Han pasado dos meses desde que nos mudamos. Hay bastantes cosas nuevas para tan poco tiempo, y en realidad todo es nuevo para mi.
Conseguí un trabajo, y me gusta mucho, es en una cafetería, sirvo en las mesas, estoy dentro de la cocina, en la caja. Y el jefe, Declan, es un ''GRAN'' jefe que está buenísimo, es bastante grande, tiene el cabello largo y una barba de días, unos ojos preciosos, es de piel morena y unos pocos tatuajes y yo le doy más o menos 25 años.
Mamá fue la que me ayudó a conseguirlo, me dijo que era amiga del padre de Declan, simplemente le creí, ella siempre tuvo muchas amistades por lo que sé.
También conocí personas en la cafetería, en total eramos tres, a parte del jefe, violet: una gran chica, muy divertida y tenía una gran belleza latina. Y Johan el chico era apuesto tenía aires alemanes y era muy amigable.
Sin embargo no todo estaba tan bien, últimamente veía muy nerviosa a mamá. Yo también sentía que algo, grande, iba a pasar sentía como si me estuvieran observando, cada vez que caminaba por las calles de la ciudad, sentía pasos y aunque siempre era el mismo camino, cada vez eran más frecuentes.
- Arabella a la mesa 3 -
- Ahí voy Vi -
Si, ya iba cogiendo confianza con los chicos, tanto que ya había acortado sus nombres.
- Hola bienvenidos, ¿que les puedo servir hoy? - les dije con una sonrisa muy sincera, y sin despegar la vista de la libreta.
- Gracias, ¿que tienes hoy? -
Wow que voz, alcé inmediatamente la cabeza, y pude observar un sexy empresario, con un traje y unas bonitas gafas.
- ummm, hay muffins, pastel de chocolate, galletas... - mientras recitaba la carta del día de hoy, estaba viendo para arriba como gesto de concentración.
- ehhh, un café doble sin mucho azúcar y un muffin, gracias. -
Le sonreí y asentí dando la vuelta para pasarle la notita del pedido a Johan.
- Aquí está el pedido Jo -
Y si, así pasó el resto de la mañana y de la tarde, mientras limpiaba las mesas vi hacia el vidrio y me di cuenta que en la cera de en frente estaba alguien observandome. Era una mujer, con un traje estilizado y alta. Daba miedo por que pareciera como si me conociera.
- Arabella - me llamó Declan.
- ¿si jefe? -
Giré la cabeza para verlo, sin querer perder de vista a la mujer de enfrente, y me di cuenta que él también estaba observando la mujer.
- Ya puedes acabar el turno, hoy te mereces salir más temprano -
- ¿¿¿ENSERIO???? - Dije en un gritito mientras daba un salto a abrazarlo, e inmediatamente me di cuenta del error que había cometido.
- uhhh, lo siento Jefe - dije un muy avergonzada y sonrojada.
Escuché que los chicos se estaban riendo y el Jefe había soltado, también, una buena carcajada.
Sentí como mi teléfono vibraba en mi pantalón trasero y antes de contestar vi que era mamá.
- Hola mamá? -
- Ara, ¿ya vienes? -
- eh, si mamá, ¿que sucede? -
- nada hija, solo no vengas aún, adelanta cosas que tengas que hacer, y recuerda hija, te amo -
Y me colgó, nunca había recibido una llamada así de extraña, es más, ella nunca me llamaba a no ser de que fuera por algo extremadamente importante...
- ¿Estas bien? ¿Arabella? -
Escuché a Declan, y me di cuenta que tanto él como los chicos me estaban prestando atención.
- Si... Solo - trague saliva nerviosa - era mamá, que no llegara a casa ahora temprano - terminé en susurro por la extraña situación.
Él me estaba mirando con atención, como si sospechara algo, me removi algo incomoda por su mirada.
- Esta bien, si quieres te acerco a algún lugar, yo también iba de salida antes de decirte lo de tu salida. -
- me vendría de perlas, ¿sabes de algún gimnasio que esté cerca de acá?, dame 5, recojo mis cosas y me cambio. -
Decía todo esto mientras iba de camino a la parte de atrás del local, donde se guardaban nuestras cosas. Y si, lo acepto, a veces puedo ser o muy distraída o muy observadora, en eso no había puntos medios para mi.
Mientras íbamos en el carro habíamls puesto música, nada más y nada menos que Stressed de twenty one pilots.
- Y... ¿Queda muy lejos? -
Le pregunté, tratando de sacarnos de este
''cómodo'' silencio.
- No, en realidad te estoy llevando a donde siempre voy, queda como a 10 minutos caminando desde la cafetería -
- ahh, no queda tan lejos. -
- si, ya llegamos, dejame estaciono y te presento con Inés, la encargada de los horarios. -
Simplemente asentí, a demás no es como si pudiera hacer algo más. Por fuera el gimnasio es como una bodega, pero reformada, no estaba para nada descuidada.
- Hola Inés, te presento a Arabella, de pronto un nuevo miembro del negocio -
- Hola - le dije con una pequeña sonrisa mientras movía la mano -
La señora me devolvió el saludo con una auténtica sonrisa y le dijo al susodicho que me mostrara el lugar ya que él llevaba mucho tiempo.