El Quinto Elemento (elements 2)

Capítulo 6 “Extraños encuentros”

El comedor es alucinante. A la derecha hay una enorme barra libre con tres barman, uno de ellos es una mujer. A la izquierda, cerca de la escalera, hay una mesa sueca con bocadillos y ponche. Tres hileras de arañas cuelgan a todo lo largo del comedor. Son al menos 50 metros de largo y 20 metros de ancho. El piso es de mármol azul y blanco, y las paredes azul cielo combinan con las columnas blancas.

A la izquierda, los ventanales van desde el techo hasta el suelo de unos dos metros de alto. Al final del salón hay un enorme balcón que da al jardín trasero del colegio. Delante de ese balcón hay una tarima preparada, sobre la cual una orquesta de violines, violas, chelos, flautas y un piano de cola blanco tocan una melodía lenta y agradable.

Javier y yo nos detuvimos en lo alto de las escaleras. La barandilla es de mármol azul y blanco al igual que el suelo. Se puede  bajar por el lado derecho o por el izquierdo. En el salón todos conversan animosamente y caminando de un lado a otro. Mis pies siguen paralizados al suelo.

Mi compañero notó mi temor y colocó su mano encima de la mía  que colgaba de su brazo. Mis ojos verdes chocan con los suyos y trago en seco. Su sonrisa ladina hace aparición y asiente con lentitud transmitiendo su fuerza. Respiro profundamente y con mucha galantería bajamos los peldaños de la escalera con lentitud.

–Todo muy bonito, pero prefiero nuestro colegio –dijo él en susurros y sonrío por lo bajo.

–Yo también –contesto con disimulo.

–Si en la habitación te veías hermosa, ahora estás reluciente –opina Brenda cuando pongo un pie en el último escalón.

–¿Tú crees? –pregunto sonriendo.

–Voy a golpearla –añade mi asiática favorita con ironía–. ¿Ya dije que quiero golpearla? –Pongo los ojos en blanco y Brenda me codea en modo juguetón.

–Muy buenas noches –dijo Chris desde el micrófono de la tarima.

Mis ojos recaen sobre él y fue inevitable sonreír al verle tan guapo. El traje blanco le queda como un guante y la corbata suya combina con mi vestido

–Acérquense, por favor –inquiere él, y con lentitud nos acercamos a la tarima, pero nosotros nos quedamos al final–. Esta noche es especial. Primeramente por volver con ustedes. –El bullicio y los gritos siguieron al instante –. Sí, sí. Yo también les extrañé. –Las sonrisas no tardaron en llegar. Muchos de los presentes conocen a Chris cuando entró aquí en primer año –. No les voy a mentir. Este fue un colegio donde pasé buenos tiempos, pero Elements trajo felicidad a mi vida. Por favor  –señaló hacia la banda y esta comenzó a tocar la melodía de una canción muy conocida para mí –, ¿me concederías este baile, pequeña?

Todos los ojos se fijaron en mí. Yo amo a mi novio, pero por detalles románticos como este, a veces me provoca venderlo en Amazon. Chris se bajó de la tarima con un salto y caminó en mi dirección con paso firme. Los nervios me paralizaron nuevamente y la sangre bombea con más rapidez por todo mi cuerpo.

–Todo va a estar bien –dijo Chris cuando llegó a mí y me da un abrazo que esfumó todos mis miedos–. Vamos a bailar, pequeña. –Aparecieron en su rostro los hoyuelos que tanto me gustan. Su sonrisa amplia trae tranquilidad instantánea a mi cuerpo y respiro hondo.

–Vamos, señorita cobarde. Todo el mundo te está observando –susurra Javier a mi lado y se aparta.

Chris agarra mi mano izquierda con suavidad y le da un pequeño apretón antes de caminar al centro del local. Los estudiantes nos abren paso y forman  un círculo amplio a nuestro alrededor. Coloca sus manos en mi cintura y yo paso las mías por su nuca. En el local sumido por el silencio, la melodía de “All of me” se escucha claramente y no puedo evitar sonreír.

El tiempo se detuvo cuando comenzamos a bailar. El olor a lluvia llegó a mi nariz al igual seguido al olor de las miles de flores que rodean el colegio Mary Weathers. El aire comenzó a soplar un poquito más fuerte pero suave.

«Madre mía. Me siento en las nubes», pienso mientras la música llena de alegría mi corazón.

Estar rodeada de mis amigos y mi chico me relaja y me inspira la confianza suficiente para seguir con esta locura y no dejar que la vergüenza me embargue.

Al terminar la suave canción, Chris se detuvo, acunó mi rostro entre sus manos, y me besó con suavidad y lentitud. Al terminar, colocó su frente en la mía y escucho su sonrisa ronca.

–Te quiero, pequeña –añadió finalmente.

Coloco mi mano sobre la suya y le acaricio. La algarabía que le siguió a nuestro pequeño gesto me hizo sonreír. Los gritos de mis amigos son audibles por encima del resto.

–Bueno, bueno, bueno –interviene la directora Smith calmando las emociones–. A los hermanos Gray le gusta sorprender a su alrededor, ¿verdad? –Carcajadas y risas le siguieron instantáneamente a sus palabras de apertura–. Ya que el señor Gray cambió todo el orden de la noche, no veo por qué no cambiamos una vez, ¿no?

–¡Síííííííí! –responden los estudiantes con euforia.

–¡Que siga la fiesta! –añade ella feliz.

Una hora después me duele el estómago de tanto reír y los pies de tanto bailar. Chris no me ha dejado en ningún momento. Nuestros amigos ríen, bailan y comen sin parar. El ambiente es muy alegre, pero aún me siento algo fuera de lugar.

–A este paso… vas a engordar antes de llegar a Navidad –dice una voz conocida a mis espaldas en tono burlón.

–Alice Winter –contesto girándome poco a poco–. Bendito los ojos que te ven.

Una diminuta sonrisa aparece en sus labios y me abraza. Se aclaró un poco el pelo, pero sus ojos verdes siguen siendo tan fríos como hace un año.

–¿La estás pasando bien?

–¿Te soy sincera? Me siento un poco fuera de lugar. –Por primera vez creo que veo una sonrisa sincera en ella.

–Es normal. Este colegio es inmenso. Adaptarte y no perderte será un poco difícil los primeros días. Pero anímate. Tienes muy buenos amigos y un novio que se conoce este lugar al dedillo.



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En el texto hay: romance, aventura, amor

Editado: 18.07.2022

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