El recuerdo de un amor

Capítulo 49

Mordí por octava vez el borrador del lápiz, seguí mirando las hojas del cuaderno que se encontraba encima de la cama, mi cuerpo estaba boca abajo, tenía los pies elevados y los mecía de manera inconsciente. En las hojas del cuaderno tenía algo parecido a un mapa conceptual, donde el nombre y apellido de Emily estaba en la parte superior, debajo de este había una pequeña reseña.

Se suicidó cuando tenía diecinueve años, no se saben los motivos tras su suicidio. Lo único que se sabe es que vivía con Arthur y la comunicación con su familia y amigos despareció.

Después se conectaba con otros nombres a través de flechas. Del costado derecho salía una flecha que conectaba con el nombre y apellido de Derek, y entre paréntesis decía hermano, debajo de este nombre había una pequeña reseña.

Eran unidos y se apoyaban mutuamente, según lo que me contó su madre. Aunque su relación se fue en picado un tiempo después de que ella empezó a salir con Arthur.

Del costado izquierda salía otra flecha que daba hasta el nombre de Arthur Jensen, entre paréntesis decía ex novio, y debajo la reseña.

La conoció en las carreras ilegales, aunque ambos iban a la misma universidad. Ambos se enamoraron, y él la amaba, según él ella había sido un demonio vestido de ángel. Quien lo engañó, ya que se acostaba con su hermano y con cualquiera. Arthur es frío, manipulador, posesivo y quizá asesinó a Emily (solo es una teoría no confirmada)

Debajo de la reseña de Derek salía otro nombre que era el de Caroline Steinfeld, y debajo estaba la reseña.

Era la mejor amiga de Millie, ella le enseñó el mundo de las carreras, mundo en el cual terminó conociendo a Arthur.

Era lo único que tenía, no sabía cuál era la relación de Emily con Ethan (mejor amigo de Derek) Con Alise o con el mismo Marcus, pero tenía al menos algo, sabía algo. Lo que si flotaba en mi cabeza y no desaparecía, era que cuando había discutido con Arthur y le había dicho que asesinó a Emily, él me dijo que no sabía lo que decía. Y cuando lo enfrenté por lo del suicidio de ella, diciendo que la encontraron en el baño y preguntándole ¿Por qué lo había hecho? Él seguía aferrándose a la historia de que era porque Derek y ella se acostaban. Y eso me hacía dudar, era extraño ya que, ¿por qué aferrarse a una historia cuando ya saben que es falsa?

El sonido de la puerta principal siendo cerrada me sobresaltó, y rayé un poco la hoja del cuaderno, maldije entre dientes y me levanté rápido de la cama, tomé el cuaderno y el lápiz, los guardé en un cajón de la mesa de noche y me senté en la cama. Los latidos de mi corazón eran acelerados, mis manos temblaban y tuve que entrelazar mis dedos para mantenerlas quietas.

Está bien, todo estará bien. Repetía, una y otra vez. Escuchaba sus pisadas, como se iba acercando, luego como introducía la llave en la cerradura y abría la puerta. Su rostro inexpresivo entró en mi campo de visión, en cada mano llevaba una bolsa de comida, su mandíbula tenía algo de vello, creando una pequeña barba que cubría su mentón y un poco sus mejillas y, sus ojos obsidiana me miraban sin emociones. Sin decir nada se acercó, dejó las bolsas en el suelo, tomó la pequeña mesa y la colocó en mis piernas, sacó la comida y la sirvió; tomé los cubiertos y empecé a comer. Como lo venía haciendo; se sentó en la cama, pero estaba vez sacó un envase de comida china y empezó a comer.

De vez en cuando mis ojos caían en su perfil, observaba como agarraba los fideos con los palillos y los llevaba a su boca, sus ojos no se apartaban del envase que tenía entre las manos, y si lo hacían era para agarrar el refresco que tenía y tomar.

Después de terminar de comer hice a un lado la mesa para comer, recogí los envases incluyendo el de él, y los eché en las bolsas. Arthur seguía cada uno de mis movimientos con la mirada, no sabía qué demonios pasaba por su cabeza y mentiría si dijera que no me interesaba saberlo.

Dejé las bolsas en el suelo, creía que él las tomaría y se iría, pero no lo hizo; solo se quedó sentado en la cama mirando un punto fijo en el suelo, mientras que mi curiosidad por saber que tanto pensaba aumentaba. Me di la vuelta para ir al baño a lavarme las manos y boca, pero, antes de que pudiera entrar sus manos se envolvieron alrededor de mi cintura y me atrajo hacia su pecho, solté un pequeño grito por la sorpresa.

Apoyó su mentón en mi hombro derecho, después inclinó su rostro y lo escondió en la curvatura de mi cuello, mi corazón ya estaba latiendo rápido por su cercanía y mi respiración se estaba agitando, él aspiro mi aroma y luego soltó el aire, dejó un pequeño beso en mi piel y mi cabeza se echó para atrás, apoyándose a su hombro. Mis ojos estaban cerrados y mis manos encima de las de él.

—Perdón —susurró.

Escuchar el sonido de su voz provocó un cosquilleo en mi cuerpo, sus manos rodearon un poco mas fuerte mi cintura sin llegar a lastimarme, después dejó un beso en mi hombro. Con delicadeza giró mi cuerpo, mi rostro chocó contra su pecho y su aroma a cigarro y colonia me inundó, mis manos rodearon su cuerpo y mi rostro se escondió en su cuello.

No voy a mentir, todavía habían aleteos de mariposas en mi estómago, todavía quedaban algunas vivas. De la noche a la mañana no se puede dejar de querer a una persona, y suena masoquista ya que él me había lastimado y herido bastante, pero nosotros no controlamos nuestros sentimientos; estos simplemente están ahí, revolucionando nuestro mundo y colocando todo de cabeza. Estaba llena de sentimientos y emociones, la tristeza y el dolor eran las que predominaban mi cuerpo.



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En el texto hay: amor, amistad, tóxicos

Editado: 20.06.2021

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