3 meses después...
En los primeros 3 meses había dominado la mitad de mis clases, seguía sin poder adaptarme a tantas cosas, por lo que mayormente ayudaba a las mucamas con el servicio o me ponía a beber whisky, las flores llegaban cada semana y los rumores volaban por toda la ciudad de que el rey estaba pretendiendo a una "Novuo rich" pero se disipaba cuando se le miraba con Lady Pebertom paseando, cuando solo paso conmigo un sábado.
—Entonces ¿Cuál es la resolución a la crisis anterior? — Había olvidado que estaba en clases de comercio con el uno del director más prestigiado, era un hombre quien al principio se negaba a darle clases a las mujeres, pero después de que el rey lo ordenara estaba delante de mí, leo nuevamente el problema.
—Regalaría la ropa — Digo sin pensarlo mucho, pero este azota los libros, el teorema hablaba de una tienda situada en barrio pobre, que durante una lluvia las personas se quedaron sin sus pertenencias ¿Qué harías para asegurar tu establecimiento?
—Niña tonta, El regalar la ropa te daña a ti pues pierdes utilidades — Comienza a regañarme.
—Entiendo su punto, pero de que sirve tener la ropa si no tienes clientes, el regalar esa ropa si es una perdida a corto largo, pero da un buen prestigio haciendo que vuelvan — Si una tienda me hubiera regalo prendas cuando era pobre sin duda volvería.
—El pensamiento de una noble siempre debe de aumentar su riqueza, no lo olvide señorita de Luca — Me dice guardando sus cosas, Marcus estaba sentado en una mesa alejado, se despide de una reverencia mientras me cubro la cara con ambas manos.
—Si me permite decirlo. Fue una respuesta muy inteligente — Se acerca y me sirve jugo de manzana, odiaba que bebiera por lo que sustituyo gran parte de mi licor con jugos.
—Ya no lo quiero de maestro — Le digo mientras tomo de un soborno.
—Puede contarle el día de hoy usted.
—Si cierto, hoy me pedirá matrimonio... — Lo recuerdo mientras subo a mi cuarto para bañarme, hoy le iban a poner más empeño de lo normal, mi hermana regresaría temprano para irnos juntas con su majestad.
Agua de rosas, fragancias de jazmín, calentaban una pinza para enchinarlo, y ponerme piedras para adornarlo, me pusieron un vestido verde menta demasiado claro, tantas manos de las chicas estaban agobiándome.
—¿Alguien me puede dar agua? — pregunto pues sentía que me quedaba sin aire, ellas acuden rápidamente a darme agua fría, para proseguir, mientras cierro los ojos, ellas continúan mientras trato de concentrarme.
—Hermana mira, parezco una princesa — Me dice dando vueltas tenía su vestido azul claro, sin duda parecía una de verdad, las chicas me indican que estoy lista así que voy a abrazar a mi hermana.
—Lo eres linda — Acaricio su cabello, mientras bajo para encontrarme con rey, este estaba vestido de azul marino, con rojo se miraba bien me extiende su mano para ayudarme a bajar.
—Ambas se ven bien — Me dice sonriente.
—Gracias su majestad — Agradezco con una reverencia, y él hace una mueca.
Gran parte del camino decidí guardar silencio, ya que me sentía un poco molesta y cansada, el rey le había comentado a mi hermana que estaba a una hora y media del lugar donde estábamos, era un lugar prestigioso donde todos los nobles se reunían para tener un banquete y que según el sería la primera vez que iría con alguien.
—Lady Vanessa ¿Cómo han sido sus clases? — Pregunta pues el ambiente estaba bastante incomodo.
—Bien su majestad, he dominado las materias que me ha asignado — Contesto cordialmente —. ¿Cómo ha estado usted?
—Bien, el trabajo es demasiado excesivo — Me comenta quedándonos de nuevo sin conversación.
Decidimos dejarlo por la paz, y no hablar hasta que lleguemos al restaurante, baja primero el rey para después bajar yo sin cubrir mi rostro por primera vez, las mujeres murmuraban mientras yo caminaba de su brazo en silencio mientras dejaba que tomaran sus notas, eran reporteros mi maestro de historia a sí los denominaba, mi hermana entra por la parte de atrás, ya que al ser menor de edad no quería que la vieran aún.
"Saluden al sol naciente del reino, Caleb Isaac de Lennox y a su compañera Lady Vanessa de Luca Arimendi"
La respuesta era la esperada los murmullos se incrementaron aún más, las risas y algunos gritos, estaban aglomerados mientras pasábamos al banquete que el rey había hecho, nos abrimos paso entre la gente intercambiando saludos cordiales con personas que me daban su tarjeta a través de mi dama personal, para hacer más a llegados a mí.
E inclusos algunos se volteaban para evitar saludarme, mi mirada se encontraba con unos cuantos antiguos clientes quienes solo se sonríen, parecía no reconocerme o más bien hacerse los desentendidos.
—Lady Vanessa, le presento a Lady Helena Pebertom — Me volteo para ver a una chica bastante hermosa, lo que decían los demás de ella no lograban hacerle justicia, cabello negro largo ojos azules como el mar.
—Un placer conocerla finalmente su gracia — Le digo haciéndole una reverencia, ella sonríe.
—Entonces es usted la chica que tiene enamorado a nuestra majestad — Me rio, pues era al revés.