-Esta todo listo,debes partir al imperio.-Decia Sofía.
-Esta vez paso el tiempo muy rápido.
-Pronto estaremos a tu lado,apoyándote.Seras la emperatriz más bella e inteligente que jamás vera este imperio.
-Sofia daré lo mejor de mi.
El carruaje esperaba,pero en mi mente tenía otra idea así que les pedí que se adelantarán sin mi,y les pedí no decir nada.
-¡Princesa,si llegamos sin usted nos acusarán de traición, podrían sentenciarnos a muerte!
-No se preocupen, llegaré a la par de ustedes, Donatello el príncipe de Dryfor me acompañará en la travesía.-decia a los guardias.-No pondré en riesgo su vida,confíen en mí.
Casi sin querer hacerlo,partieron con temor de las represalias.
-¡Ey Donatello! Quieres acompañarme este último día.-le pregunté.
Sus ojos se iluminarón como un rayo de sol.
Tome su mano y lo llevé al pueblo Smirnovano; compramos y paseamos por la plaza,era difícil no llamar la atención llevando un pelirrojo moreno a mi lado,pero para mí era una nostálgica despedida.
-Ya te debo regresar,el carruaje ha de ir a medio camino.
-¿Puedes volar no? Entrégame tu mismo.-dije.
-¿Quieres estar aquí toda la noche?
-Si,quiero mirar por última vez mi reino.-susurre.
-Todo será tuyo cuándo seas emperatriz.
-Lo seré por obligación,más no por gusto.
El entendió mi sentimiento y sin decir nada se quedo ahí conmigo toda la noche mirando las casitas de la plaza y la soledad de las calles hasta que el sol empezó a iluminar la villa.
Donatello me tomo en sus brazos,me sentía algo adormilada y comenzamos a volar en el cielo,era cálido el aire y sentía que podía tocar las nubes.
-Aún podemos huir juntos.-Dijo él.
-Podriamos pero no seríamos felices;viviríamos con el rencor del emperador.
-Danae,yo puedo hacerte muy feliz.
-Yo se que si, algún día lo tomaré en cuenta
Empezaba a sentir el cansancio de la noche y sumado a eso sentía tanta calidez en él,que entrecerrado los ojos ví el rostro del emperador y sin que alguien me forzará...lo bese.Sus labios eran tan suaves y su olor me empezaba a embriagar,y en un momento como si una luz me cegara volvi en si,por lo que me aparte.
-Perdoname Donatello,no se que me pasó.
-Fue el beso que más deseaba.-Dijo
Siguió volando y no hablé más de ello,ya no me sentía cómoda a su lado,yo no quería besarlo a él, sentí que era Alexander,me confundí me cegue,había cometido un gran error,puesto que Donatello estaba interesado en mí.Senti ese trayecto como una tortura,hasta que empeze a mirar el inmenso palacio y los jardines.
-Es hora de aterrizar.-Pronuncio Donatello.
-Si lo es.-Replique.
Bajamos y el emperador ya estaba ahí esperando,dimos nuestros saludos y muy serio puso un alto a su impetuoso saludo de Donatello y a mí de inmediato me mandó a elegir un vestido.Se había vuelto muy frío y distante,y a pesar de que no quería que me afectará,me entristecía su actitud.
Toda la mañana elegí mi vestido,un vestido elegante de manga larga y muy esponjoso,un velo largo y muchos diamantes,mucho brillo,quizá sería el único vestido de novia que usaría en mi vida.Después de escoger el diseño,telas y modelo, recordé el beso que le di a Donatello,para empezar ¿Porqué lo hice? yo imaginé al emperador,pero aún así no me detuve era más mi deseo.No podía con tanta tensión,así que me dirigí a buscar al emperador para que me dijera lo que de verdad sentía por mi.
Toque las grandes puertas del estudio,y pase sin ser anunciada.
-¿Que necesitas?.-dijo al verme.
-Alteza,solo quiero decirle que mi familia llega en dos días y ya tengo una elección del vestido.-replique.
-Esta bien,el sacerdote llega un día después que tú familia,por lo tanto en 4 días llegas al trono.Espero ya estés preparada para el cargo.
-Asi es alteza.
Me quedé esperando algo más de él,una palabra de aliento o una mínima muestra de cariño,un te extrañe, pero al ver que ni siquiera se inmuto me di la vuelta y salí de ahí.Entendiendo que este matrimonio era
Cómo le había mencionado en dos días llego mi familia,mis hermanas y mis padres,me esmeré en que los atendieran cómo se debía.En lo que ellos disfrutaban el imperio,me di una vuelta al harem para ver a Raquel y Anayeli.
-Me encantaría que fueran mis damas de compañía.-les dije mientras caminábamos.
-Princesa eso es imposible,y menos para una emperatriz.-contesto Raquel.
-No puedo creer que tu boda y tu cumpleaños sean el mismo día.-Dijo Anayeli.
-Tengo algunos temores.-confese.
-Estas preciosa Danae,eres lo que el imperio ha merecido.
Las palabras de ellas siempre me hacían sentir bien,por eso me quedé platicando toda la tarde ahí.
Al día siguiente,Marcela entro corriendo a mis aposentos,ella siguió siendo mi sirvienta de cabecera.
-¡Princesa, princesa,el sacerdote ha llegado!.-Decía.
-Asi que ha llegado,ojalá pueda hablar con él antes de la boda.
-Quiza si,está con el emperador tomando el té.
-Marcela ¿No has visto a Donatello?
-No princesa ¿Porque?
-Por si llegará a arrepentirme.-Dije.
-Si fuera así ambos serían condenados,su familia y 3 generaciones más.-contestó Marcela.
-Quiero hablar con el sacerdote antes de mañana,por favor Marcela asociame una cita con él.
-Mi princesa trataré de hacerlo.
Llegada la noche, Marcela entro a mi habitación.
-Princesa el sacerdote la vera mañana en la mañana en los jardines del palacio este.
-Gracias Marcela por tu ayuda.-Replique.
-Le dió mucho gusto saber que usted quería verlo,no insistí demasiado.
Me quedé callada y me fui a mi cama,traté de dormir lo más posible para despertar fresca y convertirme en la emperatriz de todo occidente.
Cumpliendo así mi propósito que había idealizado desde el principio...
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Fue una noche tétrica para mí,no pude dormir bien y los pocos minutos que lo hacía soñaba con lagos de sangre a mis pies,y no creo que eso sea buen augurio,cuándo desperté,Marcela me ayudó a cambiarme para ir con el sacerdote.Camine hacía los jardines y ahí estába él ya esperándome.
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Editado: 02.06.2024