Desde de algunos días Alex se acostumbro a la escuela.
No era nada muy difícil, solo se trataban de clases básicas, clases inútiles que al final no servían para nada.
No era que esas clases eran inútiles es solo que su abuelo le había dado una educación muy superior.
También le había enseñado que existen dos tipos de habilidades.
Las habilidades útiles y las habilidades inútiles.
Las habilidades inútiles eran aquellas como pasatiempos o cualquier habilidad que no fuera de ningún beneficio, su abuelo le había inculcado que el tiempo no era eterno.
A pesar de su corta edad Alex tenía muy claro que el tiempo era muy valioso y al perderlo lo perdía para siempre.
El tiempo era algo valioso y era mejor, no lo más inteligente y sabio era usar el tiempo en algo que fuera útil.
Su abuelo le había enseñado algo muy importante, algo que ninguna escuela podría enseñar, algo que nunca nadie le podría enseñar.
Eso eran las habilidades útiles.
No importaba lo mucho que una persona aprendiera o lo mucho que estudiara, si todo ese conocimiento no terminaba en algún beneficio entonces todo era una perdida de tiempo.
El dinero es lo único que importa.
Su abuelo le repetía esa frase casi a diario, por supuesto eso fue antes de que Alex viviera con el.
Su abuelo siempre había sido una persona que dedicaba todos sus esfuerzos para conseguir dinero, como consecuencia se había convertido en un hombre muy solitario.
Alex admiraba a su abuelo, le quería mucho y fue una desgracia que el tuviera que irse dejándolo a él para que de defendiera solo contra el mundo.
No había nada que hacer al respecto, el no podía hacer nada más que seguir con su vida, llevando las enseñanzas de su abuelo como su armadura y sus lecciones como su espada y escudo.
El no estaba solo, de alguna manera su abuelo estaba con el, su abuelo estaba en sus enseñanzas, sus conocimientos y sus acciones.
Alex cerró su casillero cuando encontró los libros que buscaba.
Solo llevaba en su mochila simples y sensillos libros de historia, claro que esos temas no eran desconocidos para el.
Pero tenía que estudiar para refrescar sus anteriores lecciones, la historia de los Estados Unidos era muy importante.
A diferencia de la ciencia o la geología Alex no podía usar sus conocimientos para deducir lo que no sabía, la historia era algo que tenía que aprenderce tan cual estaba escrito.
Alex se lamentó un poco cuando recordó un poco sobre la historia del país que habitaba.
Básicamente era una mierda, una historia clásica de muerte y conquista.
Solo se trataba de los nativos americanos peleando y muriendo. Los nativos americanos pelearon con todas sus fuerzas, derramando sangre y dejando cadáveres en las zonas de guerra con el único fin de evitar que los colonos le arrebataran sus tierras.
Eso sí que era algo lamentable, básicamente la historia de su país era trágica, Alex sentía como si caminata en un mar de sangre y en un charco de cadáveres.
— Quitate, tonta.
Una voz hizo que Alex volviera a la realidad, su rostro se desfiguró mostrando una expresión de desagrado.
Con solo esas dos palabras el entendió que la voz provenía de una persona engreída y muy desagradable.
El estaba por marcharse a su clase, no le interesaba quien estaba siendo molestado, si esa persona estaba siendo molestada de alguna manera, entonces tenía que defenderse por si misma.
Ese pensamiento desapareció cuando miro que la persona que estaba siendo molestas por unas chicas mayores era alguien que el conocía.
Se trataba de su hermana mayor, Luan.
— Lo siento.
Su hermana se había disculpado con una chica que era más alta que ella.
Alex se molestó, ¿Como podía bajar la cabeza y humillarse de esa manera?
— Por qué no mejor desapareces, no sé por qué tengo que estar en este lugar con una chica como tu, solo mirate.
Luan no dijo nada, no era la primera vez que era molestada por las chicas de su clase, de alguna manera ellas se las había arreglado para aguantar, pero estaba vez estaban siendo más pesadas que de costumbre.
— Lo siento.
Ella se volvió a disculpar.
— Que insoportable, que no sabes decir otra cosa.
— Lo siento.
Alex apretaba sus puños con fuerza, por la única razón de no entrar a defender a su hermana era por qué esas dos eran chicas, no importaba los que estuvieran haciendo, que un chico llegará de la nada y comenzará a golpearlas no se vería bien.
Alex lamento no tener un teléfono en ese momento, el tenía dinero pero nunca había tenido la urgencia de comprar uno.
Ahora el se lamentaba por no haberlo hecho, si tuviera un teléfono usaría su cámara para grabar lo que estaba ocurriendo y así defender a su hermana de una forma más adecuada.
— Eres una chica horrible, es por eso que ningún chico se interesa en ti.
— Eso no es cierto.
Luan solo dijo unas pocas palabras, era un intento desesperado por defenderse, pero no era la gran cosa, su voz fue demasiado débil y su voluntad demasiado patética.
Una de las chicas empujó a Luan y está cayó al suelo.
Alex pudo escuchar un suave murmullo.
Luan trataba de levantarse con las pocas fuerzas que tenía, no tenía el valor, no tenía la voluntad.
No tenía razón para defenderse, ella se merecía esto, después de lo que le había hecho a su hermano, ella se merecía esto.
No, simples abusos, sensillos insultos no eran suficientes, no estaban ni cerca de redimir el pecado que ella había cometido.
No sólo por su culpa, toda su familia era culpable, este pecado era el peso que torturaba a toda su familia.
Luan deseo muchas veces poder retroceder en el tiempo, hacer la cosas diferentes, corregir su error, el error de toda la familia.
Por más que quisiera eso no pasaría, nunca sucedería.
Editado: 13.08.2021