El reino de las sombras: el despertar de Malachai

Capítulo 9: El sendero a Zhyrithos

El sol se ocultaba en el horizonte mientras Luka, Erinar y Morgana se acercaban a Aternum, un pequeño pueblo ubicado en las afueras de los dominios de Luminaris. Luego de días de arduo viaje, necesitaban un merecido descanso antes de adentrarse en tierras desconocidas.

Luka observó con atención las humildes casas que se alineaban a lo largo de la calle principal de Aternum. A medida que se adentraban en el pueblo, los lugareños los miraban con curiosidad y asombro. Era raro recibir visitantes en aquel tranquilo lugar.

Erinar sintió la energía mágica que fluía por las calles del pueblo. Sus ojos brillaron de emoción ante la posibilidad de descubrir nuevos conocimientos y secretos ocultos.

Morgana se acercó a un anciano que estaba sentado afuera de su hogar. Con una sonrisa amable, le preguntó: "Buen hombre, ¿dónde podríamos encontrar un lugar para descansar y abastecernos de alimentos?"

El anciano, sorprendido por la presencia de los viajeros, respondió con voz gastada: "En el centro del pueblo encontrarán una posada llamada La Estrella del Ocaso. Es el mejor lugar para descansar y reponerse de un largo viaje. También podrán conseguir caballos en el establo del señor Amalric, al final de la calle principal".

Agradecidos por la información, Luka, Erinar y Morgana continuaron su camino hacia la posada. A medida que se acercaban, pudieron escuchar el alegre murmullo de los lugareños y el cálido resplandor que emanaba de las ventanas iluminadas.

Al entrar en La Estrella del Ocaso, fueron recibidos por el posadero, un hombre amable de cabellos canosos. "Bienvenidos a Aternum, viajeros. Aquí podrán encontrar habitaciones confortables y una buena comida. ¿Cómo puedo ayudarles?", preguntó con una sonrisa hospitalaria.

Luka, Erinar y Morgana se acomodaron en una mesa cercana y solicitaron una cena abundante para recuperar sus fuerzas. Entre bocados de comida y risas, compartieron sus historias y experiencias en el camino.

Después de descansar durante la noche, al día siguiente se dirigieron al establo de Amalric en busca de caballos. Allí fueron recibidos por un hombre de aspecto rudo, pero de corazón amable. Tras una breve negociación, consiguieron tres magníficos corceles que los acompañarían en su travesía.

Con los caballos listos y los suministros adecuados, Luka, Erinar y Morgana estaban preparados para continuar su viaje hacia los dominios de Luminaris. Agradecidos por la hospitalidad de Aternum, se despidieron de los habitantes del pueblo y prometieron regresar algún día.

Mientras nuestros héroes se preparaban para partir de Aternum, un Gloomfang herido cojeaba hasta la entrada de la cueva de Malachai. La oscuridad en sus ojos revelaba el dolor y la derrota que cargaba consigo. Con un último aliento, el Gloomfang se dirigió hacia Onixarel para entregar su fatídico mensaje.

Kha'zarok: (jadeando) ¡Oh, señor Onixarel! El asedio a Luminaris ha sido un desastre. Fuimos superados por tres guerreros formidables. Una elfa oscura, un druida y un soldado invocador de ángeles. ¡Fueron implacables!

Onixarel: (frunciendo el ceño) ¿Cómo te atreves a regresar con semejante noticia de derrota? ¡Los Gloomfang y las Necroscamas deberían ser invencibles!

Kha'zarok: Lo siento, mi señor, pero estos guerreros... eran diferentes. La elfa oscura se movía como una pesadilla, sus sombras cortaban todo a su paso. El druida controlaba los elementos, convocando la furia de la naturaleza contra nosotros. Y el soldado, oh, el soldado, tenía el don de los ángeles a su disposición. Lucharon con una valentía inigualable.

Onixarel: (apretando los puños) ¡Inconcebible! Estos guerreros deben ser detenidos. Su audacia amenaza nuestra causa.

Kha'zarok: (gimiendo) No solo nos derrotaron, mi señor, también acabaron con todos los Gloomfang y las Necroscamas que lucharon a mi lado. Sus poderes eran abrumadores. No pudimos hacerles frente.

Onixarel: (con voz sombría) Es evidente que hemos subestimado a nuestros enemigos. Pero no desesperes. Aunque hayamos sufrido una derrota, no abandonaremos nuestra búsqueda de dominio sobre Luminaris. Prepararemos una nueva estrategia y nos vengaremos.

Kha'zarok: (con debilidad) Mi señor, cuídese. Estos guerreros son peligrosos. Su determinación y habilidad los hacen invencibles.

Onixarel: (con determinación) Gracias por tu advertencia, valiente Gloomfang. Descansa ahora y recupera tus fuerzas. Necesitaremos toda la fuerza posible para enfrentar a estos guerreros poderosos. ¡La oscuridad prevalecerá!

Con la noticia de la aplastante derrota, Onixarel se sumió en una profunda reflexión. Sabía que debía encontrar una forma de enfrentar a esos tres guerreros y recuperar el control sobre Luminaris. Mientras tanto, los héroes, inconscientes de la conversación que se desarrollaba en la cueva oscura, continuaron su viaje con la esperanza de encontrar respuestas y desafiar las fuerzas del mal que amenazaban su mundo. La batalla por la luz y la oscuridad estaba por alcanzar su punto álgido, y el destino de ambos reinos pendía de un hilo.

El sol comenzaba a descender en el horizonte mientras Erinar, Morgana y Luka emprendían su viaje hacia Zhyrithos, una antigua ciudad oculta en medio de un bosque encantado. Sus pasos resonaban en el camino empedrado mientras avanzaban con determinación, adentrándose en un mundo lleno de misterios y peligros.

Erinar: (mirando el mapa) Según las leyendas, Zhyrithos es un lugar repleto de sabiduría y magia ancestral. Debemos llegar antes del anochecer para encontrar un lugar seguro donde acampar.

Morgana: (ajustando su mochila) Tienes razón, Erinar. Necesitamos encontrar ingredientes especiales para nuestras pociones y encantamientos antes de que la oscuridad nos alcance.

Mientras avanzaban, Morgana se detuvo junto a un arbusto frondoso que estaba cubierto de pequeñas bayas de colores brillantes.



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En el texto hay: fantasia, magia, aventura accion y amistad

Editado: 04.08.2023

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