Con la respiración agitada, se detuvo momentáneamente antes de continuar su viaje al inframundo, debía recuperar la energía que había perdido en los últimos dos enfrentamientos.
Lomin centró la mirada en la superficie del lago y tras resguardar su espada, extendió una de sus manos hacia el con lentitud para seguidamente rozar las aguas sin embargo, la corrió abruptamente al sentir una leve vibración.
—¡No es posible!
Lomin avanzó entre las aguas del lago con rapidez en búsqueda de la entrada al inframundo sin embargo, no había rastros a la vista, por lo que se sumergió en el interior del lago, pero la oscuridad predominaba en cada rincón de el.
—¿Cómo hallaré la entrada?
Lomin continuó vagando entre los alrededores del lago hasta que las aguas comenzaron a inquietarse para seguidamente hacerse a un lado y un camino comenzó a formarse, dándole el paso a Lomin entre las aguas.
—¿Qué está ocurriendo?— se preguntó a si misma.
Y una oscura figura se formó al final del camino.
—¿Quién eres?— interrogó Lomin mientras desenfundaba su espada.
La figura comenzó a acercarse a Lomin y en cada paso, resultaba más familiar.
—Creí haber dejado en claro que no puedes derrotar al Dios de los Infiernos.
Lomin soltó un suspiro, la espada regresó nuevamente hacia su funda.
—¿Dónde se supone que se encuentra la entrada a los infiernos?
Hades formó una sonrisa divertida.
—Yo soy la entrada— respondió con cierto regocijo.
La mirada de Lomin se ensombreció.
—¿A qué te refieres?
Hades se acercó aún más hacia Lomin.
—¿Piensas que el ingreso a los infiernos es tan sencillo?
—¿Sencillo?— Lomin soltó una risa de molestia— Casi muero a manos de la Hidra, ¿y te parece sencillo?
—Deseas que te conceda el paso al tártaro, sin embargo, ¿tu límite es un enfrentamiento con la hidra?
Pero Lomin no emitió respuesta.
—¿Sabes siquiera lo que se esconde en las profundidades del tártaro?, ¿o a quién deberás enfrentarte para conseguir la flor de la inmortalidad?
Esta vez fue Lomin quien dio un paso hacia el dios de los infiernos.
—No subestimes mis luchas, porque por mi padre puedo enfrentarme a la más temible de las criaturas sin ningún tipo de temor y quien se encuentre custodiando la flor, adviértele que su estadía en el tártaro finalizará pronto.
Hades sonrió ante la respuesta de Lomin.
—Cada vez logras sorprenderme un poco más, no podía esperar menos de una semidiosa.
Lomin observó a Hades con gran furor.
—Ni siquiera te atrevas a mencionarlo, no he oído las palabras de mi padre al respecto y nada de lo que digan los dioses del olimpo o incluso las mismas gorgonas, podrá convencerme de que soy hija de un ser tan despreciable y como su hermano, deberías avergonzarte.
—Ningun humano podria enfrentarse a las criaturas con las que te has enfrentado, no cuentan con la capacidad de hacerlo.
—No subestimes a los humanos, porque ustedes, los dioses, no son diferentes, incluso son peores que ellos.
Hades soltó una risa de costado.
—¿Qué esperas para ir de visita al reino?, estoy seguro de que sientes una gran curiosidad.
Lomin tomó el gorgoneion conseguido para Hades para seguidamente extenderlo hacia él, debía regresar al reino.
—No olvides la próxima prueba.
Hades desapareció en la inmensidad de la noche y las aguas regresaron a la normalidad.
Lomin regresó a la embarcación con rapidez, un largo viaje hacia el reino le esperaba de regreso.
...
Fortaleza Dogok, Reino Kimin
Día posterior al abastecimiento por el vasallo Ajax
Uno de los médicos más renombrados del reino se encontraba sentado frente al príncipe Neul, en la sala de invitados del palacio.
—¿Qué lo trae al palacio, doctor Leif?
El doctor levantó la mirada hacia el príncipe para seguidamente aclarar su garganta.
—Está al tanto de que estoy en constantes investigaciones médicas y según lo investigados estos últimos días, el soldado Ajax no contrajo la enfermedad de Typus.
El príncipe lo observó con gran atención.
—¿No contrajo Typus?— repitió Neul.
—En efecto, sin embargo, es una enfermedad similar que contiene la mayoría de los síntomas que contiene Typus, más no es contagiosa ni mucho menos mortal.
El príncipe soltó un suspiro.
—Eso arruina mis planes— comentó en un susurro.
El doctor rápidamente se levantó de la silla para seguidamente arrodillarse ante el príncipe.
—Lo siento, príncipe Neul, ruego por su perdón— pidió en una súplica.
El príncipe se silenció momentáneamente, debía buscar otra manera de llevar a cabo su plan.
—Tome asiento, doctor— pidió Neul con serenidad.
El hombre frente a el retomó la postura para seguidamente sentarse nuevamente frente a Neul con la mirada inclinada.
—Hay un encargo que debe hacer.
—¿Un encargo?— repitió con cierto temor.
—Como tus recientes investigaciones arruinaron mis planes, entonces deberá hacerle una visita al regente Galanis.
El doctor Leif levantó la mirada hacia el príncipe.
—Luego de la inspección mensual de salud, debe darle la noticia de que padece de una grave enfermedad terminal y en efecto, no podrá ser el próximo monarca del reino.
Leif se silenció ante su petición y es que no podía hacer más que obedecer la orden del príncipe.
—Solo le dirá que es una enfermedad terminal, luego de la visita de nuestro soldado Ajax a la aldea, le dirá que es contagiosa y los residentes corren gran peligro debido a que una pandemia podría desatarse, ¿está claro?
Leif, con la mirada aun inclinada, asintió en respuesta.
—¿Está al tanto Ajax del nuevo diagnóstico?— interrogó el príncipe con cierto desinterés.
—No he hablado con él, quería que fuera usted quien lo supiera en primer lugar.