El resurgir de la reina

Capítulo II

Imposible. Era imposible... Delante mio, vi a mi mejor amiga haciendo magia. Magia de fuego. Era imposible. ¿Cómo ella podía hacer magia? Cecilia me vio y me miro con horror y temor en su mirada. . Miedo a que la rechazara por saber magia. Cosa que era imposible. Era mi mejor amiga. No podía hacerlo. Inconscientemente, apagó la pequeña llama que se había encendido en su palma

-Selene...

-No pasa nada. - me agaché y la abracé - no me importa que sepas hacer magia. Eres y serás mi mejor amiga. -le susurró a su oído quitándole unos mechones rubios que se habían pegado a su mejilla por las lágrimas. Aquella escena me inspiraba una gran ternura.

-Pero... Soy un monstruo. -me separé bruscamente mirándola fijamente. Ella bajó su mirada a su regazo.

-No digas eso. No eres un monstruo. Eres una persona buena, agradable, cariñosa, generosa... Además, no eres la única que sabe hacer magia. - Cecilia levantó la mirada de golpe. Sus ojos estaban rojos de llorar.

-¿Que...? -susurró impactada.

Sonreí un poco - que no eres la única que sabe hacer magia. Yo también sé. - le dije haciendo aparecer una pequeña luna de hielo en mi mano.

Ella me miró asombrada.

-Gracias. Gracias por no despreciar me y contarme lo tuyo. -sonrió un poco y yo le sonreí de vuelta.

-Para eso están las amigas, no? -dije algo mas alegre. -Y ahora, vístete y maquíllate para ocultar esos ojos rojos. -me levanté para ir hacia la puerta. Ella se quedó mirándome para levantarse rápidamente. Cuando cerré suavemente la puerta, bajé por las escaleras algo intranquila por la seguridad de mi amiga. Era la única que había atravesado la coraza de hielo que se había creado en mi corazón tras el asesinato de mis padres.

Cuando bajó las escaleras, parecía que no había ni llorado. Después de desayunar, fuimos al bosque que había detrás de la mansión para practicar el poder de mi amiga.

Llegamos al claro del bosque.

-Comencemos. Primero de todo, debes saber a que elemento perteneces. Creo saberlo pero bueno. Hay 7 elementos: agua, aire, tierra, fuego, éter, luz y oscuridad. Estos son los básicos. Normalmente se desarrolla uno. Durante años lo estudias y perfeccionas hasta que te salga natural. Muy pocos pueden controlar mas de uno. Para eso necesitas años de estudio, práctica y el don. El don es el elemento al cual perteneces. Y la capacidad de magia que tienes. -empecé a explicar lo conceptos básicos de la magia- Antes se podía utilizar la magia libremente e incluso habían escuelas donde te enseñaban. Ahora, no. Los hechiceros y hechiceras, se deben esconder para que no los capturen y los maten. Según tu elemento tendrás un animal sagrado. El del agua es el delfín. Inteligente, astuto y libre. El del aire, el halcón. Astuto, rápido y letal. El de tierra, el topo. Protector pero poderoso, muy difícil de encontrar. El del fuego, el fénix. Compasivo pero al igual letal. El de éter es el unicornio. Uno de los animales mas bellos. Un animal terrenal como espiritual. El de la luz, el caballo. Leal, rápido y astuto.

Y finalmente, el de la oscuridad es el lobo. Frío, leal, letal y paciente.

Todo esto es muy importante pero, lo mas importante es que la magia, no tiene caras. La magia es magia. No es buena ni mala. Tan solo tiene diferentes usos. Todo depende de la persona que maneja la magia.

Cecilia asintió comprendiendo todo lo que le había dicho. Quedé algo asombrada ante esa rapidez de entendimiento. Sentí que llegaría lejos.

-¿Cual es tu elemento?

-El agua. El tuyo creo que es el fuego. - asintió comprendiendo al pensar lo de esta mañana.

-¿Y como puedo confirmar que ese es mi elemento?

Sonreí. Encendí un pequeño fuego y le dije que se acercara a él.

-¿Sientes algo?- ella asintió - mete la mano en el fuego -me miro horrorizada como si hubiera dicho una barbaridad. - no te hará nada - insistí.

Suspiré y le metí la mano de golpe en el fuego. Antes de poder gritar, le puse una mano suavemente en su boca callándola. Nadie debía saber que estábamos aquí. Nadie.

-¿Ves? Eres inmune al fuego al ser una hechicera de dicho elemento. -Le quité la mano cuando supe que no gritaría. Ella tenia una cara de asombrada. Me permití esbozar una pequeña sonrisa. Mi mejor amiga era una elementista de fuego. Como mi hermano gemelo. Mi hermano gemelo, mi confidente.

"Ojala estés bien " pensé. Sabia que no estaba muerto ya que el día del ataque, él estaba en el Monte Salvaje perfeccionando su poder. También sabia que había sobrevivido y ahora lo estaban cazando por representar una amenaza al ser de la antigua realeza. A mi también me estaban cazando. Pero al disfrazarme de una sirvienta, había pasado desapercibida. Eso era lo que quería. Pasar desapercibida para después atacar con todo.

Una risa. Una risa siniestra y cínica me sacó de mis pensamientos. Supe de inmediato quienes eran. Cazadores. ¿Qué hacían ellos allí?

-Aquí huelo algo. Magia... Sí, magia. Magia poderosa. Y no esta sola. Otra magia la acompaña. Interesante. Magia de agua y magia de fuego juntos. Sin matarse. -Eso era lo que oía. No me daba buena espina. Se acercaban. Rápidamente avisé a Cecilia. Y con señas, le dije que guardara silencio. Ella asintió. Nos escondimos detrás de unos arbustos. 2 minutos después, vimos a un grupo de cazadores. Vestían ropas rasgadas y portaban cuchillos y dagas en sus cinturas. Podía percibir que también habían dagas escondidas en sus botas.

-Aquí estaban.

-¿Donde? Porque yo no veo nada.

-Huelo algo. Matices de magia. Están aquí. Escondidas. Busquémoslas. No hay tiempo que perder. Con suerte, encontraremos a esa asquerosa princesita. Y la entregaremos al rey .¡ Nos recompensaran demasiado por eso! - exclamó un cazador que parecía ser el líder.

Los cazadores se dispersaron y desaparecieron. Tras un rato, salimos de nuestro escondite. Mala idea.



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En el texto hay: reino poder y reina, magia y amor, reino traicion

Editado: 06.01.2021

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