Las siguientes semanas pasaron rápido, entre entrenamientos, exámenes clínicos y la búsqueda de pruebas, cuando quise recordar estábamos en camino a declarar. La inquietud permanecía en el aire y lo peor era que apenas terminábamos allí teníamos que ir al torneo...íbamos a verlo o al menos eso creía mi familia ya que iba a participar gracias al plan que estuvimos elaborando todo este tiempo con Ian. El silencio de la camioneta era interrumpido por el sonido del motor, tenía unos nervios por la experiencia de tener que volver a verlos y declarar en su contra que nadie en esta camioneta se hacia la idea de lo terrible que era para mí, sin embargo, era mi responsabilidad hacerlo.
Al llegar un edificio elegante de no más de cinco pisos se imponía ante nosotros mientras bajábamos no podía dejar de maquinar en mi mente sin embargo en el momento que nos encontramos frente a frente con la familia Alves quienes antes fingieron ser la mía, sentí escalofríos al ver un apoyo inesperadamente conveniente para ellos. Uno de los clanes más poderosos estaba parado frente a nosotros dispuestos a vernos caer a toda costa...y nuevamente uní piezas que aún faltaban en mi puzle mental, los bastardos que los habían ayudado todo este tiempo eran nada más y que nada menos que Los Martinelli... estuvieron frente a nuestras narices, pero no lo vimos porque si iban en contra nuestra era una obvia declaración de guerra. Esto estaba fuera de nuestro control, ya no importaba que se opusieran a nosotros iban en contra del tratado y nosotros no éramos más que una pequeña pieza que ocasionaría un derrumbe total. Aron sonreía de manera siniestra mientras no quitaba sus ojos de mí en provocación, sus padres nos veían como la peste, apreté los puños a mi costado y no lo pensé dos veces corrí hasta él y prepare mi derechazo, que tal vez ocasionaría un tabique desviado pero a quién le importaba pero cuando mi puñetazo estaba en el aire alguien me atrapo y tiro hacia atrás me gire enojada para ver quien era el traidor, Ian se veía preocupado, pero me agarraba con fuerza mientras me sentía dolida, quise apartarme pero el me negó con la cabeza. Entonces adivinaba que debía tranquilizarme o sino no me soltaría jamás.
Cuando me calmé sentía que un valde de agua helada me recorría el cuerpo, estuve a punto de arruinar todo con una pequeña acción como romperle el rostro al desgraciado, si bien lo tenía merecido no era el momento. Observé a mí al rededor y todos me veían aterrados con los ojos bien abiertos, sorprendidos por mi acción, inclusive aún no me percataba de lo que había intentado hacer, solo sé que mi cuerpo se movió por una oleada de enojo. En esos momentos volví a sentir el enojo en una oleada de fuego que subía por mi garganta con ganas de escupir fuego, así que opté por irme a la otra esquina antes de volver a caer en la tentación de golpear a esas personas deplorables. Ian se paró a mi lado, pero no lo ignoré, estaba enojada de momento y no quería hablar con nadie.
A todo esto, Emili y el resto de su familia no me había dirigido la mirada en ningún momento lo cual me provoco más bronca, ¿cómo podían ignorarme así después de todo lo que me habían hecho? ¿Acaso no sentían una pizca de culpa? se me aguaron los ojos y aparte la vista antes de ocasionar una escena más humillante que la anterior. Alguien tomo mi mano mientras movía un dedo en caricia, me transmitió una calidez que apago toda la rabia. Me giré a él y le acaricié la mejilla con la otra mano, me volvió a sonreír de esa manera que solo le salía a Ian. Todo a nuestro al rededor desapareció acallando las voces y el ruido molesto de alrededor de pronto la paz se oía igual que una dulce melodía. Se inclinó y rosó sus labios con los míos para después alejarse unos centímetros, pero lo alcancé con ambos brazos y mientras lo despeinaba como de costumbre me acerqué hasta que no quedara casi espacio entre ambos y el atinó a besarme mientras me aleje a su vez, me vio sorprendido mientras fruncia las cejas frustrado entonces me tomo por la cintura y nos besamos.
Nos separamos con pesar y el ruido volvió en cuestión de segundos igual que si despertara de un sueño, volvimos a tomarnos de la mano sin decir nada, pero a su vez no hacía falta ya que nos entendíamos perfectamente.
— Ojalá pudieran ganar, pero nosotros estamos del lado de ellos, no del de ustedes — una voz que por alguna razón se oía similar a la de Aron resonó en mi cabeza. Sin embargo, el silencio permanecía en la sala, pero él se había comunicado conmigo. Lo había olvidado, aunque no supiera con exactitud su habilidad, me provocaba miedo. Qué alguien invadiera tu privacidad así era inaudito.
Levante la mirada del suelo y escanee la sala hasta encontrarlo, me veía con la misma intensidad que antes, pero esta vez no sonreía de manera siniestra.
— ¿Por qué hacen esto? ¿Qué es lo que ganan ustedes? — Lo pregunté para él, no sabía cómo funcionaba esto ni si me oiría o respondería.
Sin que nadie se percatara de él, caminó cerca de nosotros y se apoyó contra una pared cercana quedando frente a mí, el pasillo que nos separaba era ancho. Sé despeino con una mano el corto cabello negro y luego me vio directo a los ojos con una especie de tristeza. Aunque Ian se había ido al baño agradezco mucho que no estuviera aquí, porque el sí habría notado que algo ocurría y habría sido un problema.
— Veo que ya tienes a alguien en tu mente y corazón
— Te hice una pregunta, no cambies el tema a algo que no te incumbe.
Apretó su mandíbula camino hacia mi hasta quedar cerca, pude admirar sus pupilas naranjas que era de color ámbar.
— Nosotros ganamos siempre que ustedes pierdan — esta vez hablo, bajo, pero lo hiso. Me guiño un ojo y se fue.
Volvió al mismo lugar que antes e intercambio unas palabras con un chico rubio, Alex que si mal no recuerdo era su hermano después volvieron a permanecer en silencio como el resto.
Editado: 19.07.2022