Finalmente me sentía recuperada de lo que había sucedido y le hablé a un chico, era mucho más alto que yo, su piel era morena, su cabello era rizado con dorado, y sus ojos eran tan verdes como dos esmeraldas; al cuán había ignorado desde inicios del colegio, empezamos a charlar, nos reíamos, las miradas se conectaban; pensé que esta era mi nueva oportunidad así que las cosas se dieron pero no por mucho la duración máxima a la que llegamos fue de una semana puesto que me sentía atrapada el no me daba mi espacio y siempre estaba pegado de mi parecía un chicle principalmente se me fue acabando el amor porque sentía que aún no olvidaba al otro así que le terminé para no lastimarlo como lo habían hecho conmigo.
Al pasar de grado la cosas fueron mejorando ya que el chico número uno no lo tenia que ver a diario o así lo creí, al momento del descanso siempre se me cruzaba por el camino y mis amigas las cuales no sabían de lo sucedido, casi siempre me empujaban contra a él, una vez saludandolas a ellas lo empujé. Como estábamos en un grado superior tocaba hacer unas actividades extra y si me toco él, pero el daño que el hizo ya lo había superado lo que no era mi amor por él, cuando estábamos juntos desplegabamos un ambiente tan tenso que ni nosotros no lo aguantamos así que trataba de ir cuando el no podía.