Capitulo 2.
La decision
La incertidumbre ya estaba plasmada en mi mente, preguntas como ¿Sálvame de el? ¿Quién era él? Quizás, detrás de todo esto existía algo de lo cual no estábamos enterados y por ello Mili intentaba decirme algo atreves de aquel sueño.
El ruido de mi celular me hizo regresar mis pensamientos a la realidad.
Número desconocido.
— ¿Si? — pregunte atreves de la línea.
—Kail soy yo, Rutzu —el tono de su voz había cambiado, pude sentir un aire preocupado en ella.
—por favor ¡dime que pasa! —respondí un poco nervioso.
—Mili está agonizando, por favor ven para que puedas despedirte de ella antes de que nos deje —Rutzu soltó un chillido amargo.
—Enseguida voy —Mencione con la esperanza de que todo esto se tratase de una pesadilla.
¿Sería este el final de su vida? —Porque de ser así, todo esto había sido injusto. No, no podía permitir que mili muriera de esta manera, ella tiene una vida larga que vivir o eso es lo que consideraría justo.
Al llegar al hospital había un aire muy triste, todos los compañeros de la clase estaban allí, al menos sus amigas más cercanas.
Gina tenía un pañuelo en sus manos y todos los chicos vestían como para un velorio, lo que me dio una mala sensación, mi esperanza se desvanecía al igual que mi fe.
Al salir la señora Misuki de la habitación de su hija, note lo terrible que debía sentirse, lloraba desconsoladamente lo cual tuvieron que sacarla de la habitación con ayuda de dos enfermeros.
—Mi hija ¡nooooo! —Grito la señora cayendo sobre sus rodillas, mientras se aferraba a la puerta de la habitación.
—Por favor mamá debes ser fuerte —Menciono Rutzu tomando a su madre del brazo.
Una vez que la señora misuki se le dio un relajante, también se encontraba en observación, no podía soportar aquel dolor.
Rutzu estaba a cargo de la situación de su hermana y su madre, intentaba ser fuerte aunque solo era apariencia, sé que era demasiado para la familia kurosawa. Esta se acercó a mí, caminaba con dificultad.
—Los médicos han decidido desconectarla porque dicen que Mili no tiene esperanzas de vida, pero lo que yo considero es que mientras su corazón este latiendo no pueden hacernos esto, la están matando.
—¿estas segura que ellos han decidido por su voluntad desconectarla?
—Sí, mamá no ha tomado ninguna decisión al respecto.
Una vez Rutzu menciono aquello, entre a la habitación.
Una enfermera que se encontraba presente evidentemente estaba quitando lo último que quedaba allí dentro, no podíamos permitirlo, no mientras ella este viva.
—Me puede explicar ¿Qué está haciendo? —Pregunte. La enfermera me miro de reojos ignorando mi presencia.
—Pásenla para esta cama —Sugirió a dos enfermeros que se encontraban presente.
—Deje su cuerpo donde estaba —Menciono Rutzu.
—Lo siento, son ordenes que sigo, es el protocolo— respondió descaradamente.
—Maldito sea su protocolo— Inferí.
Dos médicos entraron a la habitación.
—Si siguen portándose de esta manera, voy a encontrar la forma de demandar, esto no debe ser legal —Esa fue Rutzu apuntando con su dedo en el pecho del médico.
—No sabe lo que está diciendo señorita— Contesto el medico quitando el dedo índice de Rutzu de su pecho.
—Esta paciente está muriendo, ya no podemos hacer nada por ella, lo siento.
—Le voy a pedir a los dos que salgan de la habitación o si no me veré obligado a llamar a seguridad —Ese fue el otro médico.
—Eres un maldito —Le escupí estas palabras en la cara, lo que el primer medico esbozo una sonrisa forzada.
Rutzu me tomo del brazo, y solo eso pudo controlar la sed de rabia que tenía en aquellos momentos, no era justo que mili pasara por esto.
Al salir de la habitación Rutzu soltó un chillido intentando contenerse. —¿cómo pueden hacer algo así?
—No lo sé Rutzu, pero hay algo raro detrás de todo esto.
—Si, también creo que está pasando algo extraño.
Un extraño joven de cabello rubio, muy elegante se acercó destilando riqueza, poder y encanto. Acerco su mano al mango de la puerta de la habitación donde se encontraba Mili, Rutzu me lanzo una mirada misteriosa intentando decirme algo con aquellos ojos. Inmediatamente me puse de pie para observar que pasaba en aquella habitación. El chico parecía preocupado por la salud de Mili.
Al ingresar a la sala, los médicos se miraron despavoridos los unos a los otros, parecía que le temían al extraño joven.
No pude escuchar nada, pero después de dos minutos los médicos salieron de la habitación y regresaron con instrumentación quirúrgica. Parecía que le obedecían.
¿Quién era aquel joven? ¿Por qué ayudaba a mili? ¿Cuáles eran sus intenciones?
Era tan joven, quizá tampoco había terminado la escuela, entonces ¿Por qué le obedecían?
Los médicos salieron de la habitación, por lo cual el chico quedo a solas con Mili. Por lo menos seguía con aquella oportunidad de mantenerse con vida, asi sea atreves de esos aparatos.
Quizás "sálvame de él" se refería a ese médico que intento hacerle daño, quitando sus aparatos.
Rutzu me miro desconcertada parecía no comprender aquello, pero yo muchísimo menos sabía que estaba ocurriendo por lo que optamos en entrar a la habitación a averiguarlo.
El extraño sujeto, estaba sentado en un sofá mientras observaba a Mili detenidamente, aquello me hizo repudiarlo pero sabía que él era quien le había dado esta nueva oportunidad.
—Disculpa mi ignorancia ¿conoces a mi hermana? —Pregunto Rutzu. El extraño se levantó y beso la mano de Rutzu parecía un príncipe sacado de cuentos de niñas.
—Ayer pase por aquí y la belleza de tu hermana me acogió, llego a lo más profundo de mi ser, jamás había visto a una chica tan hermosa.
El que este joven haya hecho lo que hizo por una desconocida es de admirar, aunque es inevitable no sentir celos.
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Editado: 10.07.2020