El Principio de mi Caos

Mi Carta de Presentación

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¿Quién es Laura Sorda? Si me hubieran hecho esta pregunta hace unos años hubiera contestado que una don nadie. Un bicho raro que pasaba desapercibido allá donde iba. Miembro del periódico del instituto, pero nunca había salido en ninguna publicación, capitana del club de ajedrez, pero solo éramos dos miembros mi amiga Lena y yo, mención especial en el anuario por no haber faltado ni un solo día en los últimos cursos , pero casi ningún profesor sabia mi nombre… Para poner un claro ejemplo, y que entendáis el grado de indiferencia que despertaba, os diré que nadie me hizo jamás ni una sola broma con mi nombre y tendréis que reconocer que da para mucho. Si me preguntaran quien es Laura Sorda ahora diría que una persona nueva, un ave fénix que resurgió de sus cenizas diez años después. Los días de soledad y ausentismo social me proporcionaron muchas horas libres para dedicar a mis estudios. Decidí meterme en Publicidad y Marketing , porque quise plantarle cara a mi introvertida yo interior , y me fui a sacarme un máster en la S.I Newhouse School of Public Communications de Nueva York. Aquella ciudad me cambió por completo. Salir del cascarón me proporcionó la fuerza y el empuje necesario para dar un cambio de 360 grados en mi vida. La chica introvertida fue abriéndose a un mundo nuevo y desconocido que, después de todo, no estaba tan mal. 
Me ficharon para hacer mis practicas en la TWT , The Woman of Tomorrow, una super revista de moda a nivel internacional con sede en la Gran Manzana. A riesgo de aparentar una infinita arrogancia os diré que soy bastante buena en mi trabajo, la máster del universo mas bien, y me gané un puesto fijo en la empresa como responsable de producto. La revista, que cuida a sus empleados tan bien como a su imagen, me puso un pisito en el Upper West Side. Desde la ventana de mi cocina podía ver el mismísimo Central Park. Cada vez que me levantaba por las mañanas me sentía como la protagonista de mi propia película, jamás hubiera imaginado que alguien como yo llegaría a vivir una aventura así. No quiero que me malinterpretéis pero disfrutaba cada vez que volvía a casa por vacaciones y me cruzaba con alguien del pasado. Eran pocos los que se acordaban de mi, y aun menos los que me reconocían, pero cuando me hacían la típica pregunta de “ Laura, ¿eres tu? Qué cambiada te veo chica, ¿qué es de tu vida?” Ese era mi momento para desahogarme después de tantos años en el anonimato. “Pues poca cosa. Me fui a la universidad me gradué y ahora trabajo para una revista bastante importante. TWT , ¿la conoces? Bueno solo tiene unos 200 millones de lectores o así … Pero claro, como tiene sede en Nueva York… quizás no la conozcas, ¿eres de leer?” Aquellos pequeños momentos me alimentaban el alma y el ego también… la verdad.
El primer año que pasé en Nueva York fue bastante duro. Tuve que acostumbrarme, en tiempo récord, a una sociedad que se movía a una velocidad de vértigo, como cuando rebobinamos una película al 16x,  parecía que nunca llegaría a alcanzarlos.
Cuando recorres sus calles , por primer vez, nunca sabes hacia donde dirigir la mirada. Todo te llama la atención, todo es una sorpresa constante. Después de un tiempo te vas acostumbrando y algunas cosas te van resultando “normales”. Podría escribir un libro solo con las curiosidades de la metrópolis neuyorkina. Desde mi primer día, camino con una taza de café en la mano, era mi sueño “americano”, aunque lo cierto es que no me gustaba el café. A todo se va adaptando una. Hay colas absolutamente para todo , hasta para ir al baño… pero eso es algo que parece no importarle a nadie.Les encanta,  si ellos ven una cola, allá que van. Lo del metro ya es otro cantar. Jamás llegaré a acostumbrarme, os juro que es un universo paralelo, aunque a día de hoy lo tengo mucho mas fácil porque, no es por vacilar, me recoge el coche de empresa. Aunque solo para ir a la oficina, no vayáis a pensar que tengo tanto glamour.  Por cierto, pararte en medio de una acera es un deporte de riesgo , un pecado capital. En mis primeros días en la gran ciudad, si se me ocurría pararme un mili segundo para mirar el Google map, la manada de peatones que venían detrás se convertían en zombies , a lo walking dead. Daban miedo , os lo juro, son capaces de pasarte por encima. Y como no tenía muchos conocidos, pero si un gran problema para hacer amigos, pasaba muchísimo tiempo sola aunque eso en Nueva York no es un gran problema ya que está repleto de museos gratuitos en los que entretenerte sola o acompañada. 
Cada día que he pasado aquí ha sido una aventura de la que no me arrepiento. No cambiaría nada. Me quedo absolutamente con todo, con lo bueno y con lo malo. Aunque como soy una chica de extremos lo bueno siempre ha sido muy bueno y lo malo , lo peor. Os decía antes que mi vida en Nueva York era como una película, mi película. Y como ya sabréis toda película tiene sus mas y sus menos. Mi ultimo año no ha sido , precisamente, de color de rosas y , sin embargo, creo que ha sido el mejor de todos. Pero debería empezar por el principio, o al menos lo que yo considero que fue el principio de mi caos.




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