Pov’s Atka.
Luego de que Erin bajara por el grito que le ha dado Roberto desde la parte de debajo de la casa, me quede comiendo la rica comida que me ha traído mi dueña. La verdad es que estos días no he comido bien y alimentarme tan poco hace que pierda bastante fuerza, más de la que me gustaría.
Un dolor insoportable dentro de mí hace que suelte un aullido demasiado fuerte para mi gusto. Rayos, algo le hicieron a Erin, si no hubiera sido así jamás me sentiría así. Todo lo que le pase a ella, lo siento yo. Me cubro mi rostro con ambas de mis patas delanteras e intento calmarme, pero mi cuerpo sigue doliendo. Pasos se escuchan subiendo la escalera, la niña bruja se hace presente en la biblioteca donde ella misma me ha dejado atado, sus ojos rojos están volviendo a su estado natural, ese color verde tan particular.
Te hechizare para que parezcas que estás muerto, ¿de acuerdo? — la miro sin comprender lo que está pasando, aún tengo gran parte de mi rostro cubierto por el dolor — solo durara una hora y media, el tiempo suficiente para que Roberto lleve a cabo sus preparativos de huida… el creerá que estás muerto y es entonces cuando se olvidara de tu presencia para dar paso a tu misión, perseguir el vehículo hasta donde quiera que ellos nos lleven.
No entiendo porque me ayudas… ¿no se supone que eres parte del enemigo? — le gruño, lo que causa que sus pasos se detengan.
Conozco a Pam… — mi cuerpo comienza a temblar, pero no se si es debido a la noticia que me acaba de dar o si es por el dolor que aun siento — y servirla a ella es más importante que seguir las ordenes de Roberto.
¿La…?
Si, la misma — interrumpe antes de que pueda completar la oración, parece apurada por terminar la conversación, supongo que Roberto debe estar impaciente en la planta de abajo para que me maten — ya viene.
Sin dejar que diga nada, ni haga un movimiento siquiera, me lanza un hechizo que hace que mi cuerpo comience a pesar y mis ojos se cierran.
(…)
Mi cabeza me ha comenzado a doler, pero la verdad eso es lo que menos me importa en estos momentos. Me levanto torpemente, olfateo el aire y el olor a Erin me llega, pero es tal débil que me apresuro en romper las cadenas, al igual que el bozal. Debo alcanzarla. Tomo el peluche entre mis labios y salgo corriendo fuera de la casa. El cielo esta bastante oscuro, pero aun así es levemente temprano, pero lo que llama más mi atención es que no hay ninguna luz prendida fuera, las casas están a oscuras y todo parece abandonado. Un escalofrió recorre todo mi cuerpo. Sigo corriendo, dejándome llevar por el aroma de Erin. El rastro me lleva directamente a un amplio bosque, es ahí donde se hace más fuerte el aroma, me detengo al sentir el aroma de personas acercándose, subo a la copa de un árbol y miro para abajo cuando un grupo de hombres lobos corre en la misma dirección en la que yo me dirijo. La verdad es que me da un poco de curiosidad saber qué es lo que está pasando, pero más me importa el rescatar de Erin. Ellos, si es que sintieron mi olor, solo piensan que soy un lobo común y corriente, el cual se ha separado de su manada. Pobres ilusos. Miro en todas las direcciones, ir por el suelo ahora mismo es un poco peligroso, pues me pueden reconocer, es mejor que solo sientan mi olor, pero si no me muevo pronto el olor va a desaparecer. Enfoco mi mirada en el árbol que se encuentra justo delante de mí. No se encuentra muy lejos de donde yo estoy. Sin detenerme a pensar demasiado los pros y los contras de la situación, me lanzo a la rama más cerca que hay, uno de mis pies se resbala, pero logro ponerme de pies correctamente. Fue más difícil de lo que me imagine. Sigo mi camino saltando de rama en rama, hasta que llego a un lugar del camino donde ya no ciento el olor de ninguno de los lobos, al fin me lanzo al suelo y comienzo mi recorrido de forma más rápida y un poco más segura. Tras unos minutos, al fin logro acércame al lugar donde tienen a las chicas secuestradas, me detengo de golpe al oír el ruido de una camioneta. Son un par de segundos los que dudo en que hacer antes de subirme una vez más a un árbol. El vehículo desprende un olor demasiado fuerte, el de Roberto y Jorge, esta pasa por debajo de mí y sigue su camino conmigo saltando de árbol en árbol. Al fin se detiene, yo lo hago un poco más atrás, en un lugar donde me puedo cuidar de todo, pero a la misma vez observar lo que ocurre ahí. La cabaña tiene gran parte de sus paredes rotas, sus vidrios están sucios por la mugre acumulada, pero no es el mal estado de la casa lo que llama mi atención, si no que el hecho de que esta se encuentre rodeada por grandes hombres, todos secuaces de los dos malvados. De la parte de atrás, sacan a ambas chicas, las dos dormidas por completo. Me escondo bien cuando uno de los guardias mira en todas partes buscando algo, uno de los que están convertidos en lobos da unos cuantos pasos en mi dirección. Oculto mi aroma. Ellos se han dado cuenta de mi presencia, solo espero que sean lo suficientemente estúpidos como para que no sospechen de que aún me encuentro cerca.
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Editado: 08.12.2018