A la mañana siguiente se levantó como si no fuese dormido. Las ojeras tras mirarse en el espejo lo confirmaban, el estrés de perder su móvil era tremendo, no podía controlar los nervios por si veían la información que allí guardaba. Se duchó para ir a la cafetería, estando lista bajó por el ascensor repasando todo lo que haría. Nada más al llegar a planta aceleró sus pasos como si la estuvieran persiguiendo, le importaba mucho recuperar su teléfono.
—Bueno días Wook —saludaba la chica a su amigo llegando a la caja.
—Buenos días Angie, ¿Qué te trae tan temprano? —preguntaba este sorprendido, eran pocas las veces en las que iba a esa hora del día. Desde que ella llegó fue uno de los primeros lugares que visitó, iba tan frecuente que el chico le tomó aprecio haciéndose amigos.
—Es que ayer perdí mi móvil y es de vida o muerte que lo recupere. Lo dejé en la mesa pero conmigo estaba un chico ¿no dijo nada?
—Ya veo, preguntó si venias con frecuencia, no supe que decir, ya que no sabía si era un fan loco o reportero. Luego me comentó lo de tu móvil y le indiqué la hora en la que sueles venir con frecuencia —expresaba este dubitativo—. Le dije que me lo podía dar a mí, que me hacía responsable de hacértelo llegar, sin embargo dijo que prefería hacerlo él mismo.
Angie no sabía que pensar al respecto, a pesar de que fue amable con ella y al estar cerca sentía algo extraño, no podía quitarse de la cabeza lo que comentaba su amigo, si era un reportero estaba completamente perdida. Agradeció al chico para marcharse asegurándole que vendría a su hora habitual, en caso de que no llegara a tiempo que le pidiera esperarla, e incluso que le entregara el móvil a él.
Se fue al departamento con los ánimos por el suelo, no quería que sus chicas salieran perjudicas si se filtraba alguna información, aun así no podía hacer nada más, sólo le quedaba esperar.
— ¡Angie!, ¿Dónde rayos fuiste tan temprano? —Preguntaba Hyun Su molesta—. Te llamé infinidad de veces y no contestabas.
—Lo siento Su, no me regañes, es que ayer perdí mi móvil y fui a donde lo dejé para ver si lo recuperaba. La persona que lo tiene dice que me lo dará personalmente, así que tengo que esperar hasta la noche —comentó con desgano mientras se acercaba, la chica sabía lo importante que era eso para ella.
—Unni lo siento tanto de verdad. No debes guardarte estas cosas para ti, para eso somos un grupo y una familia. Para apoyarnos en momentos difíciles.
A.Z la miró con ternura para luego abrazarla. Ser la mayor era un peso algo grande, recaía más responsabilidad y contra eso no podía hacer nada, ser la consentida por ellas y tratada como maknae resultaba cómico a veces, pero eso le gustaba. De esa manera se olvidaba un poco de todos sus problemas. Se fueron a la cocina para preparar el desayuno, les tocaba ir a la agencia, tenían muchas cosas que hacer antes de su tan esperado debut…
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Se encontraban reunidos platicando sobre las expectativas del debut, que podrían esperar y que no. Eran conscientes que ser un grupo de baile era todo un reto, la mayoría eran pertenecientes a este género, y por ende, se encontraban en la obligación de superar a muchos creando su propio centro de atención. El punto a favor que tenían era que A.Z. poseía el ritmo tropical de todas las latinas, agregando eso a sus coreografías formando unos bailes únicos y peculiares.
—Chicas tenemos que informarles que para su debut, una banda muy querida aparecerán como invitados especiales —comentaba su CEO.
—Oppa ¿Quiénes son? —preguntaba Ching Hee como la líder.
—Siéntanse afortunadas, Star Light —contestó dejándolas conmocionadas.
Las chicas chillaron de la emoción por tan maravillosa sorpresa. Eran unos chicos talentosos y únicos, además de guapos. Angie no sabía cómo reaccionar, esta era la oportunidad de su vida para conocer a su fuente de inspiración, sintió pesar al meditarlo más a fondo. A ella le gustaba Lee Myung Soo, no sólo como ese gran artista que era si no, como el hombre que está detrás de todo aquella fama.
Su CEO les advirtió de antemano, las citas estaban prohibidas, además de que se fueran olvidando de algún tipo de flirteo por los momentos. Especialmente para Angie, esta no replicó como las demás, aceptó aquello como la mujer madura que era. Ese era su castigo por no pensar en sus actos en la juventud. Terminada la reunión ella se quedó en el café, las demás siguieron deseándole suerte y que encontrara el aparato.