Capítulo 31

— Lo importante, que tienes que saber es que constan de doce rondas, sin embargo, primero tienes que calificar dentro de las cien personas para después continuar. La primera calificación sería la más importante, por supuesto. Normalmente la eligen azar, quiero decir eligen una categoría en la que se supone se prepararon todos.   

— Quieres decir que todos los entrenamientos que he tenido hasta ahora han sido por si lo eligen, espero que no sea alguna en la que me va mal.  

— Tranquila, sé que podrás pasar ese filtro.   

— Pero una vez califique voy a tener que hacerles frente a mis padres. Van a estar enojados. ¿Y si no me dejan continuar?   

— No te preocupes por eso, una vez califiques no pueden intervenir.   

— Pero mi identidad no será real.   

— Eso no importa, lo que importa es lo que hagas allí afuera.   

— ¿Puedes dejar de decir que no importa a cada rato? eso no me tranquiliza.   

Exhale con fuera y un aire caliente salió disperso gracias al frío, aunque aún no era de madrugada. Coloqué las manos en los bolsillos, pero Ian me miraba de manera furtiva, después de todo lo que había ocurrido no tenía ganas de entrenar.   

— Vueltas alrededor de la cancha, ¡ahora!  — dijo de manera autoritaria y muy masculina, lo miré intentando ocultar mi sonrisa.   

— Sí, señor — inicie corriendo mientras me acercaba a donde estaba situado él y le lance varios besos.   

Si bien me gustaba cuando se ponía en modo entrenador serio, a veces lucía como un ogro. Sin embargo, esta vez sonrió rompiendo con la seriedad fría que usaba en estas situaciones. Antes creía de verdad que le desagradaba, pero él solo tomaba distancia de mí porque no quería involucrarse más conmigo, aunque claro, cuándo nos dimos cuenta habíamos caído juntos en la misma trampa llamada amor. Llevaba unos jeans azules y una chaqueta deportiva, su cabello lucía despeinado, aunque se lo acomodaba hacia atrás este de manera rebelde volvía al mismo sitio, parecía que posaba para una revista. ¡Guau! ese chico atractivo era mi novio, apenas me lo creía. Aunque iba vestida sencilla con una calza negra y una campera de nylon verde neón no pasaba de ser percibida, no me quitaba la mirada de encima.  

Realice el recorrido de siempre y estire después del calentamiento, aparentemente hoy haría ejercicios de peso, aunque no serán muy pesados por que hace pocos días que inicie. Comencé con dos mancuernas de dos kilogramos cada una mientras ejercitaba los músculos del brazo   

Después de ejercitarme todo el rato con distintos tipos cambiando los ejercicios, quedé exhausta. Sólo quería bañarme y dormir, ya que mañana sería el afortunado día que daría comienzo al torneo, los nervios me atacaban desde ahora formándose una bola en el estómago desde el momento que me percate de las circunstancias.   

  Al día siguiente los músculos se quejaban, no de manera excesiva, pero los sentía reprocharme. Las luces de la casa permanecían apagadas y como no tenía mucho que hacer prepare un desayuno proteico. Me quede relajándome en el sofá de la sala, veía la tele sin realmente verla y poco a poco se fueron levantando los demás. Así que mientras los demás desayunaban aproveché para ir a mi habitación y corroborar tener todas las cosas para el torneo. Cuando finalmente corrobore que todo estuviera bien suspire de alivio para liberar algo de tención.   

Ian me había contado de a todos los participantes les daban el mismo uniforme, y a medida subían de ronda su color cambiaba era algo así como un honor para ellos. Sin embargo, al inicio antes de clasificar todos teníamos ir vestidos de negro.  

Al rededor del medido día nos dispusimos a partir, en el camino todos permanecimos en silencio. Dereck manejaba igual que siempre, puso música para aligerar el ambiente, mi padre iba sentado delante en el copiloto, y detrás íbamos sentados el resto. Aunque mamá nos miraba cada tanto, aún no se acostumbraba a vernos juntos. Nosotros nos sosteníamos la mano dándonos calor mutuo en este día tan frío. En una parada de semáforo miré por la ventanilla a mi izquierda lo que parecía ser una bola de pelos rondando los alrededores, lo examiné un poco más, era una liebre. Sus enormes patas traseras repiqueteaban el suelo mientras brincaba de aquí para allá sin embargo en un momento dado se quedó completamente quieta casi podía ver como se le erizaban los pelos, de un momento a otro salió corriendo apresuradamente del lado opuesto al bosque, directo a la calle. Desde la inmensidad del bosque salió un lobo negro corriendo detrás. Aunque ambos desaparecieron del otro lado del bosque después de cruzar la calle, algo de todo eso me inquieto. ¿Un lobo cazando solo?   

—Espero que el torneo de este año sea divertido—Dereck que rompió el silencio de la forma habitual causando que todos nos sorprendiéramos  

—Apuesto a que la liebre huye—dijo Ian ignorando el comentario de Dereck 

—O el lobo la casa, seguro su manada está del otro lado esperando a cazarle.  

El silencio volvió después y no fue hasta pasadas varias horas que llegamos a un lugar muy alejado en las montañas, con una estructura enorme. Nunca había estado allí, pero las palabras para describirlo no eran las que imaginaba. Eran varios edificios, pero el del medio era el más grande y elevado, era una construcción antigua pero bella. El vehículo fue hacia la cima, mientras observaba por la ventana como nos elevábamos y distanciábamos del suelo quedando pasmada. Finalmente nos bajamos y cuando todos y tomaban el equipaje y continuaba el camino mis ojos observan todo de manera detenida, era asombroso. El edificio constaba de una puerta enorme en la entrada parecía una especie de castillo y hotel a la vez, los ladrillos de las paredes se veían impecables como cada cosa que veía, no había nada desgastado ni mal cuidado. Alguien cercano a mí se aclaró la garganta.