Capítulo 17

Hay, mi cabeza, es como un martillo golpeando una y otra vez mis sentidos, lo peor de beber es sentir la resaca al otro día. Ni siquiera pienso en desayunar solo camino dando tumbos directo a mi oficina. Cierro todas las ventanas, la luz me marea; tomo cinco aspirinas del botiquín, espero que no sea mucho y me quedo dormido sobre el sillón. Me despierta alguien que me zarandea constantemente, —Dios déjame descansar —abro los ojos para ver que es ella

— ¿Qué hora es? —le pregunto cuando abro los ojos, me siento mucho mejor.

—Son las 11:30. ¿Qué tienes? —Ann se acerca a observarme minuciosamente — ¿Resaca?

— Si. Pero ya pasó. Podrías abrir las ventanas—ella deja entrar la luz — ¿No tienes clases a esta hora? —me recompongo en el asiento

—No, hoy mis clases terminaron hace cinco minutos, de los cuales llevo 3 intentando despertarte.

—Gracias.

—Está bien, no importa. ¿Por qué te embriagaste? —perfecto, más interrogatorios.

—Ninguna razón, —miento —solo que hace mucho no bebía y perdí la cuenta de los tragos.

— ¿Bebiendo solo sin ninguna razón? La próxima vez podrías invitarme para yo llevar la cuenta —Está provocadora hoy.

—La verdad es — ¿Cuál es la verdad? —Es que estoy algo deprimido, se acerca el aniversario de la muerte de mi madre. 

— ¿Qué sabes de tú madre James? 

—Solo que murió luego de darme a luz. —veo un gesto de confusión en su rostro. 

— ¿Eso te dijeron? 

¿Por qué? ¿Qué sabe ella?

— ¿Qué sabes que yo no Ann?

—He hablado de más, lo siento.

—No, no has hablado de más, si sabes algo que yo no sé…

—Debes hablarlo con tu padre, no tengo la autoridad para decirlo. —vacila y disimula su incomodidad jugando con los objetos de mis estantes.

—No soy un niño Ann, la información no es algo que alguien deba decidir darme o no. 

— ¿Sabes que tu madre fue miembro de la organización? — ¿Qué? ¿de este espantoso lugar?

—No, no la sabía. ¿Mi padre también cierto? —recuerdo mis pensamientos sobre el tema. Ella asiente.

¿Por qué ocultármelo todo este tiempo? Siempre creí que era honesto conmigo ya veo que me equivoque y toda mi vida fue una mentira.

—Hay más, ¿recuerdas que te dije que mi trabajo era parte de un legado familiar? —Sí, lo recuerdo perfectamente. —Pues, tú también debiste ser parte de la organización pero por la razón que tu madre murió tú padre no quiso que siguieras en ella. No puedo decirte más, solo que ella murió protegiéndote, el resto tendrás que preguntárselo a tú padre. 

¿Siempre he sido engañado? Nada es lo que creía que eran mis padres es lo que de verdad son. Mi padre, ¿hasta dónde estará metido en todo esto? ¿Hasta dónde tendrá sus manos embarradas de sangre de estos chicos?

—Hey, —regreso al presente frente a Ann —Solo te cuento esto por una razón, ¿crees que tus padres son tan malos? ¿Crees que yo soy tan mala? O por un segundo puedes pensar que esta organización cumple con un propósito, que no somos malas personas, solo personas con uchos secretos.

Ella no me parece una mala persona, sé que mi padre tampoco lo es, pero las cosas que he visto, que he oído, todo apunta que hay algo aquí que no está bien.

—Si tan solo pudieras contarme, si tan solo me dejaras sacar mis propias conclusiones.

—No puedo James —le creo —Ojala y pudiese, lograría que vises las cosas como yo, y que vieras porque esto es tan importante. 

Me levanto para abrazarla, decirme esto debió suponer mucho para ella.

—Gracias por contarme esto —ella hunde su cabeza en mi hombro.

—Eso no es lo que quería contarte. 

¿A no?

— ¿A no? —ella retrocede unos pasos.

—Creo que es una buena noticia. —veo el recelo en sus ojos, pero una sonrisa se dibuja en sus labios —Hay un evento, en las próximas semanas, en una ciudad cercana. Es una reunión de todos los reformatorios, iría yo como jefa del equipo docente, y tú como experto médico. Chester también debe venir —noto cierto desprecio. 

En unas semanas es el cumpleaños dieciocho de Amy, ¿tendrá algo que ver?

—Es que no sé si pueda, tengo mucho trabajo.

— ¿Cuatro mocos colgantes? Vamos, habrá comida, bebidas, cosas interesantes, y lo mejor yo

Creo que no voy a poder negarme, ya se me ocurrirá algo para salvar a Amy.

—Está bien.

(…)

Veo a Amy pasar rumbo a las ruinas, debo disculparme con ella por mi compañero anoche, por lo que pude haber dicho o hecho, no es que lo tenga muy claro.

—Hola —la saludo después de bajar la escalera de caracol. 

No puedo contener la vergüenza, un hombre adulto como yo haciendo ese tipo de papelazos.

— ¿Te sientes bien? —me pregunta ella al verme ensimismado en mis pensamientos en uno de los bancos del patio — ¿O aun tienes vestigios del alcohol?

—Yo solo quería disculparme por lo que hice ayer, fui un idiota. 

—No hay problemas.

¿Por qué razón o está molesta? ¿Por qué razón no quiere matarme?

— ¿Entonces está todo bien? Creí que estarías enojada conmigo, sobre todo después de lo que pasó.

—No estoy molesta, no después de lo que dijiste anoche.

¿Qué dije anoche? Ella lee la pregunta de mi mente.

—Anoche balbuceaste muchas cosas, pero pude entender algo, me quieres —se acerca a mí, sus pasos son seguros, los brazos cruzados frente a su pecho son otra arma de valor —Te da tanto miedo como a mí lo que sientes, y también piensas que no es correcto.

—Y no lo es Amy. Intento alejarme de ella pero choco con una pared que me deja sin salida.

¿Cómo puedo estar huyendo de un ser más pequeño que yo?

—Hagamos una cosa —su voz tiene una cadencia melodiosa —Aquí debajo no eres mi psicólogo, ni mi médico, aquí abajo yo no soy una estudiante, ni nuestra edad es diferente. Esto es nuestro secreto. 

Sus labios van peligrosamente hacia los míos, no tengo escape, la verdad es que ya no quiero escapar, ya no quiero huir de lo que siento. Solo en nuestro espacio, será nuestro secreto. Acorto la distancia entre nosotros, mis labios se pegan a los suyos, los muevo suavemente, ella de a poco se acostumbra al movimiento y los sigue. Sus manos pasan a estar detrás de mi cabeza y yo llevo las mías a su cintura. Siento que estoy soñando, su tacto, su respiración tan cerca de la mía, la suavidad de sus labios, todo me parece tan surreal.