Capitulo 23
Andrew
En los últimos meses me he portado bien, he realizado todo para que me bajen la sentencia, hoy es el día mas feliz de mi vida, hoy podre volver a ver a mi princesa la futura madre de mis hijos, no me importa lo que digan todos pero ella y yo seremos felices juntos.
Andrew ¿listo? – pregunta el guardia, mientras me pasa un traje negro con una corbata azul- tienes veinte minutos para estar listo – Habla rígido y firme.
Estoy loco por salir de este maldito lugar solo para dejar de verle la cara a estos bastardos que solo han hecho arruinar mi plan desde que llegue aquí. Solo quiero salir de aquí para continuar con mi plan y eso no me lo impondrá nadie en este mundo. Karen Beckler será mi esposa les guste a ella o a todos lo será.
Hicimos un gran viaje para estar aquí en la corte, tenia meses que no veía nada fuera de aquel maldito lugar, aparte de escuchar a las enfermeras murmurar sobre los doctores apuestos del manicomio.En esta celda me tienen desde las siete de la mañana, de desayuno me dieron una avena rancia y un pan con moho. Todo esto aquí apesta solo quiero ser libre.
-Buenos días Sr.Beckler doy el abogado asignado por la corte – dice entrando un hombre de treinta y tantos con un maletin en mano y con fachada de hombre prefecto.
-Buenos días, no necesitaba un abogado – contesto con rabia, no se porque me han asignado un abogado no lo necesito para nada. ¿para que diablos?
Se sienta en la silla de enfrente y pone el maletin sobre la mesa, abre mi expediente sus ojos viajan de abajo hacia arriba cada hoja que pasa.
- De acuerdo, empecemos – dice cruzando sus manos – debemos convencer al juez de que reduzca la condena, tiene que hacer que su testimonio sea creíble para todos los que están en la sala.
- Escuche – digo dirigiendo mi mirada hacia este tipo que entro por esa puerta sin decir ni siquiera su nombre.Imbecil. Por lo menos debió decir su nombre al cruzar esa puerta.
- Disculpe Sr. Beckler es mucho trabajo y tenemos el tiempo arriba, mi nombre es Louis Grazer.
- De acuerdo – mascullo fríamente
El guardia da aviso que es hora de entrar en la sala, mi momento ha llegado, ¡por fin volvere a verla! Ha llegado el momento de ver a mi pequeña princesa, mi hermosa Karen.El guardia me esposa de manos y pies, de la nada apareció otros tres en las afueras del pasillo cada uno se posiciona a mis laterales.
Abogados, fiscales, jueces en los pasillos y sus miradas viajan hacia mi para luego seguir hablando de personas como yo, personas inocentes y que solo queremos cumplir nuestros propósitos en esta vida.Las puertas altas color marron son abiertas y mi corazón late rápido y una sonrisa seguida se pinta en mis labios.
Mis ojos viajan por todo el lugar para volver a sentir su presencia de nuevo, para sentir su perfume olor a vainilla, mis ojos se estacionan en la mesa continua del lado derecho de la sala a unos cuantos metros de mi mesa.
- Camina – me habla el guardia de manera ruda. Imbecil.
Ya – mascullo con el mismo tono.
Tiene el cabello mucho mas largo, su piel esta mucho mas blanca. Me situó donde me indica el guardia, al tomar asiento no dudo en volver a posar mi vista sobre tanta belleza, sus ojos están hinchados, esta mucho mas delgada, debajo de sus ojos hay unas enormes ojeras que cubren gran parte de sus cuencas y todo eso sucede porque no esta bajo mis cuidados, por no estar cerca de mi, han descuidado la salud y bienestar de mi pequeña.
- Se levanta la sección el juez esta por entrar a la sala – dice un abogado.Todos nos ponemos en pies para recibir al viejo que va arriba del estrado.
Nuestras miradas en un momento cruzan, me dirige la suya con odio, con repugnancia pero mas allá de esos ojos color marrón hay tristeza, vacío, pidiéndome a gritos que la salve de todo esto. ¿Por qué ahora pequeña? ¿Por qué cuando intento hacer lo mejor para ambos? No te das cuenta que trato de estar juntos, para que vivamos felices y todo sea más fácil.
- Pueden tomar asiento – dice el juez y seguido toca el mazo de madera.
Sale el abogado amigo de papa James DeLuca, sale a defender y plantear sus preguntas a toda la sala. Y es que no entiendo ¿Por qué no me apoyan para cuidar a nuestra pequeña? ¿Por qué no todo sigue igual como en años anteriores? Tan difícil es que me sigan dando el privilegio como años atrás de cuidarla, de que siga bajo mi tutela como hacían, el privilegio de hacerla sentir bien bajo mis cuidado y cariño.
Lorelight