❄️Capítulo 38❄️

No, eso no es posible. Ella no puede...

—Tranquila, no soy tu madre. – pero ella es el vivo retrato de ella. – Soy Alicia, tú debes ser Alison ¿Verdad? – asiento. Sus ojos también eran negros, iguales a los de Amanda. – soy la gemela de Alice. – de pronto comienzo a juntar piezas y recuerdo también a la voz que tenía en mi cabeza. Era ella.

—¿Qué quieres? – respondo apenas intentando salir del shock.

—Primero responde ¿Amiga o enemiga? – pregunta Amanda.

Preparo las manos para atacar. Me había alejado unos pasos por inercia gracias a la sorpresa y confusión. Pero ahora corro hacia ellas y disparo el primer montón de hielo. Fallo, pero ellas no comienzan a atacar al segundo después. Intento defenderme lo mejor posible hasta que Amanda une sus manos para luego estirarlas y expulsar una oscuridad espantosa. Alcanzo a esquivarla, pero ya había lanzado la segunda oscuridad ocasionando que chocara conmigo y mi cuerpo se impulsara para atrás, saliendo de la zona.

Y entonces como si de un Déjà vu se tratara observo todo de manera lenta.

El sueño que comenzó todo y no, no hablo el sueño que se supone que nada de esto es real, sino que, el que en realidad comenzó todo, la pesadilla que tuve cuando obtuve mis poderes. La oscuridad, los animales corriendo hacia mí, Alex intentando defenderse de las criaturas, la noche, la luna llena.

Mi corazón comienza a latir a una velocidad increíble. Todo esto pasa en menos de un segundo hasta que choco con el piso y el recuerdo de como terminaba el sueño vino a mi mente. No.

Caigo en el piso de golpe, sintiendo un dolor agudo que me atravesaba desde la espalda hasta el abdomen. Suelto un grito de dolor. Aunque tenga sanación rápida, el dolor es el mismo. Observo la herida. Mis manos tiritan. Intento cubrir con mi estomago con las manos para que no se vea esta atrocidad. Siento mi frente como comienza a sudar. El dolor es horrible.

Tengo una rama de árbol atravesándome.

No me di cuenta que ya tenía la cara toda húmeda por las lágrimas, hasta que Kate llega a mi lado y apenas puedo identificarla. El dolor me ciega. Aprieto mis dientes intentando soportar la sensación.

—Respira tranquila, esto te dolerá, pero será necesario para curarte. – asiento.

Grito tanto que siento mis cuerdas vocales dañarse. Retira la rama lo más rápido posible. Siento mis ojos cerrarse, no puedo aguantar más.

—Alison, mírame. – me ordena ella. Intento verla, pero esta doble. Parpadeo fuerte e intento enfocarla. – te voy a ayudar, pero necesitas descansar para que tu cuerpo comience con la curación. No puedes arriesgarte más. – y al terminar ella coloca su mano en mi abdomen.

Siento como vuelvo a respirar, como el dolor comienza a irse de apoco, pero estando aún presente.

—Voy a quedarme contigo y la energía que le quite a los lobos te la daré a ti para que tu curación sea más rápida y recuperes tus fuerzas. – yo ya no puedo hablar.

Escucho un aullido a lo lejos y observo una manada grande acercándose a nosotras para atacarnos. Alex corre a nuestra dirección y le dispara fuego a varios lobos que nos lanzaban mordiscos sin llegar a hacernos daño. Kate hacia lo que dijo, darme la energía de los lobos para poder recuperarme. Varios de los animales lloraban de dolor y más los de la última manada que llegó.

—No le daré más energía porque puede colapsar, es tu turno, nosotros haremos lo nuestro. – dice Kate mirando detrás de mí.

Luego ella sale corriendo hacia mi mejor amigo. Dejo de verlos y me concentro en llenar de hielo los hocicos de cada lobo que se me acerca. En un momento ya estaba preparada para que una criatura me mordiera el brazo, pero un balazo que venía de mi espalda lo deja muerto.

Me levanto del suelo. Ya no me duele nada, solo observo al hombre frente a mí y mi sistema se llena de rabia. Hago un muro de hielo dejándonos encerrados.

—¿Qué haces acá?

—Protegerte. – responde mirándome fijamente.

Y los recuerdos de él mintiéndome llegan a mi mente.

—¿Protegerme? ¿Para qué? ¿Para llevarte a Alex y que yo vea como lo haces sin poder hacer nada para detenerte? ¿Quieres protegerme para volver a mentirme después? Eres un estúpido, Nicolas. Te odio y admito que fui una tonta al sentir algo por ti. – tomo aire. - ¿Sabes? Creo que el apodo "Jirafa" te queda perfecto, porque eres tan callado que haces que la gente sienta curiosidad de lo que piensas. Eres tan magnifico físicamente que haces que la gente te admire, pero ¿Sabes qué? Que eso no te sirve de nada, porque en cuanto alguien conoce al verdadero tú, se da cuenta que tienes una lengua morada, o sea que, solo te comunicas con puras mentiras – escupo con rabia.

Él me miraba sin ninguna emoción en su rostro. Y es ahí cuando todo dentro de mi empeora. Corro hacia él y lo tiro a suelo. Golpeo su rostro con todas mis fuerzas. Él no se defendía. Formo una daga de hielo y la levanto para enterrarla en su cuerpo.

Me detiene antes de lograr mi cometido. Me voltea con un solo movimiento y mi espalda se golpea fuertemente contra el piso.

—No voy a golpearte Alison. – dice en un susurro. En su rostro, brota sangre de algunas heridas.

—Entonces te deseo suerte para seguir vivo.

Se levanta y se aleja de mi lo más posible, mirando a través del hielo. No me fijo en lo que mira, sino, en que su arma quedó fuera de los muros.

—¿Cómo te va con los cuchillos? – pregunto. No responde y le tiro mi daga para que la recoja. Es aburrido cuando no estamos nivelados en las peleas.

Corro hacia su espalda y alcanza a esquivarme.

—No voy a hacerte daño. – dice con una voz para intentar tranquilizarme.

—Ya lo hiciste.

"No soy un narco, pero puedo ser un asesino fácilmente"

Recuerdo sus palabras, cuando estuvimos en el auto, el día en que fui a buscar a Alex. Él podría asesinarme en el momento que quiera y no lo ha hecho.

—Tu madre se alejará de ti si no me golpeas. Ella cree que su hijo es alguien valiente, no un cobarde. – pero él no se inmuta ante lo dicho. – Sophie estará decepcionada de su hermano mayor. – digo con tono neutral. – ella piensa que su hermano es un héroe, pero podrías asesinarme fácilmente y quitar la amenaza en un segundo.