Si me lo dicen no me lo creo. Mi mejor amiga es la reina de una isla que aparece cada cierto tiempo y la chica más odiosa que he conocido en mi vida, es su mano derecha. Como dice el refrán. El mundo es un pañuelo.
—¿Algo en nuestra amistad fue sincero?
—Todo fue sincero, Allison. Cuando fuiste elegida, el mundo que conoces tanto de los humanos, Elements y el mundo oscuro, tembló. Grandes cosas te esperan.
—¿Por qué yo?
—La única que puede responderte eso es Raquel. No me corresponde —añade con voz cálida mientras acaricia la cabeza de una pequeña y seguimos nuestro camino.
—¿La conoces?
—Tengo mis años, pero Raquel es mucho mayor que yo. Cuando conocí a su hermano, yo apenas comenzaba a dar mis primeros pasos en esto —comenta señalando a su alrededor
—¿Por qué nunca me lo dijiste?
—¿Me hubieras creído?
—Odio cuando respondes una pregunta con otra. —Ambas sonreímos e interrumpo el corto silencio que vino después—. ¿Puedo llamarte Katie? Llamarte Reina Cáliz es muy pedante.
—No veo que haya problema. Eliza grita mi nombre por todo el palacio y todos se molestan, menos yo.
—Katie, al principio te hubiera dado por loca, pero después entré al mundo Elements. —Detengo mis pasos y abro los ojos espantada—. ¡Sabías todo desde el principio en la fiesta de Celine!
—Y no sabes lo difícil que fue contenerme. Ganas no me dieron de abofetear a esa chiquilla. Ser humano y reina al mismo tiempo me trae muchos problemas, y adivinar cada paso tuyo resulta tremendamente agotador, porque siempre haces lo opuesto a lo previsto.
—Ups, perdón por ser tan yo. —Katie me da un leve empujón por el brazo y sonreímos antes de seguir nuestro camino—. ¿Amas a Michel y Vanessa?
—Allie, si tengo que dar la vida por mis padres humanos, no lo pensaría ni dos segundos.
—¿Cómo lo haces?
—Sencillo. Cuando no estoy allá, me traslado para acá, y Eliza hace lo mismo. Y eso, es más agobiante de lo que parece.
—Oye, ¿en verdad todo fue necesario? Esa chica me ha hecho sufrir como no te puedes imaginar en estos últimos dos años.
—Ella solo está siguiendo el curso de los acontecimientos, Allie. No puedes culparla por hacer su trabajo. Todo está perfectamente calculado, pero contigo siempre es un dolor de cabeza y siempre tenemos que cambiar todo.
—No me digas.
—Cada vez que intento calcular tus movimientos y acciones, siempre vas al lado contrario. Al final, me rendí. Eres muy impredecible.
—Eso es porque no me conoces.
—Te conozco más de lo que crees. ¿Quién crees que te cuidó cuando desapareciste? —Fue imposible no detener mis pasos nuevamente.
—¡¿Qué?! —No sé si pregunté o exclamé.
—Raquel es una chiquilla, Allison. Puede tener tres mil años, o más, pero no sabe cómo cuidar a un bebé a pesar de haber tenido varios hijos.
—No me lo creo —añado estupefacta y ella se encoge de hombros—. Mi madre va a matarte, ¿lo sabes?
—Evito hablar de ello. Cuando veas a Raquel, pregúntale.
—¡Pero si dijiste que nunca la has visto!
—Nunca la vi en persona hasta un tiempo después. Syryna llegó a mis tierras con un bebé en brazos con la misma marca de nacimiento que tienes en el muslo derecho.
—A veces siento que toda mi vida ha sido una mentira —murmuro y dejo caer los hombros derrotada.
—Allison —Agarra mi brazo con suavidad y detengo mis pasos—, no ha existido una vida más real y viva que la tuya. Solo que tuviste un poco de apoyo. A veces, es necesario ocultar la verdad con el fin de proteger aquello que quieres cuidar.
—¡Una de mis amigas tiene cerca de 2000 años! ¿Cómo quieres que asimile y oculte eso?
—¡Dios, qué dramática eres! —Niega con la cabeza y sonríe—. Andar mucho tiempo con Brenda te está afectando.
—Cuando se enteren de esto, van a flipar.
—No puedes decirlo, Allison. Este reino se ha mantenido oculto durante años.
—No manches, Katie. Una de mis amigas es la Reina de una isla fantasma, ¿y no puedo regodearme de eso? No es justo. —Hago un puchero y ella deja escapar una ruidosa carcajada.
—Mira que eres ocurrente, Allie.
—¿Qué le sucede a Chris? —Su sonrisa se esfumó de un plumazo.
—No puedo decirlo o cambiarías el curso de la historia… otra vez.
—Katie, estoy pensando cambiarla de todas formas.
—Ya lo sé. Pero aun así, no puedo decírtelo.
—¿Sabes a lo que vine?
—Me ofendes, Allison McKenzie, pero no es tan fácil.
—¿Por qué ustedes lo complican todo?
—Es lo que toca.
—¡Pero si a Dorian se la diste fácil! —protesto y las miradas de algunos comerciantes y duendes recaen en mí.
—Dorian tuvo que pasar el dolor y la desesperación para que yo confiara en él. Su corazón era sincero, así que le entregué la lágrima.
—¿Me estás diciendo que soy falsa? Kate Williams, eso no es justo.
—Allie, Dios Santo, ya deja el drama, mujer.
—Pues no me da la gana. Dime, ¿qué debo hacer para ganarme la confianza de la gran reina…?
—Para de una vez. Eres insoportable. —Le guiño un ojo y ella resopla.
—Me amas y lo sabes. —Me saca la lengua de forma juguetona y seguimos nuestro camino.
—Mañana es el último día de las competencias en Kaliza. Gana la competencia. Solo después de eso, te daré las lágrimas y una pista de tu próximo objetivo.
—Eso es jugar sucio. Mi amistad por una lágrima. ¡Qué bajo he caído!
—Anda, boba. Eso solo le pega a Brenda y a Celine.
—¿No deberías de estar ahora en la casa de los Gray?
—Tengo personas para eso. Es como si mi cuerpo estuviera ahí, pero lo habita alguien más.
—Eso es invasión de propiedad privada.
—Allie, a veces es necesario. No sabes la cantidad de veces que salí corriendo de allá para acá por problemas en el Reino. ¿Recuerdas la vez que me quedé en tu casa y me regresé en la madrugada?
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Editado: 09.02.2023