Desde tiempos inmemoriales las dríadas y los druidas han sido seres que han gozado una gran belleza, además de una gran esperanza de vida y una sinergia única con el mana.
Desde el día de su nacimiento, en su madures, su vejes y en su muerte, nunca pierden su encanto, al punto que a lo largo de los 4 continentes existen aquellos quienes desean formar parte de su especie, incluso humanos.
No obstante, no son muchos aquellos quienes realmente eligen realizar acciones para lograr dicho fin.
Así como la belleza de las dríadas puede ser irresistible, del mismo modo es el peligro que representan, como la venus que cierra sus fauces cuando una presa entra voluntariamente a estas.
Año imperial 1102, 27 de diciembre, un día atrás...
Tras la ajetreada noche un nuevo día llego a la ciudad y con él los oficiales del ducado empezaron a registrar la zona, encontrando ahí algo que nuevamente solo les daría más preguntas que respuestas.
—¿Como esta la situación? —Pregunta un hombre de piel oscura, lentes y largos cabellos a quienes los oficiales reconocen.
—¡Oh!, ¿usted es él ayudante de la duquesa?, ¿no? —Aclama uno de los oficiales, dibujando un rostro de disgusto en el hombre —Permítame guiarlo...
El nombre de este hombre es Merrick Grossman, el líder de la policía militar del ducado además de un talentoso mago de 5 estrellas, aun así por algún motivo cada que las personas lo veían lo primero que pensaban siempre era lo mismo.
—Ya llego el asistente de la duquesa —Aclama uno de los guardias en la escena dibujando un ceño fruncido en el hombre.
Al ser el oficial a cargo de la policía Militar el trabajo de Merrick era reportado directamente a la duquesa Olivier Willburg; lo que llevaba a que en muchas ocasiones ella se involucre en las investigaciones de la policía militar relegando a Merrick.
Y en consecuencia la existencia de una policía militar ocasionalmente es olvidada, asumiendo que tanto Merrick como los hombres a su cargo trabajan como los guardaespaldas y ayudantes de la duquesa, un hecho que lo acompleja mucho.
El hombre rápidamente recupera la compostura e ingresa a la escena del crimen; en primer lugar, observa el objeto que mayor atención llama en el lugar, el cadáver del ex instructor Harald Kirchhoff.
Al notarlo Merrick pudo identificar que el hombre experimento mucho dolor al momento de morir, a pesar de no poseer casi ninguna herida física, lo que rápidamente podría atribuirse a un ataque psicológico a una droga de efecto retardado.
Con cuidado el hombre extrae un estuche con múltiples herramientas quirúrgicas, con las que extrajo muestras de sangre y saliva del cadáver para identificar la presencia de algún patógeno.
No obstante, la pregunta más importante no se alejaba de la mente del oficial, Harald Kirchhoff había muerto en un accidente hace años, por lo que su presencia en este lugar solo podría significar que una situación similar a la de la casa de las flores se estaba desarrollando.
Los muertos no vuelven a la vida por sí mismos, eso es algo de conocimiento general, aun así, no había rastros de cirugías o poder mágico en el cadáver, por lo que no podía adjudicarse a la nigromancia.
Todo apuntaba a que se dirigía a un callejón sin salida; por lo que mejor opto por cambiar su perspectiva...
Apenas llegando a la escena este noto la gran destrucción de las propiedades circundantes, dando a entender que se había desarrollado una pelea.
La mayoría de los testigos fueron incapaces de dar argumentos válidos, solamente fueron capaces de decir que uno de los atacantes era un infame mago de hielo quien no tenia en consideración las vidas de los transeúntes.
Entre los testigos Merrick investigo a los dueños de una posada, quienes decían no saber nada; no obstante, eran la única propiedad cuyos escombros apuntaban hacia la calle.
Con los datos recopilados pudo identificar que el inicio de la contienda de Harald Kirchoff y el mago de hielo dio inicio en aquella habitación derruida; lastimosamente no era evidencia suficiente para detener a los posaderos quienes claramente habían sido silenciados por alguien.
—Otro callejón sin salida...
Tratando de tomar la investigación desde otro punto, el hombre se ve arrastrado hacia los techos de los almacenes, donde pudo ver los residuos de magia de hielo conservados por el clima frio del invierno.
En el techo pese a haber marcas de combate, no había pisadas, por lo que los responsables o tenían un adiestramiento especial; o eran fantasmas...
—No, eso es imposible —Espeta con una vele risa.
De un momento a otro Merrick logra dar con una enorme silueta de sangre, por la profundidad, distribución y altura, pudo identificar a una mujer de 145 centímetros, con un peso bastante ligero para su edad; no obstante, no había huellas que marcasen su ingreso a la escena o su retirada.
Con esto el inspector se formuló la teoría de que quizás Kirchhoff y el mago de hielo no pelearon entre sí, sino en contra de alguien más...
En la suela de su zapato este es capaz de percibir algo, un pétalo color blanco, que al verlo contra la luz, presentaba connotaciones doradas, una margarita.
Nuevamente el hombre solo se formaba más preguntas que respuestas...
—Señor asistente... —Aclama uno de los oficiales.
—Que no soy un...
—Encontramos otra escena del crimen a unas calles de aquí —Señala el oficial.
—Por favor guíame.
Con esas palabras los dos oficiales empezaron a desplazarse por las calles de la zona, lejos de los almacenes y el área residencial, hasta finalmente llegar a un establo de caballos a 200 metros de ahí.
—Pero qué demonios es eso...
28 de diciembre, al día siguiente...
En otra sección de la ciudad ajena a los acontecimientos de las últimas noches, la feria itinerante procede con sus labores diarias, limpiando las atracciones, aseando y reabasteciendo los puntos de venta de alimentos.
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Editado: 16.05.2024