-Compartieron fuerzas, pero fue tanta que dejaron gran parte del establecimiento sin electricidad. - Rachel entra a la habitación junto a los demás, la única tranquila era Soph que jugaba con sus dedos.
-¿Qué fue eso? ¿De dónde salió tanta luz? ¿Alguien puede decirme que está pasando aquí? -pregunta mi papá muy histérico.
Creo que es momento de que toda la familia sepa sobre nuestros poderes, no podemos seguir ocultándolo. Eso significaría enfrentarnos a las preguntas sin respuestas que se hará la gente al ver la luz... debemos inventar una escena para que los que pregunten no sepan de nosotros y si por alguna razón sospechan del fenómeno que somos, tendremos que escapar y Agh... todo esto hará que mi cabeza explote.
- Papá, Alex y yo - me interrumpe antes de terminar la oración.
-No me digas que están juntos, por favor.
-¡¿Qué?! - miro a Alex y luego a Nick. El último frunce el ceño. - No, no, no y no. No me interrumpas. Iba a decir que Alex y yo somos diferentes...
- ¿A qué te refieres? Se clara, por favor. - pide.
Miro a Alex y el asiente, levantando su mano derecha al igual que yo. En la mano de él, una llama de fuego aparece y en la mía, un copo de nieve. Él nos mira entre sorprendido, asustado, con ganas de salir corriendo y todo eso, pero se acerca a nosotros mirándonos a los ojos, tal vez por el cambio de color.
-Sus ojos son brillantes, únicos. - dice como si hubiera encontrado un tesoro. Se da media vuelta, en dirección a Rachel y Kate. - ¿De esto me hablabas, Rachel? - ella asiente y él vuelve a mirarme. - tu mamá sabía que eras especial - sonríe con nostalgia y sus ojos se arrugan un poco. - cuando fuimos a la primera consulta, el doctor nos dio la noticia de que el embarazo era de alto riesgo. Había un noventa y cinco por ciento de que una de las dos o ambas, fallecieran en el parto. Cuando llegamos a la casa, no sabía qué hacer. Ella dijo "debemos seguir y que pase lo que tenga que pasar. Si yo fallezco, tendrás una parte de mi en el bebé y tiene que ser tu todo." Cuando llegó el día de tu nacimiento, ella estaba demasiado débil y de un momento a otro, recuperó sus fuerzas y naciste. - por alguna razón, Nick se puso en modo alerta, pero solo Alex y yo nos dimos cuenta. - fueron el cinco por ciento, ambas sobrevivieron. Cuando te tomé en brazos por primera vez, tu colocaste una mano en mi cara y te miré, tus ojos eran iguales a los de tu mamá, la verdad es que no te parecías casi nada en mí y ahí entendí que tú eras mi nueva prioridad, que debía cuidarte y protegerte con mi vida.
Yo ya estaba en ese punto en que no podías controlar tus lágrimas. Si lo sé, soy demasiado llorona. Pero todo el momento emotivo, fue interrumpido por el parlante de los pasillos diciendo "El horario de visitas a terminado". Al parecer la luz volvió.
Mi papá se me acerca y me abraza...
- ¿Cuánta sangre necesitan? - mi papá pregunta.
- Toda. - le responde mi mamá, pero su voz es débil.
- Entonces déjame donar a mi lo que falta.
-Amor, su tipo de sangre es Rh O negativo, soy la única que es compatible y la sangre debe estar fresca.
- Pero vas a morir - dice apenas.
-Es mi hija, haré lo que sea para que ella viva.
Se separa de mí y se me forma un nudo en la garganta... yo no sabía eso.
Los demás también se acercan a despedirse, pero intento no tener contacto físico con ellos. Se acerca Nick y en su oído susurro:
- Necesito que me digas porque reaccionaste así cuando mi papá contaba la historia.
- ¿Así cómo? - se hace el confundido. Le doy una mirada de esas que dicen "dime la verdad o sufrirás la furia de Alison" - luego te contaré. - me da un beso en la mejilla.
-Mateo ¿Encontraste algo? - Nick pregunta.
- Si, pero no sé si tenga que ver. - le responde ese tal Mateo.
- Ilumíname. - su tono de voz es formal.
- Puede que alguna estrella, explosión cósmica o algo así le dio un tipo de fuerza o poder cuando los advenedizos nacieron.
Él se aleja de mí, sonriendo y yo hago como si no hubiera visto eso... espera, acaba de darme otro beso en la mejilla. Dos besos en la mejilla en un día, eso es un récord. Él se va y Alex se me acerca, es el único que queda.
-Dime que no te gusta mi hermano. - dice con una cara de asco.
- No me gusta. - arrugo la nariz.
-Si claro, la máquina de las pulsaciones te acaba de traicionar.
- Solo me tomo desprevenida. - le sonrío inocentemente. - investiga la razón de que Nicolas haya reaccionado así a la historia que mi papá contaba.
- Bien, cuídate y aléjate de Nick. No sabes con quien te estás metiendo. Ah y traje tu celular así te entretienes un rato. Vendré más tarde, en el siguiente horario de visitas. - y con eso se va.
Tomo el celular y lo primero en que me fijo es en la hora: doce con treinta minutos.
Me meto en Instagram para ver memes y así pasar el rato, aburriéndome, claramente. Después de horas y horas... nah mentira, solo fueron treinta minutos eternos, llegó la misma enfermera que antes con una bandeja con comida.
- ¿Sabes? Antes de que despertaras, pedí que te hicieran exámenes y tienes todo bien. Así que tienes buena alimentación, al parecer haces deporte, ya que tienes todos los niveles perfectos... te felicito.
- Gracias - le sonrío, pero ella me mira raro.
- ¿Ya puedes hablar bien? Se supone que a los tres días podrías hablar perfectamente, después de la reanimación.... O por lo menos así fue con los pacientes anteriores. ¿Cuánto estas saturando? - se acerca a la máquina que da esos dígitos - noventa y ocho... estás perfecta ¿Cómo sucedió eso? Esta mañana apenas estabas en noventa y cuatro. - iba a decir que no lo sabía, pero mi estómago sonó fuerte. - cierto, te traje el almuerzo... no sé si quieres que me quede para que no almuerces sola o me voy - dice esperando a que responda.