Capítulo 18

—¿Y? — dije mientras los veía de forma seria 

—No sé, ¿a qué te referís? — Virginia astuta como siempre no se dejó atrapar por mi trampa 

—El vestido ¿qué les parece? — Dije como si fuera la cosa más obvia del mundo, cuando en realidad les había hecho una pregunta trampa, pero no cayeron. 

 Ella me miró de arriba abajo y sonrió 

—Fabuloso  

—Te queda muy bien —agrego Rubén 

Ya estábamos todos cansados así que mientras me daban el vestido en una bolsa. Rubén y Virginia esperaban afuera, aunque de pasar a charlar casualmente se pusieron alerta y se metieron en la tienda de nuevo. 

— ¿Qué pasa? ¿Dónde está Dereck? 

Los miré a ambos inquieta mientras me ponían al tanto, algo de todo esto no me gustaba para nada. 

— Él me llamo, dice que están aquí y vienen por ti. 

Pestañeé dos veces, no podía ser cierto, automáticamente miré a Virginia y esta me correspondió de manera cómplice. Parecía que mi vida normal se había acabado antes de lo que pensaba. 

Mientras se turnaron para hacer de campana afuera verificando que no hubiera nadie, se puso en marcha el plan, pero clásico del disfraz, ellos nos conocían a nosotros, al menos a mí y mi hermano, pero nosotros a ellos no. Me puse uno de esos gorros deportivos negro y un canguro gris. mientras me deje el jean que llevaba puesto. Compramos gafas de sol para todos por las dudas, aunque dudo mucho que fuéramos a usarlas todos. También compre una campera negra más o menos de talle L para Dereck, esta venia con capucha incluida. 

Quedamos en que Dereck y Ian se encontraran en el baño de hombres para así pudiera ponerse la ropa y nosotras nos quedaríamos en la zona de afuera del cine, donde las personas esperaban, al parecer este día se estrenaba una nueva película famosa por lo tanto había muchas personas. y eso era justo lo que necesitábamos. Al parecer ellos nos mandarían un mensaje cuando se dirijan a la salida y nosotras dos tenemos que salir por otra para que de esta manera no nos asocien, ellos quienes van primero nos van a esperar en la camioneta y de manera no tan disimulada nos esperaran cerca de la entrada en la que saldremos, bueno al menos ese era el plan. 

Todo marchaba bien, les avisamos por mensaje cuando nos dirigimos a la salida acordada hasta que dos personas un chico y una chica que iban vestidos casuales me miraron tan fijamente que eran evidentes, tomé a Virginia de la mano y la tiré para atrás, había algo que no me gustaba en ellos. Ella me miró sorprendida de manera que le dije que no con la cabeza, no había tiempo para explicar con palabras fuimos para atrás disimuladamente, pero si eran quienes creíamos ya lo habrían notado. 

La otra salida quedaba lejos, no nos quedaba otra que dar vueltas y pasar de ser percibidas, pero si ya me habían reconocido era una pérdida de tiempo. Tenía que pensar algo y no había tiempo. Les escribí de nuevo: 

"Cambio de planes, saldremos por la otra salida" 

Mientras escribía no me detuve ni un segundo, tal vez lo mejor sea ir en línea recta. Sí, sé que parece una estupidez, pero me parece mejor que quedarse dando vueltas por ahí esperando a que lleguen más de ellos. Cuando estábamos a medio camino o más, miré para atrás y justo entre tantas personas volví a ver a esas personas que me resultaron sospechosas en la salida, no estaban muy lejos de nosotros por lo que no me dio tiempo para más que decir: 

— ¡Corre! — Nuestros pies se movieron por si solos, mi meta era alcanzar la salida, no había otra cosa en mente. Podía sentir como la adrenalina quemaba mi cuerpo dispuesto a correr una maratón, así se sentía. La alcanzamos y salimos, en esos segundos mientras miraba al rededor y no estaba la camioneta que se suponía estaría aquí, lo supe, sé me revolvió el estómago, pero tuve que ignorarlo — Vamos, vamos —repetí, aunque no sabía dónde, cruzamos la calle corriendo y me metí en el primer local que encontré. 

Virginia estaba enojada 

— ¿Qué carajos?  y si ¿estaban ahí y no los vimos? 

—No estaban, no sé, pero si nos quedábamos allí nos atrapaban. No había opción— dije mientras intentaba respirar y calmar el ritmo cardíaco 

—¿Ahora que hacemos? 

—Esperar aquí. 

Miré el celular nuevamente pero nunca respondieron, me estaba comenzando a enloquecer, los minutos parecían horas y en algún momento el celular vibró, lo corroboré de nuevo y esta vez habían contestado pero un escalofrío trepo hasta llegar a mi garganta a medida que leía el mensaje. 

Tuvimos que huir para perderlos, después de dar varias vueltas los perdimos, ustedes ¿dónde están?  

Apenas terminé de leerlo me llamó 

—Malia, ¿están bien? —su voz se oía rasposa, pero lo ignoré, estaba demasiado preocupada. 

—Sí, estamos bien y ¿ustedes? 

—Si, necesito que vallan a casa, lo siento, pero no podemos ir a buscarlas, tal vez nos estén esperando para atraparnos a todos así que lo mejor es que volvamos separados. 

—Bien, iremos en taxi, cuídense. 

—Ustedes igual — Esa llamada fue tan fugas, pero provocó que la inquietud me aplastara y mientras intentaba respirar y calmarme nuevamente Virginia que estaba a mi lado habló 

—Ya corroboré no vi a nadie afuera 

—Llamemos un taxi— con todo el jaleo había olvidado que no me sabía la dirección de casa así que volví a escribirles para pedirla, afortunadamente respondió rápido. 

El taxi no tardó en llegar, nos esperaba afuera del comercio Virginia esperaba afuera y volvía a entrar para que no la reconocieran, aunque la chica astuta mientras esperaba se quitó el buzo de abrigo y se lo ató en la cintura dejando a simple vista una remera blanca y de paso se soltó el cabello. A veces me sorprendía de maneras inesperadas, con esos simples pasos lucía como otra persona. Como estaba despejado nos subimos al taxi y emprendimos viaje hacia el lugar más seguro, casa.