El Primer Idiota.

Capítulo 22.

En el que las cosas se complican.

 

Virginia.

26 de Octubre de 2019.

Voy en camino a casa de Jorge porque sí, voy a decirle que me gusta.

No fue una decisión difícil de tomar, de hecho ni siquiera me tomó tanto tiempo pensarla. Solo sé que estoy decidida a hacerlo y más porque vi que tengo aunque sea una pequeña oportunidad ya que ayer me besó.

Está bien, yo también contribuí al momento y me había acercado a él pero Jorge fue quien acabó con la distancia y me besó. Fue algo muy bonito y no he podido de dejar de pensar en ello, de hecho no he dejado de pensar en el momento que compartimos la semana pasada cuando casi terminamos teniendo sexo en su cama. Solo que este beso fue más especial porque fue tierno, no había nada sexual involucrado y es difícil que logre eso con un chico.

Así que sí, voy a ir a decirle que me gusta, tal vez no le diga que estoy enamorada de él ya que probablemente lo haría correr y no quiero eso; también si no soy correspondida lo entenderé, pero ahora más que nunca quiero decirle lo que siento.

Iba caminando y ya estaba cerca de su casa, solo que no me acerqué porque lo vi sentado con Pamela platicando, bueno parecía una conversación muy seria tal vez debería regresar luego y... un momento. ¡Lo está besando!

A ver, tranquila, puede ser que ella lo haya besado pero él puede apartarse, ¿no? ¿Por qué no se ha apartado?

Ay no, tengo que irme pero tampoco puedo despegar la vista porque tengo la esperanza de que él se aparte, pero es obvio que no va a pasar porque yo ya bien sé que ella le gusta.

Comencé a caminar en reversa pero choqué con alguien, me giré y había chocado con Abigail, su prima, que venía de la mano con Daniel.

—Hola Virginia—dijo Abigail demasiado alto, creo que incluso su primo pudo escucharla, pero no pude ver si Jorge me vio porque ahora le estaba dando la espalda.

—Hola—palabras, necesito palabras, esa frase quedó muy corta. Piensa en algo, vamos.

—¿Qué haces por aquí?—Abi siguió hablando fuerte.

—Yo venía por... a buscarte a ti—miré a Daniel.

—¿A mí?—Daniel por fin habló.

—¿A él?—ahora Abi frunció el ceño, me da miedo cuando se pone toda celosa protectora con Dan.

De hecho cuando los conocí creo que ella estaba dándome puñetazos en su imaginación porque creería que me insinuaría a Daniel. Y cabe admitir que si lo intenté porque me pareció muy atractivo, pero en el momento que mencionó que tenía novia, cambié eso para ofrecerle solo mi amistad. Además de que ella me cae muy bien.

—No de ese modo—dije un poco asustada, estaba nerviosa por lo que había presenciado y ahora esto—. La señora Miranda dijo que te estaba buscando y que le mandaras mensaje.

No era mentira, si me dijo eso cuando fue a la casa por la mañana, pero pensaba decírselo en cuanto llegara a casa o por mensaje, pero ahora era la excusa perfecta. Volteé discretamente y Jorge venía en camino, ya no estaba Pamela.

No quería verlo ahora, venía con la idea de decirle lo que siento y ahora solo quiero huir.

—¿Y por qué no le mandaste mensaje en vez de venir hasta acá?—levantó una ceja divertida, creo que están notando mi mentira ya que entre ella y Daniel se miraron como si fueran cómplices.

—Porque estaba cerca de aquí, iba a decirle cuando llegara a casa pero ya estando por aquí me pareció una buena idea.

—Bueno pues gracias—Daniel sonrió divertido al igual que su novia.

—Sí, eso era todo, no venía a hablar con nadie más aquí así que adiós.

—¿No quieres quedarte un rato?—sé que ella no lo pregunta precisamente por ser amable.

Creo que Jorge estaba caminando extremadamente lento o nosotros estábamos hablando muy rápido ya que aún no llegaba a nuestro lado.

—No, gracias. Tengo que ir al acuario.

¿Acuario? ¿En serio? ¿No se te ocurrió algo mejor?

—¿Por?—Daniel preguntó.

—¿Comprar una tortuga?—dije con duda.

—¿Por qué una tortuga?—ahora fue su novia.

—Me gustan las tortugas, uy ya van a cerrar—vi la hora en mi celular—. Tengo que correr, adiós.

Salí caminando rápidamente y en cuanto doblé la esquina y no me pudieron ver corrí en caso de que me estuviera siguiendo alguien, aunque dudo que ese alguien viniera a buscarme.

Genial ahora tenía que comprar una tortuga.

¡Ni siquiera me gustan tanto las tortugas!

Cuando estuve lo suficientemente lejos me paré a respirar, solía hacer mucha "actividad física" pero no de este tipo.

No puedo creer que esto me pase a mí. Cuando un chico me gusta y parece que no es un patán, llega me besa y de inmediato lo es. ¿O de que otra manera puedo llamar a alguien que besa a otra chica al siguiente día?

Aunque tal vez la del problema soy yo, por haberme creado ideas que no iban al caso por un simple beso. Ya debería de haber aprendido, las relaciones no son algo que yo pueda manejar, algo siempre pasa mal.

Fui resignada hasta el acuario porque, aunque no había pensado hasta hace rato tener una, me emocionaba la idea de tener una tortuga.

Me gustan mucho los animales y cuidar de ellos, por eso quiero estudiar biología y si por mi fuera tendría muchas mascotas. Nunca pude hacerlo porque mamá es alérgica a prácticamente cualquier pelo de animal y mi casera Miranda, no nos deja tener mascotas. Pero supongo que una tortuga indefensa no será un problema.

Media hora después de dar un recorrido por todo el acuario tenía a mi tortuga, ahora iba caminando a casa feliz con su pequeña pecera. Bueno, no iba tan feliz pero si algo más relajada que hace rato.

Iba pasando por un pequeño parque hasta que escuché que alguien gritó mi nombre y volteé, era Carlos, el amigo de Ramón.

—Hola—le sonreí cuando se acercó.



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En el texto hay: humor, primeramor, romancejuvenil

Editado: 06.02.2021

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