- ¿Te acuerdas del niño bonito de ojos claros que te mostré?
- Ah sí. Creo que sale en una de las fotos que nos sacamos con las chicas.
- ¡Ay si! - grita emocionada. - Es una lastima que no se ven sus ojos.
- Ah sí - poniendo los ojos en blanco. - Y ¿Que pasó? ¿Vas a hablarle en la siguiente reunión?
- No. No. Cómo crees. Yo no soy así. No podría hablarle.
- Si sólo vas a decirle "Hola". Ni que le fueras a decir ¿Quieres casarte conmigo? - en tono burlón. Ambas rieron imaginandolo.
Melody siguió con una risita nerviosa haciendo que las mejias se le pusieran rojas.
- Imaginate y llego. ¿Qué le digo?
- Ah fácil. Dices que siempre lo ponen en el grupo de organizadores. De los que verifican la entrada o algo así, verdad.
- Si - le observaba ahora con el rostro serio como si estuvieran tramando una estrategia para atravesar las trincheras y vencer al enemigo.
- Ok. Entonces solo pregúntale ¿Donde hay asientos? O la hora.
Melody volvió a reír.
- Y yo con el reloj en la muñeca - se tiró la carcajada.
- Entonces pregunta por los baños.
- Si y el rótulo gigante a un lado. No. No. Otra cosa.
- Llévale algo de tomar.
- ¿De tomar?
- Si. Casi siempre les toca hacer eso por turnos largos y no pueden ir a comprar algo y como seguramente hará calor - encogió sus hombros como si todo estuviera cayendo por su propio peso.
- M... - Melody lo meditó de nuevo.
- ¡Ya se! - Anely dió una palmada en el aire entusiasmada. - Yo voy. Yo le hablo por ti.
- Y ¿Qué le dirás?
- Fácil. No sabes su nombre verdad.
- No.
- Pues solo iré y se lo pregunto.
Melody movió su cabeza negando y dándose con la palma de la mano sobre su frente.
- Y ¿Así sin más?
- Pues si. Solo llegó y le digo: Hola, tú eres ... Y me acerco a leerle el gafete.
- ¡No! ¡¿Cómo vas a hacer eso?!
- Pues si. Para eso nos ponemos los gafetes con los nombres.
- ¡No! No. No.
- Entonces hagamos como si queremos tomarnos una foto. Le pedimos que nos la tome y al darle las gracias le pedimos su nombre.
- No. Qué vergüenza - se cubria el rostro con las manos.
- Y entonces ¿Que propones para hablarle?
- No sé. Otra forma. No tan directa.
Se quedaron pensando un momento.
- Otra idea - hablo de nuevo Anely.
- Ajá.
- Bien. Cómo yo, seguro tendré que llevar el tobillo vendado. Llevemos la silla de ruedas. Y como en ese caso tendrían que sentarnos en un lugar accesible y espacioso. Entonces tú llegas y le preguntas por un asiento para tu pobrecita amiga invalida - se rió imaginando la escena.
- Si y en el almuerzo nos ve caminando y cargando la silla - se rieron de nuevo y negando con la cabeza.
- Si es cierto. Seguro que para ese mes ya no tendré puesto el yeso en el pie.
- Otra cosa.
- Ya.
- ¿Ya?
- Si.
- Ajá. Dale.
- Comida.
- ¿Comida?
- Si. Llévale un sándwich en el almuerzo.
Melody se sonrió con la ocurrencia.
- A ti solo cosas de comida se te ocurren para llevarle a los hombres.
- Bueno, no por nada los mayores dicen que para llegar al corazón de un hombre primero hay que llegar a su estómago - se encogió de hombros. - O mejor un café.
- Y como siempre se me ocurre llevar tacones, me tropiezo y le tiro el café encima - soltaba carcajadas imaginandolo.
- Otra oportunidad para hablar. Te vas a disculpar con él pero lo que pasó y hasta le ofreces comprarle otra camisa - añadió ríendo por la vergüenza imaginaria que su amiga pasaría.
- No. No. Café no.
- No sé. Ya te di todas las ideas y solo se me ocurre comida. Qué tal unos de esos panquecitos que venden en la tarde en la cafetería.
- Un cupcake.
- Si eso. En la tarde todos tendremos sueño y en el receso todos salimos a comprar café y algo para comer.
- Si - asentía pensativa ante la posibilidad.
- O mejor una de esas donas que se ven tan bonitas.
- ¿Donas?
- Si de esas que llevan en esa cajas blancas. Se ven tan ricas. No creo que te diga que no a una de esas si le llevas una caja.
- ¡¿Una caja?!
- Pues claro. Una caja para que tenga variedad de escoger y te sirve de paso para saber que le gusta.
- JM... - pensó de nuevo.
- Será el proyecto donas - sonrió Amely levantado la mano imaginando el nombre con letras de neón. - Ah pero al menos llévale una lata de soda. No vaya a ser y le salgan duras las donas y se muera de asfixia - se rió con su propio chiste.
Las risas continuaron y se pasaron a otro tema.
Aun faltaba casi un año para que se diera la oportunidad en que Melody viera de nuevo a su "Niño bonito de ojos claros".
Pero sin importar el tiempo. El Proyecto Donas estaba hecho y calculado hasta el más mínimo detalle.
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Editado: 17.03.2018