Eran casi las nueve de la mañana.
A esa hora salia Emma a buscar fresas y moras al huerto detras de la casa, pero hoy no parecia un dia de esos.
Al frente de la cabaña, en un roble frente al pequeño jardin lleno de varias semillas esperando florecer, estaba el tio German que tenia puesta una camisa blanca que con los años se habia empezado a estirar y parecia que no fuera de la talla de él. Tenia un pantalon de cuero negro y a su lado dos caballos.
Uno de ellos era Perseo, el caballo de Emma.
Tenia al animal desde pequeña, desde que tiene uso de razón. Sus tios se lo dieron a su cargo para transportarse mas rapido a algunos lugares del bosque y con el tiempo se empezo a convertir en mas que un medio de transporte. Habia vivido junto a la niña la mayor parte de su vida y la habia llevado a todos lados.
Perseo era de pelaje negro, era quince centimetros mas alto que ella y no es que ella fuera de baja estatura.
Al ver a los dos caballos y a su tio peinando a Monie, la yegua blanca de él, se le hizo extraño, nunca habian salido a cabalgar a esta hora, solo en el atardecer.
Y claro, hoy era su cumpleaños, tal vez le preparaba un dia diferente ¿pero a donde la llevaria?
Abrio la puerta del hogar que estaba malgastada por tantos picoteos de gallinas y rasguños de Benji, el perro lavrador de la cabaña, que su castigo era quedarse afuera una tarde cuando destruia los cojines y libros que habian. Excepto por dias de lluvia, esos dias era lo mejor arroparse en cuatro mantas, llegar a dormir y tomar chocolate junto al perro.
Emma empezo a salir y escucho un sonido detras de ella.
La señora Cloe. La vaca de la familia, que llevaba embarazada varias semanas y estaba a punto de tener dos terneritos.
Al voltear, miro la casa, un tanto vieja.
Estaba construida de madera, tenia cuatro ventanas en la primera cara de la casa, dos arriba, una para el cuarto de Keira otra para el cuarto de sus tios, y dos abajo, una que daba a la biblioteca y otra que miraba a la cocina de la cabaña que era pequeña. La cocina tenia el lugar en donde cada uno tenia su plato y cinco vasos, cada uno traido de diferente lugares fuera del bosque a donde la tia Irma iba aveces a visitar, tambien se veia la mesa y donde lavaban los platos y al lado estaba la parte en donde preparaban la carne y la asaban, pero muchas veces preferian salir en la noche, hacer una fogata al frente de la cabaña y comer afuera a la luz de las estrellas.
El lugar era bonito, era acojedor y limpio, excepto por la pequeña granja que tenia la tia en frente de la casa, en donde descansaban los cuatro caballos de cada uno, la señora Cloe, tres gallinas y sus pollitos y Benji, aunque el perro preferia dormir en la habitacion de Emma. Pero alrededor todo era verde, arboles altos y pinos creciendo, siempre habia sido asi.
Al voltear a ver de nuevo a su tio que ya habia terminado de peinar a Monie, decide preguntarle:
-¿que tanto misterio me ocultas hoy?-pregunta acercandose mas a los dos caballos.
German la mira y rie para si y le ofrece la correa del caballo para montar.
-hoy hace una bonita mañana-dice German que se sube en un solo salto a la silla del caballo.-creo que esta bien para salir a montar un rato.
Emma asiente y comienza a andar detras de su tio adentrandose en el verde bosque.
Editado: 21.06.2019