En la mente de un padre.

Ciertamente es imposible poder entrar en la mente de una persona, pero no es imposible ver los cambios de actitudes de las personas…; ver el dolor crecer y que poco a poco vaya consumiendo ese pequeño corazón el cual aún palpita día tras día.

Las visitas frecuentes se convirtieron en algo escaso y casual, los amigos pasajeros se volvieron más importantes y las llamadas empezaron escasear…, limitando con la extinción.

Poco a poco ese noble corazón se fue marchitando, aquellos regalos del día del padre fueron olvidados, el tiempo se limitaba, ya casi no existía, dolía…, dolía ver como lentamente aquella pequeña familia se disolvía; ya solo quedaban vestigios de lo que un dia fue.

Pero lo que más dolía, era la soledad que aquel hombre, ya había perdido a su compañera, que a pesar de quererse de una manera muy peculiar, era evidente el cariño que había entre ellos, a final de cuentas, el miedo siempre es el que predomina ante todo, y el miedo de que aquella pequeña familia desapareciera; se estaba haciendo realidad.