El namekusei se encontraba en un extraño lugar que no podía describir, se sentía solo y aislado del mundo pero al mismo tiempo tranquilo; había mucha paz y silencio en el ambiente lo que le parecía muy extraño.
-¿Qué es este lugar? – Se preguntó en voz alta mirando hacia alrededor – ¡Gohan! ¡Gohan, ¿Me escuchas?!
Al poco tiempo, encontró una figura que yacía en el suelo aparentemente inconsciente a pocos metros de él y sin pensarlo dos veces se acercó… ¡Se trataba de Kalula! ¿Qué estaba haciendo aquí y porque tenia esas múltiples heridas en su cuerpo? Bueno, eso no importaba ahora, se preocupó al ver que la etherion no reaccionaba así que fue a ver su estado tomándola con sus brazos.
-¡Kalula, ¿Estas bien?! – Le preguntó el nameku preocupado – ¡Oye, reacciona! – escuchó un quejido de ella, era una buena señal.
Mientras se encontraba aun desmayada, Piccolo la observó detenidamente; su rostro joven y bello, su cabello largo y sedoso, realmente era hermosa, tan frágil y delicada pero a la vez poderosa.
De repente comenzó poco a poco acercarse a su rostro cerrando sus ojos y cuando solo quedaban escasos centímetros que sus labios tocaran los suyos despertó de golpe de su meditación.
-¡AAAAAHHHHH! – gritó estupefacto comenzando a respirar agitadamente y con gotas de sudor – ¡¿Qué rayos fue eso?! – exclamó sobresaltado, no podía evitar que una tonalidad purpúrea se asomara por sus mejillas
De solo recordar el error que estuvo a punto de cometer le daba escalofríos… ¡Qué pesadilla!
Del otro lado de la montaña Paos, una joven también había despertado con la misma expresión que el namekusei, aterrada y confundida pero no por un sueño extrañamente "romántico"… Otra vez ella, otra vez la misma mujer apareció dentro de sus sueños y esta vez parecía que iba a acabar con su vida
¿Qué significaba aquello? ¿Por qué soñaba con alguien quien jamás había visto en toda su vida? Y lo mas importante… ¿Quién demonios era esa mujer?
-Esto no es normal… – decía ella tratando de calmarse – ¿Quién es?
Dentro de su mente aun podía recordar como la atacaba con ferocidad con bolas de energía riéndose estrepitosamente.
–¿Por qué quiere asesinarme?
En eso recordó algo importante que podría ser la causa de sus pesadillas, algo que había estado ocultando a todos, no pudo evitar sentir culpa pero si se los decía podrían correr peligro ¿Qué debía hacer? Sin embargo sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó que alguien tocaba la puerta de su habitación
–Adelante… – dijo ella tranquilamente
-Hola Kalula, buenos días – le saludo Kim entrando a su alcoba – Tenemos que ir a la corporación a despedir a Herion.
-Si, lo sé, en un momento estaré lista – dijo sin siquiera mirarlo.
-¿Qué sucede? – cuestionó un tanto preocupado.
-Nada, es solo que… – ella intentaba encontrar una buena excusa
-Todos lo extrañaremos, le debemos mucho a ese amigo tuyo – la interrumpió su hermano – pero estoy seguro que no se ira para siempre, cuando menos lo esperes estará de vuelta – respondió con una pequeña sonrisa – no te quitare mas tiempo, anda vístete – con eso dicho, se retiró
Por otro lado del universo, cierto monstruo estaba observando la situación sentado en su silla con una copa de vino en su mano derecha desde un portal a su queridísima Kalula.
Esa expresión de preocupación en su rostro sabía que significaba…
-Con que no se los has dicho querida – comentó con un tono neutro – No cabe duda que eres igual a tu madre en ese sentido – él se puso de pie.– Ya es hora que le de una visita – dijo con una sonrisa maquiavélica – He estado ausente por un tiempo, además… Se ha desarrollado y es tiempo de dejarlo salir… – rió con malicia entre dientes.
De regreso en la tierra, la joven etherion se encontraba en la cocina preparando el desayuno para sus hermanos, como eran nuevos en este planeta no los culpaba por sentir curiosidad de explorar e investigar por cada rincón, además siempre habian tenido esa costumbre de niños.
Todo estaba muy tranquilo hasta que escuchó que alguien tocó la puerta…
– ¡Goten, Trunks! ¡Que sorpresa verlos! – exclamó alegre abriendo la puerta.
-¡Hola Kalula! – Saludó alegre el semisaiyajin goten y recibió un golpe en la cabeza – ¡Ay! – se quejó molesto.
-Así no se saluda Goten, debes decir buenos días – le corrigió su amigo.
-Buenos dias Kalula – le respondió mas relajado a lo que Kalula no pudo evitar reírse un poco.
-Buenos dias niños, ¿Qué los trae por aquí?
-Pues… – de repente el pelivioleta se llenó de timidez sonrojándose sin querer.
-¡Anda Trunks, entrégaselo! ¿Qué esperas? – le insistió impaciente el otro niño
-¿Entregarme qué? – preguntó curiosa
Ambos la sorprendieron enseñándole un ramo de rosas blancas y rojas
–Es para ti… – dijeron los dos
-¡Oh niños, son hermosas! – Aceptó el obsequio con una gran sonrisa gustosa – ¡Muchas gracias!
-¿Te gustan?
-¡Me encantan, que tiernos son! – Halagó muy sonriente – por favor pasen, llegaron a tiempo para desayunar – los invitó
-¡Wow! – Exclamó Goten sorprendido – ¡Ésta casa si que es enorme!
-¿Y qué esperabas Goten? Mi mamá la hizo justamente para ellos – alardeó con tono superior.
-Bulma fue muy amable en darnos un lugar donde podamos hospedarnos por un tiempo, le vamos a estar eternamente agradecidos – le dijo mientras se acercaba a ellos con una bandeja en las manos y tomó asiento.
-¡Vaya, se ve delicioso! – dijo Goten con una gran sonrisa y comenzó a desayunar.
-Kalula, ¿podemos hacerte una pregunta? – cuestionó el pelivioleta
-Por supuesto Trunks – dejó su taza en el plato.
-¿Recuerdas que Kentaro y los demás dijeron que la llama del dragón es el único que puede detener a Akuma? – Ella asentó con la cabeza – lo que queremos saber es, una vez que ese monstruo desaparezca ¿Qué pasara contigo?
-Eso aún no lo sé – musitó algo dudosa – aquellos que lo han utilizado, han muerto.