El resurgir de la reina

Capítulo I

Cecilia vendría hoy. Hoy cumpliría diecisiete años ,ocho años desde que escapé del castillo para que no me mataran y seis desde que comencé a trabajar en esta casa. Desde entonces intenté buscar a algún superviviente del castillo. No encontré ninguno. Unos pasos me sacaron de mis pensamientos, era Thalia, la ama de llaves.

-La señorita Cecilia ha llegado y os quiere decir una cosa- Cecilia había llegado, al fin. ¿Qué me querrá de decir? Llevaba tres semanas dejando frases sin acabar. Palabras sueltas. -la señorita esta en el salón principal.

-Gracias - agradecí. Me levanté de aquel frio suelo de mármol y fui rumbo al gran salón. Una gran habitación donde había una mesa con unos sillones y un candelabro arriba hecho de oro. Estaba bajando las escaleras cuando oí a Samantha y Cristina, dos criadas, cuchicheando algo sobre mi. Jamás me habían caído bien. Como todos en aquel lugar. Pero, eran soportables. Agudicé el oído un poco. Sus voces llegaron a mi claramente.

-Si, he oído eso -susurró Samantha.

-¿Segura?

-Segura.

-Pues que se aguante, nunca me cayó bien, si la echan no es nuestro problema.

Finalizaron la conversación al verme acabar de bajar las escaleras. Cuando pase al lado de ellas noté que me miraban extrañamente y en el fondo, con malicia.

¿Me echarían? Me estaba preguntando eso cuando entré al salón. Estaban Cecilia y el señor Fervis ,mi "amo", retándose con la mirada. Ceci lo fulminaba con sus ojos grises.

-Al fin llegaste!-exclamó Cecilia al verme entrar. -siéntate por favor. Me señaló uno de aquellos cómodos sillones. Lo miré un poco dubitativa pero mi amiga asintió levemente. Así que, rígidamente me senté.

Al sentarme noté como el señor Fervis me fulminaba con la mirada. Estaba segura de que no merecía sentarme allí y contaminar su caro sillón. Apreté los dientes. Si él supiese quién era y lo que era capaz de hacer, se encogería de miedo.

-Te preguntarás porque habrás sido llamada -comenzó Cecilia manteniendo las apariencias.

-Estamos discutiendo sobre quien será tu próximo amo- me dijo el hombre

-¿Cómo que mi próximo amo?-pregunté fingiendo un miedo e inocencia que no sentía en absoluto. Es mas, sentía la ira contenida en mi interior. Tratarme como un objeto. Cecilia me dirigió una fugaz mirada de rabia también. -La señorita de aquí -dijo con un gesto despectivo. Ya veía como sus ojos empezaron a llamear. Cecilia era una chica muy dulce e inocente. Pero, a veces, te podía cerrar la boca con unas pocas palabras. Acomodándose mejor, soltó su veneno. Sonreí a lo que vendría.

-está discutiendo conmigo sobre tu custodia y al parecer, no va a ceder. Así que prepara tus maletas,  esta tarde te trasladaras a su casa. -se inclinó levemente para mirarlo mejor y fulminarlo. Suavemente, como si no estuviese diciendo nada malo, le habló inocentemente.

-Querido, no hace falta que finja conmigo. Sé muy bien que no está complacido. Así que, agradecería que no me mirara así. Créame cuando le digo que, puedo aplastarlo con uno de mis dedos. Tenga cuidado por donde pisa. -tras aquella clara amenaza, palideció y Ceci salió de allí con la cabeza alta y la espalda erguida. Me dirigió un fugaz mirada indicándome que la siguiera en unos minutos.

Después de tres minutos, estaba lista para irme de esa horrible mansión. Tenia una pequeña maleta con todas mis pertenencias y me había puesto el collar que mi madre me dio. Una pequeña perla del mar con una cadena de oro y una piedra incrustada en ella. El collar, canalizaba mi poder y me ayudaba a ocultarme. Cuando subimos al carro, recordé como conocí a Cecilia...

Estaba por el mercado para comprar unas cosas cuando me choqué con una persona y se me cayeron las cosas que llevaba.

-Mis disculpas -me dijo la figura -me llamo Cecilia.

-No es nada,yo me llamo Selene -dije yo mientras recogía las cosas con su ayuda. De allí comenzamos a conversar y nos dimos cuenta de que teníamos mucho en común, cuando llegamos a la mansión, Fervis abrió mucho los ojos cuando me vio con Cecilia.

-Señorita Cecilia,su madre la busca.

Nada mas acabar de decir esas palabras, una mujer de unos 50 años salió. La reconocí de inmediato, era la señora Dorothea Silverst.

-¡Madre!- exclamó una voz al lado mío. En ese momento lo entendí. La persona que tenía al lado era Cecilia Silverst, hija de Dorothea Silverst. Una de las persona mas poderosas e influentes del reino. Al igual que rica.

Cecilia me saco de mis pensamientos.

-Selene, tengo algo muy importante que decirte.

La mire curiosa -¿que pasa?- le pregunté. Cuando me gire para mirarla vi que tenia las mejillas rojas.

-Veras...-tartamudeo nerviosa. ¿Qué es lo que tenia que decirme que se ponía tan nerviosa? -Veras, es que me he enamorado- soltó de golpe. La mire sorprendida.

-¿Es cierto?

-Si y me casaré en unos meses. - me dijo una Cecilia ruborizada.

-Eso es...-trataba de encontrar las palabras adecuadas - ¡increíble!

En ese momento llegamos a su gran mansión.

-Pronto conocerás a mi prometido -me advirtió -y no lo mates,por favor -suplicó.

-Ya veremos - dije con una mirada maliciosa. Si resultaba ser una mala persona, acabaría debajo de la tierra.

-Eres imposible.

-Por eso me amas. -me permití una sonrisa.

Reímos hasta entrar a la casa donde nos esperaba la señora Silverst.

Después de saludar a su madre, Cecilia me llevo a conocer mi habitación. Era una habitación no muy grande pero acogedora. Tenia amplias ventanas, una cama y al lado una mesita; una mesa con unas sillas y un armario. Esa habitación seria pequeña a ojos de alguien de la realeza pero pasé tanto tiempo como si fuera una esclava que me acostumbré a serlo y eso me parecía muy grande. Esa habitación parecía mi habitación en el palacio cuando era pequeña pero eso, ella no lo sabia. Aquello me despertaba una gran añoranza. Tenía tan solo nueve años cuando escapé.



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En el texto hay: reino poder y reina, magia y amor, reino traicion

Editado: 06.01.2021

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