-¿Pero qué pasa? – Preguntó ella desconcertada – no demostré la fuerza de mi corazón como tú querías.
-He sido testigo del cariño que sientes por tus seres queridos, lo cual prueba la fuerza de tu corazón – le respondió la guerrera dragón
-¿Ah? Entonces lo que me dijiste en ese momento…
-Ya cumpliste mis órdenes – dijo sonriendo.
-No entiendo – respondió confundida.
-Es muy sencillo Kalula, te estaba poniendo a prueba. No escapaste como te ordené y me demostraste que eres digna de llevar ese poder en tu interior – le explicó.
-Yo no lo veo así – le respondió negando con la cabeza a lo que luego sonrió con unos pequeños brotes en sus orbes azules – lo que pasa es que ellos y yo nos unimos en la lucha.
-Así es, pero tu corazón aún no está preparado para utilizar los verdaderos poderes de la llama – le volvió a explicar, con un tono más serio – cuando realmente asumas como guerrera dragón, éste despertará eliminando finalmente a Akuma – con eso ultimo dicho, desapareció.
La tenue luz del satélite natural de la tierra se fue dejando a Kalula sumirse en la oscuridad.
Era un hermoso y nuevo día soleado en la montaña Paos, la estrella brillante de las mañanas brillaba intensamente despertando a los animales, el cielo despejado y el viento se mecía entre los árboles lentamente en un vaivén.
Aquellos rayos solares entraron por una ventana entibiando el rostro de la joven etherion que dormía cómodamente en el sillón envuelta en una manta.
Ella abrió sus ojos azules, lenta y cuidadosamente fue reincorporándose quitándose el cobertor y quedando sentada
–¿Qué hora es? – Se preguntó mirando el reloj del living que marcaban exactamente las 10:30 de la mañana – Es verdad, recibí el ataque de esta maldición...- murmuró.
Dentro de su mente aun podía recordar lo que había pasado el día anterior, cuando había caído inconsciente, cuando intentó asesinar a Piccolo, todo lo malo que había hecho… No pudo evitar sentirse culpable por ello.
-Hola… – la voz de su hermano la interrumpió de sus pensamientos, quien estaba a un lado del sillón vigilándola toda la noche – ¿Ya te sientes mejor? – le cuestionó Kentaro.
-Sí, ya estoy bien – le respondió tranquilamente, su voz despertó uno por uno al resto.
-¡Kalula! – exclamó el etherion de la melena de león dichoso
-¡Qué bueno que despertaste! – dijo Kim aliviado
-¿Segura que estas bien? ¿No necesitas que te revise? – le preguntó el último de ellos acercándosele
-¡En serio, ya me siento de maravilla! – Dijo para calmarlos – ¿Estuvieron despiertos toda la noche?
-Así es, queríamos estar seguros que ese monstruo no volviera a atacarte mientras dormías – le explicó Kentaro levantándose del piso.
-Así que montamos guardia y cambiamos turno – concluyó Kim
-Entiendo, gracias chicos – dijo sonriendo tiernamente – ¿Tienen hambre? – les preguntó nuevamente
-Pues…
-Descuiden, pronto les haré el desayuno – ella trató de levantarse pero no se lo permitieron – ¿Qué hacen?
-No debes moverte – le dijo Kunihiro – ahora tienes que descansar.
-Pero chicos, ya descansé lo suficiente – les explicó para que se calmaran – me siento bien, créanme.
-Está bien… – dijo Kojiro cediendo y ella se puso de pie en dirección a la cocina – en ese caso... ¡Quiero huevos con tocino!
-¡Oye Koji, ya desayunaste eso ayer, no es justo, es mi turno ahora! – le recriminó Kunihiro
-No hermanito, como te dormiste y Kalula se cansó de llamarte, me comí tu plato antes que se enfriara – le dijo en tono burlón.
-¿¡Qué hiciste que!? – gritó molesto.
-No puedo creer que peleen a esta hora de la mañana… – suspiró Kalula resignada desde la cocina.
Luego del desayuno…
-Kalula, enseguida volvemos – le dijo Kentaro desde la entrada
-¿Pero a dónde van?
-Iremos a asegurar si quedó algún rastro de ese monstruo por los alrededores – prosiguió el etherion de la melena.
-Así que quédate adentro y no hables con extraños – le aconsejó Kim
-Chicos, no me traten como si fuera una niña – se quejó molesta – ya estoy bien, ¿No creen que están exagerando solo un poco?
-¡No! – contestaron al unísono
-Casi mueres el día de ayer y es nuestro deber protegerte – le explicó Kunihiro tomándola de la cabeza
-Está bien – aceptó ella volviendo a suspirar y sus hermanos emprendieron vuelo – pero si ven que es peligroso, no duden en regresar.
-¡De acuerdo! – dijeron por último y partieron
Cerca de la cascada, se encontraba el namekusei entrenando mentalmente en su típica postura de meditación o, al menos, eso intentaba hacer.
Lo que había sucedido recientemente lo dejó sorprendido, la joven etherion reveló un gran secreto: llevaba incrustado una maldición dentro de su cuerpo y casi acabó con su vida. Si bien ese no era su problema pero ¿Por qué en ese momento se preocupó tanto por ella? ¿Será porque la estimaba o porque la veía como una compañera más de entrenamiento?
Al poco tiempo unas cuatro presencias interrumpieron sus pensamientos.
-Deben estar buscando algún rastro de Akuma… – pensó Piccolo para sus adentros, luego dirigió su mirada hacia cierto lugar en las montañas.
Por alguna extraña razón, quería saber cómo se encontraba la etherion en estos momentos así que voló hasta dicha dirección.
La joven se encontraba en el living sentada en el sofá mirando algunos programas en la televisión, en realidad, estaba buscando con que entretenerse ya que sus hermanos no le permitían salir de la casa, por seguridad y protección… Ni siquiera ir a entrenar o ver a sus amigos hasta que escuchó que alguien tocó la puerta
Ella abrió la puerta lentamente.
–¡Oh, hola Piccolo! – dijo algo sorprendida – ¿Qué te trae por aquí?
-Bueno, pensaba en el día tan difícil que tuviste y decidí ver si todo estaba en orden – le explicó con un tono serio