Habían muchas cosas que en ese momento no quería comprender… o al menos deseaba fervientemente que fueran falsas…, pero la verdad siempre termina siendo otra, y mi verdad era… que aun lo amaba.
Aun lo amaba y odiaba la idea de que no solo la distancia me lo había quitado. me pintaba fuerte ante los demás cuando en realidad solo quería derrumbarme entre sus brazos y llorar… llorar igual que aquella noche. sentía que una parte de mí se había marchado, se había ido con él en aquel avión, no lo quería admitir pero esa era la realidad que me atormentaba, el hecho de no querer aceptar que ya todo había terminado me empujaba cada vez más hacia un abismo al cual siempre tuve miedo a caer.
El olvido, el olvido era mi mayor miedo, temía que con el paso del tiempo el me olvidara y olvidara aquellos bellos momentos que habiamos tenido, temia que borrara aquellas sonrisas, esas genuinas que solo él tuvo la oportunidad de ver. y eso me llevó a la desesperación, lentamente caí en mi propia trampa; quería que me recordara pero lentamente yo misma me estaba olvidando de lo que realmente era importante para mi.
Pero no quería perderlo, me aferraba fervientemente a la idea de que el destino nos volveria a reunir aunque no supiera cuánto tiempo tomase; quería guardar la esperanza porque crecí pensando que eso era lo último que se perdía, pero estaba equivocada, lo último que se pierde…, son las ganas de volver a vivir, de demostrarle al mundo cuan fuerte se puede llegar a ser estando lejos de esa persona.
Y cai.. nuevamente cai ante aquella cruel realidad que difícilmente nos abandona.