El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 10

Después de la fiesta habíamos ido a la habitación principal, entro a bañarme mientras mis damas mi ayudan rápidamente a ponerme bien, no quería hacerlo, no me sentía cómoda, mi periodo debía de llegar la otra semana, pero les rezaba a los dioses que llegara hoy, olía demasiado a flores, miro a Mariam asustada.

—Su majestad, tome este té. La ayudara a calmarse — Lo bebo, no podía saber de qué era, pues nunca lo había probado, me terminan de alistar, al salir al cuarto veo al rey solo con una toalla, yo usaba un pijama especial con encajes, el me mira dándome la mano para llevarme a la cama, no se sentía como con mis clientes, con ellos había más química que con el rey, este me levanta para ponerme arriba de él, besaba mi cuello, mientras cierro los ojos.

—¿Qué te pasa? — Me dice sujetando con ambas manos mi cara.

—Solamente no tengo ganas su majestad — Me lanza a un costado molesto.

—Nunca te quejaste cuando trabajabas de eso — Me dice poniéndose una toalla para cubrirse por completo.

—Usted lo dijo porque era un trabajo y me pagaban por ello — Le contesto acomodando mi pijama.

—Con que es eso — Saca de uno de los muebles un saco de monedas y me lo lanza a mis pies —. Eso es más que suficiente por tus servicios.

Me quedo muda, mirándolo fijamente, estaba furiosa, se sube a la cama de a gatas, para terminar arriba de mí y sacar su miembro.

—No te olvides que es tu trabajo como esposa — Me tapo la cara por que aun así lo iba a hacer, no quería, siento como la punta toca, cierro los ojos aún más fuertes para escuchar un grito del rey, no había hecho nada, rejunto mis piernas y veo la sangre —. ¿Qué demonios te pasa?

Los dioses me habían escuchado, toma una toalla para limpiarse mientras por el grito entra Mariam.

—Su majestad, su periodo ha llegado — Me dice poniéndome una franela encima, mientras se movilizan para ayudarme con las cosas, entro a bañarme otra vez, mientras escucho como le explica que esta noche no consumar el matrimonio, lloro en el baño con tanta fuerza, pues estuvimos a punto de hacerlo, pero como no había manera de que viniera antes.

—Salgan todas, no quiero verlas a ninguna — Le digo sacándolas entre empujones mientras tomo el vino de celebración para beberlo de la botella desde el baño, Mariam entra para abrazarme, y secar mis lágrimas.

—Cada vez que él quiera hacerlo sin su consentimiento dígame y hare que sangre — Me dice, en eso todo tiene sentido para mí, ella me dio un té —. Cuando trabajaba para la señora de Castlehall, quien era 20 años más chica que su esposo me pedía que le hiciera este té para que no tuvieran intimidad, fui despedida después de que ella no pudiera tener hijos...

—Gracias... — Le digo, ella se levanta y me ayuda a cambiarme para poder salir, me disculpo con las mucamas, pues estaba estresada y no era su culpa, apenas eran las 10 por lo que quería salir a caminar.

El hotel era tan hermoso, la luz de luna combinaba tan bien, de una de las habitaciones escucho unos gemidos, y la puerta entreabierta, iba a pasar de largo si no fuera por la voz de Lady Jane, quien estaba arriba de espaldas al rey "Así" "Sigue" Le indica mientras ella se mueve.

—Cuando sea emperador, te haré la segunda emperatriz — Le dice el rey a su amante, lo había escuchado por error, pero eso me había abierto los ojos, y sabía que el sería mi enemigo, pero tenía que fingir que no lo era.

Bajo de las habitaciones del hotel, para caminar sola entre la noche oscura, el ruido de la gente me atrae a un bar, donde veo a todos tomando, entro para encontrarme con una fiesta, en conmoración del rey.

"Larga vida a sus majestades el rey y la reina de Lennox"

Entona un borracho, acercándose mucho a mí, un chico de cabello rubio se acerca para quitarlo de encima.

—Unos se emocionan de más ¿No lo cree señorita? — Me dice sonriendo.

—Si, demasiado — Le digo riéndome.

—¿Cerveza o agua? — Me dice brincándose la barra para servirme.

—Prefiero un tequila — Necesitaba algo fuerte para el dolor de cabeza que tenía, él te de ruda me ayudaba con eso, pero no quería sobrecargarme de té, pues no sabía que repercusión tendría en mí, no sabía que daño podría hacerme

—¿Mal de amores? — Me dice sirviéndome sin medida.

—Más bien, me están siendo infiel a unas horas de casarme — Tomo de una y me vuelve a servir.

—La casa invita, me llamo Riddle — Se sirve el para tomar conmigo.

—Vanessa, me llamo Vanessa — No me importaba que supiera quien era solo quería beber.

Ambos estábamos bebiendo sin preocupaciones, platicando de las cosas sin sentido, riendo, tenía mucho que no me reía como me estaba riendo en este momento, él era el primogénito de una familia de nobles, que no quería serlo, pero no tenía hermanos, así que era su deber como el único hijo, estaba soltero, y tenía 23 años, era 3 años más chico que yo, pues apenas iba a cumplir los 26.

—¿Cómo es que puedes aguantar tanto el alcohol? — El ser un chico de tez clara, dejaba ver más fácil su estado ebrio, mientras su voz cada vez es más incompresible.




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