Pasaron varios días desde que Alex había entrado en un nuevo mundo.
Un mundo que le había parecido extraño al principio pero con el pasar de los días comenzó a sentirse un poco más relajado.
El resto de la familia no pensaba igual, se suponía que todos eran una familia, pero Alex no lo veía así.
De alguna manera el siempre se mantenía distanciado de sus hermanas.
Cuando la familia se reunía a comer Alex tomaba su plano y se alejaba de ellos, subía con el plato en las manos y comía sentándose en el suelo de su habitación.
El se negaba a dormir en esa cama, consiguió algunas sábanas más y todas las noches las colocaba en el suelo para dormir.
Ahora el se encontraba estirando los brazos de una manera muy extraña, no parecía una persona, parecía un maniquí.
No había diferencia, pues lo era.
De alguna manera había terminado en esta situación, mientras sus cansados brazos luchaban contra el agotamiento.
La chica llamada Leni, la misma que se había acercado a él, el día que había entrado por primera vez a esta casa le estaba tomando medidas con una cinta.
Alex vio los materiales de costura que estaban esparcidos por la habitación, Leny media su cuerpo.
— Quédate quieto.
La chica había protestado ante un agotado Alex, el no sabía por cuanto tiempo más podría resistir. La idea de pasar tiempo con sus hermanas ya estaba en marcha.
Leny había sido la primera, el la escogió como la primera hermana para compartir su tiempo, pero nunca pensó que su tiempo se desperdiciaria convirtiéndose en un intento de maniquí.
Leny movía sus dedos y algunos de sus materiales, parecía como una diseñadora que estaba inspirada en una nueva línea de ropa, Alex suplico internamente que terminara rápido.
Si un maniquí era lo que ella necesitaba, no era necesario que el finjiera ser uno.
— Ya todo está listo, gracias por tu ayuda Lincoln, con esto podré avanzar mucho.
Alex dejo caer sus cansados brazos.
Alex quería quejarse, el nunca pensó que su tiempo sería usado para torturar su cuerpo de esta manera, sin embargo no le podría replicar nada a esta chica.
Leny era hermosa, realmente hermosa, ella se acercó hacia el y como no podía hacer mucho para demostrar lo agradecida que estaba extendió sus brazos y abrazo a su hermano.
— Te quiero Lincoln.
Otra vez ese nombre, ¿Quién era Lincoln? ¿Por qué todas estas personas insistían tanto en llamarlo de esa manera?
El nunca pudo conseguir alguna pista que pudiera satisfacer su curiosidad, había pensado que el señor Lynn se lo explicaría pero el no estaba dispuesto a compartir esa información.
Alex había intentado sacarle algo de información a algunas de sus hermanas pero todas ellas se mantuvieron reacias a despejar sus dudas.
Era más claro que el cristal, nadie en esta familia quería contarle sobre ese tal Lincoln.
Todas las personas en esta casa eran más tercos que una mula, seguían llamándole con el nombre de Lincoln, a pesar de que ese no era su nombre.
Unos suaves murmullos se escucharon provenir de la chica que le abrazaba.
Alex trato de buscar sus ojos y tono que de estos brotaban lágrimas.
¿El había hecho algo malo?
No era eso, el sabía que no había hecho nada para lastimar a esta chica, nunca le haría daño por su propia voluntad.
Sin embargo ella se encontraba allí, llorando como una niña pequeña.
¿Cual era la causa de su tristeza?
— Leny, ¿Por qué lloras?
Alex soltó esa pregunta sin pensar, quería saber el por qué. No podía soportar ver a esta hermosa mujer llorar delante de él.
— Leny, no llores, una chica tan hermosa como tú no debería llorar.
Esas fueron sus palabras, sus versos vinieron desde lo más profundo de su corazón, el era un caballero y como tal no soportaba ver a una dama tan hermosa llorar como una niña pequeña.
— ¿De que estás hablando?
Leny se apartó de el y le miro con confución, era como si no entendiera lo que le había preguntado.
Entonces, Alex vio que ella se encontraba bien, no había ninguna pista de tristeza en su expresión, sin embargo las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos.
— Que extraño.
Leny murmuró sin entender, sus ojos estaban llorando pero no se sentía triste en lo absoluto.
— Tal vez estoy enferma.
Si eso debía ser, Leny se convenció a sí misma de que se había enfermado, si ese no era el caso entonces que podría explicar el extraño comportamiento de sus ojos.
Ella no tenía ninguna razón para llorar pero estaba llorando.
Leny trato de secar sus lágrimas pero sus intentos fueron inútiles, sus ojos no dejaban de llorar.
Siguió frotando y a cada momento aplicaba más fuerza, parecía desesperada por dejar de derramar esas lágrimas que no tenían ninguna explicación.
— ¡Para, te harás daño!
Alex atrapó las manos de Leni, toda la zona al rededor de sus ojos estaba ligeramente roja, Alex no pudo aguantar verla frotar sus ojos con locura, si no la paraba entonces podría hacerse daño.
Leny trato de liberar sus brazos, seguía llorado, sus ojos seguían derramando lágrimas, estaba triste por alguna razón que no entendía.
No le importaba, lo único que sabía es que tenía que frotar sus ojos, seguiría frotando les hasta que sus necios ojos dejaran de llorar.
Alex acercó las manos de Leny, las beso delicadamente, cuando ella reclamó sus brazos Alex puso sus manos en sus mejillas.
Con una suave movimiento de sus dedos acarició las blancas mejillas de Leny.
— No quiero que te hagas daño.
Alex beso sus dos mejillas y la atrapó entre sus brazos, eso era lo único que había podido pensar para tratar de calmarla.
— Me siento mejor.
Leny le regaló una sonrisa, era como si nada hubiera pasando. Su sonrisa era tan cálida como el sol de verano, pero la zona al rededor de sus ojos contaba una historia diferente.
Editado: 13.08.2021