Dejémonos de cursilerías, he venido a avisarte que el protector está de regreso —dijo Leyla, mejor dicho Adalet.
—Eso es imposible, yo vi como Vizier lo mató.
—Lo sé, es otro protector, de otra línea del tiempo.
—¿Cómo sabes eso?
—Porqué yo lo traje.
—¡Estás loca! ¿Cómo por qué traerías a un protector que es capaz de matarnos? ¡Guardias, tráiganme los amuletos! —ordenó Faysal con enfado, pero a la vez incrédulo, lo que Adalet decía le resultaba imposible de creer y sólo deseaba con la daga poder asesinarla.
—Sí, señor —contestó el guardia y se retiró enseguida.
—Dime Faysal, ¿qué piensas hacer con los amuletos? ¿Eres tan cobarde que no te atreves a matarme mano a mano?
—No tengo porqué ensuciarme las manos y mucho menos este saco.
—Por eso nunca serás el líder de los inmortales ni podrás dominar Estambul.
—¿No has visto a tu alrededor? Domino media Ciudad.
—Sólo media y te falta mucho… libérame de aquí y tal vez lleguemos a un acuerdo —dijo Adalet en tono serio.
—¡Te lo repito, no estás en posición de negociar! —dijo Faysal en un tono mucho más fuerte, era evidente que iba perdiendo el control de sus emociones. Se oyó un ruido de varias pisadas que se aproximaban a toda velocidad.
—Señor, lo siento mucho, los amuletos desaparecieron —dijo el guardia que regresó a toda prisa corriendo para informarle la mala noticia.
—¿¡Qué!? —no pudieron haber desaparecido así, ayer todavía los vi y estaban en su lugar. ¡Sellen el edificio! Nadie entra ni sale hasta que aparezcan —ordenó Faysal a sus guardias y prácticamente todos salieron corriendo acatando su orden, todos excepto uno.
—¿Qué esperas, no escuchaste? Ve con tus compañeros —le dijo Faysal, pero el guardia no hizo caso, por el contrario; se mantuvo firme y llevó sus manos a su casco para quitárselo y enseñar que el guardia en realidad era Hakan.
—¿Sorprendido? Ahora no escaparás, esto es porqué mataste a la Leyla de mi mundo y me aseguraré que no mates la de este —dijo Hakan con coraje y le clavó la daga que le había robado minutos antes en el abdomen. Faysal sintió un terrible dolor y se hincó del mismo, apenas y podía balbucear, pues Hakan no retiraba la daga, sino cada vez la adentraba un poco más y la retorcía para asegurarse de que no hubiera forma de que sobreviva a esa herida. Una vez que Faysal estaba en el suelo, casi inerte, Hakan le pegó al cerrojo de la celda de Leyla —en realidad Adalet— para liberarla.
—¡Gracias mi Hakan! Vamos —dijo y le brindó un beso en la mejilla de agradecimiento. Hakan lo aceptó, no había escuchado nada de la verdadera identidad de Leyla, pues apenas llegó allí junto el otro guardia que avisó la perdida de los talismanes. Ambos siguieron el camino y sabían que las salidas principales estaban bloqueadas, por lo qué su única opción era escapar por la azotea del edificio.
—Yo… yo maté a la Leyla de este mundo… —se escuchó que estas fueron las últimas palabras que Faysal pudo pronunciar.
—¿Qué dijiste? —preguntó Hakan qué por la lejanía no alcanzó a comprender sus palabras, pero era demasiado tarde. Faysal ya había muerto y junto con él, la posibilidad de desenmascarar a Adalet.
—No tiene caso perder tiempo con él, ya está desvariando, seguro dijo algo sobre Ruya. Tenemos que irnos ahora o de lo contrario será imposible —dijo Leyla y Hakan estuvo de acuerdo. En el camino tuvieron que esquivar a varios guardias, realmente ayudó que Hakan trajera su uniforme y casco de regreso, pues cuando se toparon con el general, él simuló que llevaba a Leyla de rehén y cómo Faysal por obvias razones no contestaba la radio de comunicación, no le quedó otra opción que dejarlos pasar. Una vez en la azotea, se detuvieron cinco minutos para tomar aliento, pues el siguiente paso de escape, era bajar en tipo rapel, ya que ninguno de los dos sabía manejar un helicóptero y secuestrar al piloto era mucho más arriesgado.
—Misión cumplida, ¿ahora cómo regresaré a mi mundo? —Preguntó Hakan mientras recuperaba el aliento. A pesar de poder estar ahora con Leyla, en el fondo Hakan quería estar de regreso con la pequeña Val y Zeynep. Por más bellos que eran los ojos de Leyla, no tenía la misma mirada que Hakan recordaba de la Leyla de su mundo.
—Esto apenas es una paloma en la lista, no es siquiera el principio. Tenemos que derrotar a los demás inmortales, y por último a Vizier —dijo Leyla.
—¿Demás inmortales? En mi tiempo sólo quedaban Faysal y Valeria. Faysal no dará más problemas y estoy seguro que charlando con Vizier, contándole la verdad que descubrí en mi mundo. Podemos convencerla no es necesario matarla.
—Antes de qué asesinaran al protector, con su sangre, despertaron a todos los demás inmortales.
—¿Qué? ¿Por qué no me contaste eso desde un principio? —preguntó Hakan sobresaltado, pues pensaba que ya estaba prácticamente del otro lado con este triunfo.
—Por qué tenemos que ir uno por uno, divide y vencerás. Es muy arriesgado seguir aquí, continuemos —dijo Leyla. Ambos se colocaron los arneses y todo el equipo necesario para poder saltar de aquel rascacielos.
Editado: 15.10.2020