Ella miraba con suma preocupación desde la orilla del templo las nubes acompañada del Dios de la Tierra, el cual trataba de calmarla pero resultaba inútil.
No era su destino enfrentarlo, sino el suyo...
_Flashback_
-¿¡Qué!?- preguntó ella ahogadamente.
Piccolo, quién se encontraba a su lado, abrió los ojos sorprendido cruzado de brazos.
-Te quedarás aquí, donde estas a salvo- le volvió a decir el arquero sin voltear a verla, sus hermanos sólo se mantenían al margen. No iban a interferir.
-Kentaro...- Comenzó el saiyajin vestido de naranja.
Kojiro le hizo un gesto con la mano para que se detuviera. Éste lo miró con sorpresa.
-¿Pero por qué? ¡Para esto fui entrenada! ¿No es así?- Argumentó, tratando de hacerlo entrar en razón- Ahora que soy más fuerte yo...
-No irás, te quedarás aquí- espetó con cierto enfado, volteando por fin.
-Chicos...- los llamó ella, pero los tres restantes solo desviaron la mirada.
Era más que obvio, estaban de acuerdo con lo que él decía.
El ambiente se volvió de repente tenso y algo turbio. Todos los presentes no podían creerlo.
Kalula sabía que no era que estuvieran molestos con ella, sino que se preocupaban de que pudiera sucederle algo, y eso quería decir que las cosas se habían vuelto más complicadas.
-Pero…
-¡Es una orden!
Luego se dirigió a los demás.
-¡Vámonos, muchachos!
Voltearon con intensiones de irse pero...
-Una orden que no pienso obedecer...- se la oyó decir dando un paso al frente y mirando sus espaldas con enfado.
-¿Qué dijiste?- su mirada se endureció.
El resto de los etherion la observaron fijamente.
-Dije que no, no lo haré- frunció levemente el ceño, se sentía burlada.
-Es por tu bien.
-Pero no el de ustedes... ¿¡Acaso olvidaron que hicimos una promesa!? ¡Prometimos que estaríamos juntos hasta el final y que siempre enfrentaríamos todo juntos sin importar lo que sucediera!- dio otro paso al frente, golpeando con algo de fuerza el suelo.
-Kalula- la voz del namekusei bastó para que se detuviera.
La mirada de Kentaro se volvió a endurecer, mientras que sus hermanos bajaron la vista. Aquello había sido un golpe bastante duro para ellos, sabían que cuando prometían algo lo cumplían.
-Este día ha llegado, tengo la oportunidad de detenerlo, de ponerle fin a ese monstruo...- dijo un poco mas tranquila y añadió- ¿Por qué no quieren que vaya?- Gesticuló con las manos, no comprendía.
La mirada del arquero se ablandó por fin y soltando un suspiro dijo...
-Porque eres la misma imagen de mamá y no queremos perderla... Ni a ti tampoco, no otra vez...
La peli verde abrió los ojos más de lo habitual pero pronto comprendió, un ejemplo muy claro fue cuando había enfrentado a Zira por su cuenta y casi perdió su vida. Había sido muy desconsiderada, no había pensado en lo preocupados que estaban en ese entonces y saber que les había dado un gran susto, no pudo evitar sentir culpabilidad.
Los ojos de su hermano mostraban cierta angustia que solo ella pudo percibir.
-Oigan, por fuera soy igual a ella, lo sé pero por dentro soy como ustedes. No me gusta pelear pero tengo qué... Por favor, déjenme hacerlo- les volvió a suplicar.
-No, fin de la discusión- sin decir nada más, partieron
_Fin flashback_
Se sentía impotente, una inútil, frunció el ceño, torció sus labios y cerró sus manos con fuerza. Entonces, ¿Todo su entrenamiento fue en vano?
-"Este día ha llegado, tengo la oportunidad de detenerlo, de ponerle fin a ese monstruo... ¿Por qué no quieren que vaya?"
-"Porque eres la misma imagen de mamá y no queremos perderla... Ni a ti tampoco, no otra vez..."
Las palabras de su hermano resonaban dentro de su mente, taladrándole.
-"Mamá..."- se dijo para sí misma.
Tomó entre sus manos aquel objeto que colgaba de su cuello, con cierto deje de tristeza.
Observar aquella fotografía le traía recuerdos de su planeta, aquellos dias donde reinaba la paz y la armonía mucho antes que sucedieran aquellas tragedias que la marcarían para siempre. Recordó cuando era niña, sus amigos y sus padres.
Sin poder evitarlo, la invadió la nostalgia que de sus ojos brotaron unas pequeñas lágrimas.
-Kalula...- le llamaron unas voces tras de sí. Ésta volteó.
-¿Estas bien?- le preguntó Videl con algo de preocupación.
-Si, no es nada...- secó rápidamente sus lágrimas con el dorso de su mano derecha.
-Tranquila, van a estar bien- le habló con voz queda la científica.
-Si, tu confía. Te aseguro que acabaran con ese monstruo- prosiguió Milk.
-Eso espero...- murmuró ella, bajó la mirada aún preocupada.
Mientras tanto en la capital del sur...
-Vaya...- exclamó fingiendo sorpresa el darkathan, observando a todos los guerreros- no esperaba que me recibiera un comité de bienvenida.
-Seré directo contigo Akuma- dio un paso al frente el saiyajin vestido de naranja- márchate de este planeta o nos veremos obligados a pelear contigo.
Éste alzó una ceja como respuesta.
-No sabía que eso era una opción- se mofó él sonriendo de lado- pero creo que para su querida guerrera dragón si...
Los etherion fruncieron levemente el ceño.
-Sé que estuvo entrenando justamente para este día pero veo muy a mi pesar que los ha abandonado...- se lamentó, aunque era un lamento sobreactuado- Sabía desde un principio que era débil pero no que optaría por huir de la batalla...
-¡Cállate maldito! ¡Ella no es ninguna cobarde!- le contestó cabreado el boxeador.
-Cálmate Koji- murmuró el adolescente tomándolo del hombro.
El darkathan comenzó a reírse entre dientes por lo bajo.
-Realmente no los crei tan estupidos como para creer en ese cuento que la llama del dragón es el único que puede detenerme...- se cruzó de brazos, ladeando la cabeza con desaprobación.
-Aquel que no lo ha usado con fines nobles no, por eso sobreviviste en todos estos años- refutó el etherion de la armadura y añadió- y gracias a que te convertiste en propiedad del Fénix Oscuro, pudiste reencarnar poseyendo el cuerpo de un Darkathan.