El poder de su mirada

Capitulo 3

Odessa llegó a su casa, cansada por el agotador día de escuela y su enfrentamiento a las clases sociales que crecían allí puso sus pies en la acera y miró hacia su casa con aburrimiento. La mansión quedaba lo más alejado de la civilización por lo cual no tenía vecinos al cual la moleste, tenía una gran reja negra con muchísima seguridad y árboles de mármol a sus costados, luego de susodicha reja había un gran jardín al cual tranquilamente un desconocido se podría perder, lleno de árboles enormes y altos que hace como si tuviera un propio bosque para ella sola, la mansión quedaba detrás de todo; consumida por las raíces tejidas de plantas que se adueñaban de la pared haciendo que todo tenga una pinta verdil.

–Mierda, he insultado en su cara esa mansión–Susurró incrédulo–¿Como no me ha dicho que ella es la dueña? ¡Hubiera sido más precavido!

–No es tu culpa.–Rea frunció el ceño– De hecho no sé qué hacemos aquí, estamos siguiendo al fenómeno–Su amigo le dió una severa mirada de advertencia–Lo siento, pero tengo la razón

–Necesito saber cómo ha hecho lo de Almendra Ware, necesito saber más de ella.–El castaño encaminó sigilosamente hacia la reja donde Odessa entró minutos antes.–Si quieres espera en el auto

–No tenemos auto–Fruncio el ceño

–Entonces espera aquí–Le sacó la lengua y siguió caminando.

Odessa entró a su hogar, las telarañas se hicieron presentes en su campo de visión cuando la luz solar entraba por los ventanales, mira todo su alrededor y frunció el ceño, si algo había aprendido era que el silencio era un mayor enemigo. Sin prender las luces, caminó con lentitud hacia el centro del living donde había dos grandes escaleras alfombradas a cada lado de la pared, espacioso e innecesario.

–¡Bu!–Gritaron detrás de ella, acto seguido se lanzan sobre su cuerpo, ella cae con el individuo sobre su espalda y comienza a golpear todo a su alrededor con brusquedad, el ambiente se volvió tenso ya nadie podía detenerla, ella se giró en el suelo y miro a su atacante–¡Ya, ya, cálmate soy yo!

Brair Clinton Hillary se encontraba allí, conteniendo la risa que le provocaba el miedo en su hermanastra. Brair se había mudado junto a Max Hillary a la gran mansión de Odessa; todos como familia evidentemente. Sin embargo, a este horario Odessa creía que ambos estaban en el trabajo y preescolar.

–¡Brair!–Le gritó, lo sacó de encima suyo y se puso de pie sacudiendo el polvo en su vestido–¡Dios, me has matado del puto susto!

–Fue un honor.–Le guiña el ojo.–No conseguí trabajo y me aburría así que saque a Max del preescolar y lo llevé al parque.–Comentó con una sonrisa–Se me perdió, tuve que hacer un hechizo localizador. Al final lo encontré en los columpios, ese niño si que es rápido.

–¿Dónde está?–Preguntó, dejando su bolso en una pequeña mesa

–Arriba, estaba jugando con las cartas.—Odessa frunció el ceño, él aclara—: le regalé un maso de cartas para que pueda predecir, si empieza desde niño cuando sea adulto será genial.

–Seguramente.

Por otro lado, Darren estaba cruzando el jardín repleto de esos aterrorizantes árboles, intentando caminar lo más rápido y sigiloso posible. Cuando llegó a la mansión, se acercó a una ventana y logró verlos; frunció el ceño al verlos tan cerca y rodeados de una atmósfera amistosa y agradable

–¡Max baja, ya llegué!–Gritó la castaña, caminó hacia las escaleras–¡Max!

El revoltoso Max Hillary salió corriendo hacia la dirección de su madre, soltando las cartas en su recorrido por las escaleras y gritando un alegre saludo llegó a brazos de su madre, le dió un cálido abrazo y luego le dió un tierno beso en su mejilla.

–¿¡Mamá!?–Darren soltó involuntariamente, luego cubre su boca y niega con la cabeza, mala idea el haber hablado.

Brair frunció el ceño detectando algo y miró disimuladamente su alrededor, sin embargo no dijo nada.

–Hoy le hice dar dolor de panza a mi maestra por no dejar que termine de colorear a Bob Esponja!–Comentó el niño, muy feliz de su relato.

–Dijimos nada de brujería...–Lo reprochó, tomó su postura neutral y le dió una fugaz mirada de reproché.

–Habla la que le da varicela a una fresita de su instituto–Carcajea Brair–Stafford es un lugar pequeño, hermanita.

Y así es, todo Stafford comentaba ese hecho: no paraban de hablar sobre el acto mágico que brindó el "fenómeno" apenas sucedió todos empezaron a grabar y llamar a todos, como una plaga que se inflitaba en cada familia

––Eso fue un golpe demasiado bajo, y es especial para tí. Te has demostrado muchísimo con lo humanos, sabrán que somos diferentes.–Brair señaló a todos en la sala–¿Qué sucedera cuando sepan lo que somos? ¿Vendrán con antorchas como hicieron en los '80? Debes ser cuidadosa, Odessa.



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En el texto hay: amor prohibido, amor paranormal, brujeria

Editado: 04.07.2018

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