¡Vamos muchachos! ¡Nos perdimos, nos fuimos, nos desaparecimos! ¡Corran! ¡Déjenlo todo! ¡Todo! No se preocupen por nada, luego yo les compraré lo que necesiten, ¡Corran! ¡Descuiden, yo me llevo a Sama! Ash, ya no alcanzamos a escapar.
Bien, ¡Tomen asiento! Tengo los nervios de punta, ¡Eh, ave María pues ome! ¡Ni siquiera sé cómo iniciar esta narrativa!
Primero lo primero, ¡Funcionó! ¡Mi plan de salvar a mi ama funciono! Pobre Tae, si tan solo supiera que fui yo quien le provoco tantos problemas.
Sama y Tae estaban juntos, otra vez, decir que la tensión entre ellos era notable era poco, Sama estaba de pie en el borde contrario del sofá, mirando fijamente a Tae-sung, con su clásica y bella elegancia, aunque ni el frasco entero de perfume que rocío sobre su cuerpo lograba disimular su nerviosismo.
— ¿Y cómo has estado? — pregunto Sama, sentándose al frente de Tae-sung, en el sofá frente a él.
Tae-sung suspiró encogiéndose de hombros.
— No me puedo quejar.
Aquellas palabras fueron realmente tristes, su aroma y sus gestos, todo desprendía tristeza y decepción.
— ¿Y cómo está tú matrimonio? Traducí la noticia para una clase, lo publicaron en televisión y revistas — Tae-sung bajo la cabeza desanimado.
— En realidad...— por un momento olí tensión en él, pero pronto se resignó — me estoy divorciando.
¡¿QUÉ?! ¿Me estás diciendo que hiciste sufrir a mí dueña y ni siquiera va a durar su matrimonio? ¡Agárrenme porque lo mato!
Sam parecía tan confundida como yo, pero pude ver una pequeña sonrisa fantasmal en el borde de sus labios.
— Vaya...eso...eso es algo triste — Tae-sung asintió, jugueteando con sus manos nervioso, Sama paso saliva y también jugueteó con sus manos armando y desarmando uno de sus rizos castaños, finalmente suspiró y preguntó: — ¿Puedo...puedo preguntar el motivo de tu divorcio?
Y sucedió.
Era como si los años no hubieran pasado, como si Tae-sung fuera nuevamente ese niño pequeño y asustadizo que le traducía los dramas coreanos y las canciones de Kpop a Samara cuando estaban juntos.
Era como si nada hubiera pasado.
Como si él no le hubiera roto el corazón a ella de una forma tan cruel, como si no la hubiera abandonado cuando ella más lo necesitaba, mientras que ella estuvo para él cuando perdió a su madre, cuando ella lo dejó llorar y lo apoyo todo lo que pudo.
Tae-sung se cubrió los ojos empezando a llorar, Sama y yo nos miramos confundidas.
El olor de Tae-sung era espantoso, decir que era el sentimiento más doloroso que mi virginal y perfecta nariz había olido era poco. Tae-sung se cubría el rostro sollozando, las lágrimas se deslizaban entre sus dedos, como perlas de cristal.
Sama titubeó un poco, pude oler la confusión en ella, pero después de meditarlo ella suspiró y finalmente se puso de pie, acortando la distancia entre ambos.
Sus brazos atraparon el cuerpo de Tae-sung, quien se aferró a ella, sollozando y temblando, Sam acarició el cabello de Tae-sung, sus manos se movían de forma ágil en su cabeza, rostro y espalda, al instante me di cuenta que lo estaba acariciando de la misma forma en la que me acariciaba a mí cuando el pastor alemán me asustaba. Voy a ser sincera, me sentí celosa de la forma en la que Samy lo trataba, casi como si aún lo amará.
Les seré sincera, equipo alfa dinamita alabemos al gato, Sama sufrió muchísimo tras la partida repentina de Tae-sung, de niña ella solía decir que nunca lloraría por un hombre, que el único hombre por el cual derramaría una lágrima sería por su padre y por sus perros, pero cuando Tae-sung se fue...Dios, realmente pensé que moriría, el olor a tristeza fue demencial, casi me ahogó de tanto dolor, ella sonreía en la calle, pero pasaba sus noches llorando, a veces incluso sus noches se reducían a eso: llorar y preguntarse "¿por qué?"; ¿Por qué Tae-sung la abandonó? ¿Por qué se alejó de ella sin decir nada? ¿Acaso había hecho algo mal? Yo también me preguntaba aquello, ni siquiera mi alto rango en la nave nodriza de la cual provengo me permitió analizar la razón de la partida prematura de Tae-sung, mucho menos de su actuar.
Aquello daño mucho a mi Samara, realmente pensé que en algún momento ella se quitaría la vida, ustedes saben, morir por "un corazón roto", no se imaginan la angustia que sentí cada vez que ella se iba del departamento, mis días se redujeron a intentar hacerme la tierna y orar para que ella volviera a casa, veía su mirada rota al asomarse por la ventana, siempre mirando al vacío, como si se preguntará qué se sentiría si saltará al vacío.
No voy a negar que esos primeros tres meses fueron una pesadilla, perdí mucho de mi hermoso pelaje por culpa de estrés de no saber si ella volvería a casa o al salir de la universidad saltaría por un puente camino a casa. Me recostaba a su lado en nuestra cama y la miraba hasta que se quedaba dormida, con sus ojos hinchados de tanto llorar y enrojecidos, a veces lloraba tanto que pensé que empezaría a llorar sangre o se enfermaría por deshidratación. Pasaba mis noches en vela viéndola respirar con dificultad y sollozar todavía en sueños. Les ruego que no piensen que ella es débil, Samara es muy fuerte, demasiado, sólo que... Tae-sung era su primer novio, le abrió su corazón, le contó cosas que nunca le dijo a nadie, ella creía fervientemente que era la pareja que Dios creó para ella...la decepción fue casi mortal.
Tae-sung finalmente se separó de Sama, ella se sentó a su lado y acaricio su espalda, calmando a Tae-sung, no es por presumir, pero Sama tiene las mejores caricias del mundo.
— ¿Te sientes mejor? — preguntó ella, aún acariciando la espalda de quien le rompió el corazón de una forma tan brutal.
Dios dice que amemos al prójimo, pero si yo fuera Sama no podría ni mirar a Tae-sung, aún me agrada, pero me mantengo en alerta por si acaso decide volver a abandonarnos.
— Sí... gracias — respondió, con sus ojos casi tan rojos como los de Sama cuando lloraba por él, ¡Sufre, humano inservible, sufre! ¡Te lo mereces por lastimar a mí ama!
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Editado: 31.12.2021