causa, formando una gran asociación o confederación de rebeldes; entre esos lugareños están los élfos rojos, los élfos nocturnos (o lunares), y los élfos de las montañas.
La líder de estos clanes y del reino de los élfos oscuros es Mónika (*), una élfa de piel blanca, cabello largo, ondulado y de color castaño claro; sus ojos son color azul marino, mientras que sus escleróticas son color lila oscuro. Aparentemente tiene treinta y seis años, aunque su edad real es bastante difícil de calcular, debido a su naturaleza inmortal.
Ella está descansando en medio del salón de los tronos de su gran palacio, esperando noticias agradables de los otros aliados y de su propio ejército; varios meses atrás, ella inició una guerra en contra del resto del planeta.
—La conquista está tardando demasiado; ojalá y tuviera un ejército más fuerte —desea la reina perversa Mónika, demasiado aburrida.
Las puertas del salón se abren, permitiéndole a una invitada de último momento entrar a dicho lugar; la regente se molesta por esta interrupción tan abrupta. Ya pensaba en mandar detener a la irrespetuosa, pero rápidamente se da cuenta de quién es.
—¡Ókinam! ¡Me alegra verte de nuevo! —grita Mónika emocionada, corriendo para abrazar a su doppelgänger.
—Hola esencia raíz; quiero decir, Mónika —saluda la hija de Satanás igual de feliz, terminando con un comentario—. Me doy cuenta de que seguiste mis consejos, a pesar de que no nos hemos visto en años; ¿ya cuanto has conquistado del planeta?
—Apenas un cuarto; creo que un poco menos. Recientemente inicié la guerra para aplastar a mis enemigos —responde la élfa oscura Mónika, mostrando una sonrisa maliciosa.
—Perfecto. Acabas de elegir el tiempo adecuado para tu guerra, porque he venido para apoyarte personalmente; todavía tengo el apoyo de mi padre, así que fácilmente nos apoderaremos del astro.
—¡Eso me parece perfecto! Me alegra haberte escuchado a ti y no a mi conciencia; me ayudaste bastante cuando me visitaste hace años. —Mónika da un vistazo alrededor, recordando un detalle y preguntándole a su doppelgänger—. ¿Dónde están tus compañeras y esposo?
—Lozkar y las demás están ayudando en otro sitio; muy pronto, ellos, un par de compañeros y yo conquistaremos a todos los cosmos que existen.
—Es mejor ya dejar de hablar; vayamos a reunirnos con mi ejér…
Interrumpiendo la frase y la reunión, un portal ovalado y anaranjado se abre cerca de las dos mujeres élfas; segundos después, emerge del mismo un demonio mayor.
Es un hombre vestido con armadura de placas color negro con naranja, toda sucia y sin yelmo que cubra su cabeza; amarrado a un cinturón, se encuentra su espada personal guardada en su funda. Tiene rostro afilado y ojos color azabache con pupilas rojo-anaranjado; su cabello es largo, lacio y blanco. Aparentemente, a juzgar por su rostro y cuerpo, tiene cuarenta años
—¿Satanachia (*)? ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta Ókinam bastante confundida.
—El duque Astaroth (*) me ha enviado para darte un recado por parte del Lord Satanás; acaba de escuchar tus intenciones, así que me ha mandado para…
—¿Detenerme? —inquiere Ókinam con molestia, interrumpiendo al segundo general al mando del ejército infernal.
—En realidad, quiere felicitarte. Estás aprovechando una oportunidad excelente; pero… hay un detalle que debo de compartir contigo —asegura Satanachia algo apenado.
—Si ese detalle es acerca de nuestro matrimonio arreglado, déjame decirte… que lo estoy empezando a reconsiderar —expresa la élfa doppelgänger, mostrando una sonrisa coqueta.
—¿Hablas en serio? —indaga sorprendido el general del infierno, pero se recupera rápido de la impresión—. Bueno, luego hablaremos de ese detalle.
»El verdadero mensaje que te envía el gran Satanás, es que regreses con Ginjo y los otros compañeros de tu nuevo equipo; ya están a punto de conquistar otro universo y tienes que estar presente. Puede que decidan tomar otro universo más poderoso y necesiten tu ayuda.
—Esa es una terrible noticia, ¿ahora quien me ayudará a conquistar este planeta? —indaga Mónika toda decepcionada y molesta.
—Yo te acompañaré personalmente, junto con una parte de mi ejército; no es por presumir, pero soy más fuerte que la princesa Ókinam. No te tardarás más de medio día, pero de seguro quieres disfrutarlo, así que nos moveremos a tu ritmo —asegura Satanachia con una sonrisa.
—En ese caso me alistaré para las batallas; tú y tu ejército esperen por mí en la entrada principal de mi palacio —comenta la reina para luego dirigirse a sus aposentos, escoltada todo el tiempo por sus guardias.
La doppelgänger Ókinam y el general Satanachia de quedan solos.
—¿Por qué ese cambio de idea a último momento, Ókinam? Hace muchos años atrás, cuando visitaste este planeta junto con la hermandad y Lozkar, me dijiste que ya no estabas interesada; dijiste que ese matrimonio arreglado fue un error de tu padre. No olvides que ya tienes hijos con ese demonio doppelgänger.
—En primera, en esos tiempos estaba muy ocupada. El guardián sagrado Carlos Alberto nos siguió hasta este universo, junto con sus ayudantes, amigos y ese gitano Albert Cathal; por fortuna logré hablar y aconsejar a mi esencia raíz para encaminarla por la senda del mal. En segunda, ¿qué tienen que ver los hijos en todo esto? Al principio fue una experiencia… interesante, pero cuando empezaron a crecer y a independizarse, todo se volvió aburrido.