El pozo del demonio

Capitulo III

Capitulo 3
El pozo

Al ver lo que mis ojos estaban viendo pude comprender, entonces, que las pesadillas también se hacen realidad.

No obstante, lograba abrazar aquellos extraños sueños que perturbaban mis noches. Al final, no estaba tan alejado de la realidad, ya que el lugar era diferente y parecido al nuestro.

Había neblina gris en el ambiente y el cielo. 

No lograba distinguir el tiempo en aquel lugar, ya que el extraño color apagado que había en el entorno desconcertaba mi mente. 
Mis ojos no lograban ver a gran distancia, solo un desierto de arena a mi alrededor, la brisa me arrastraba hacia el oriente.

Al observar mis manos, note que no era el mismo. Tenía las manos fuertes y un aspecto extraño, tenía marcas negras en forma de triángulos en mi brazo que llegaban hasta mi pectoral derecho, y el no saber cómo lucia mi rostro, era intimidante y curioso.

Me aleje, dejándome llevar de la brisa, camine tanto como pude hasta que mis pies no aguantaron más.

Me asombre al ver lo que mis ojos vieron a continuación.

Había luces que brillaban en medio del lugar. —¡No puede ser! —Pensé.

Eran casas, como las de humanos o al menos ese era el aspecto que tenían. 

Al acercarme había una pequeña aldea adornada como el oro, sus calles esplendorosas hacían que cubriera mis ojos, aquello era muy extraño. Parecían las calles de una ciudad común, grandes lámparas brillaban como el sol.

No era lo único que me emocionaba, también había en el lugar personas, ¡si! como pueden ver, el pozo de los demonios no parecía ser tan malo después de todo.


Eso era lo que quería creer al menos, porque estaba seguro que detrás de aquellas personas, existían seres espirituales y demonios con apariencia humana, aquellas emociones me hacían sentir como un forastero entrando en una nueva ciudad.

Al caminar en las iluminadas calles de tonalidades amarillas, las personas demonio caminaban cerca de mí, pensé sentir miedo pero en cambio parecía que ya conocía aquel paraje.

Había un gran espejo en una tienda de ropa y allí, solo allí vi como era mi aspecto.

Era un tipo como de unos 20 años aproximadamente, mi cuerpo era de aspecto grande, los músculos y cada parte de mi, parecía haber hecho gimnasia desde niño. Un extraño color cenizo y larga melena se asomaba hasta llegar a mis hombros. Aunque no le di importancia aquel aspecto atlético y me detuve un momento a observar una gran montaña, en la que su punta parecía tener un estadio, El numero 10 estaba plasmado en aquel sitio, en cada parte, cada casa, cada tienda tenía el número 10.

Eso significaba una cosa, me encontraba en el piso 10, en lo más profundo del pozo. Me acerque a observar una de las distintivas señales y decía.

"Piso 10 — ¡Viva nuestro rey IRA!".

Un escalofrió interrumpió mi momento de tranquilidad, aquello me hiso preguntarme si realmente sería capaz de derrotar a aquel demonio. Ignore aquello y recordé a Tokio, la plaza me hacía sentir como en casa, la tranquilidad de lo que parecían personas.


Pensé por un momento que había pasado por desapercibido, pero no fue asi. En un momento las personas comenzaron a mirarme extrañamente, como si supieran que yo era un impostor en su mundo, la mirada que sentía a mí alrededor era tan fuerte que hacía marearme. 

En un momento pensé que todos vendrían contra mí, de repente sentí la presencia de alguien que me observaba con mayor fuerza, voltee a mirar y dos tipos de mal aspecto caminaron hacia donde me encontraba.


Había uno moreno y uno blanco, parecían humanos, aunque con aspecto rudo, tenían vestimentas como si hubieran ido a alguna fuerza militar. Uno de ellos soltó una risa escandalosa y se detuvo en frente de todos.

— ¡Este es el que va a enfrentarse a nuestro señor de la ira! —Dijo el moreno, abriendo las manos, tratando de llamar la atención del público, 
— ¡LARGA VIDA A NUESTRO SEÑOR! —Menciono la gente en unísono.


—¿crees que será fácil ganarle una batalla a nuestro rey?—-Respondió su compañero quien permanecía con los brazos cruzados en el mismo.

Mi semblante se transformó en preocupación, no estaba listo para iniciar una batalla, no sabía cómo responderían, ni cuales eran mis fuerzas.

—No creo que este dure ni dos segundos —respondió el moreno.

—Esto me parece una falta de respeto para nuestro rey, debieron mandar a un contrincante con mayor fuerza.

—Yo creo que deberíamos hacerlo papilla, a ver si es digno de luchar con nuestro señor de las tinieblas.

Inmediatamente el moreno tomo la delantera y se acercó tan rápido que no logre reaccionar a tiempo, me lanzo una patada en el estómago, haciéndome caer hacia atrás, y un dolor se apodero de mi abdomen haciéndome retorcer en el suelo.

—¡No es más que un humano inútil! —Grito el moreno, —no me había fijado a qué horas se había llenado de personas el lugar. 

Después de aquello, no lograba ponerme en pie, si, parecía que estaba haciendo el ridículo delante de todos los presentes, y vi como las personas a mi alrededor murmuraban, ya no me importaba aquello, y con la mayor fuerza de voluntad me puse de pie, empuñando mi mano.

—¡Así que quiere más! —Grito el tipo blanco, quien comenzó a convertirse en una extraña criatura, de su espalda le salieron alas, pero no como las de un hada, sino en cambio como las de un águila, su cuerpo era igual como el de un humano, pero con aspecto de dragón. Su rostro era como el de un dragón rojo, e inmediatamente su piel se volvió gruesa, de sus pies y manos le salieron garras. 

Aquello era algo nuevo, algo que no me esperaba, mi cuerpo comenzó a temblar en contra de mi voluntad, ¿cómo iba a sobrevivir a aquello? ¿acaso esa era su verdadera forma?

Tomó la espada que llevaba en la espalda y se acercó a mí con fuerza.




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