Lo primero que veo al abrir los ojos es a mi esposo, quien me acaricia el cabello, cierro los ojos de nuevo para darme cuenta de lo que estaba pasando, me trato de separar, pero el me sujeta, indicando que nos quedemos más tiempo así, si me esforzaba tal vez podría enamorarme de él, toco su cara y este se acerca a darme un pequeño beso, sin ser tan invasivo.
—¿Cómo te sientes? — Le pregunto en voz baja.
—Mejor, ¿Cuánto estuve así? — Me contesta, peinando mi cabello.
—Una semana, luchaste por tu vida... — Había sido la peor semana, y me ponía alegre no quedarme viuda a cerca de un mes de estar casados —. ¿Qué te paso?
—Fueron los soldados del norte, querían la cabeza del primer príncipe. Van a iniciar una rebelión — Me dice mientras trata de levantarse —. Llama a un carruaje tenemos que ir urgentemente.
—Marcus — Le hablo mientras corremos a alistarnos, iríamos al palacio urgentemente, pues si la información era cierta entraríamos en una guerra, aunque eso nos favorecería para subir al trono también nos dañaba, pues en condiciones el norte tenía una de las mejores condiciones de suministros por estar mejores ubicados, por lo tanto, había probabilidades de perder y si ese era el caso no serviría reclamar la corona por la conquista de otro estado.
—¿A dónde vas tú? — Me dice mi esposo, quien apenas se podía poner de pie.
—En las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad — Le digo quitando la mano de Marcus para hacer que él se recargue completamente en mí —. Uno de los 2 debe de cumplir nuestro juramento. Elise, ven conmigo.
Le digo a mi hermana pues como estudiante de medicina, había podido eliminar las toxinas de la hierba venenosa, ella daría fe.
Sin darme cuenta iríamos a la boca del lobo, porque se estaba celebrando el compromiso del príncipe todos hablaban de lo bello que había sido, e incluso de que se les miraba profundamente enamorados, mi hermana me toma la mano.
—Elise... ¿Puedes acercarte? — Le dice el rey a mi hermana, ella me mira y le asiento, se acerca, mientras este saca de uno de sus bolsillos un collar —. Tenía planeado hacerte una fiesta, pero cuando esto pase tendrás una fiesta. Por mientras acepta esto.
Era un collar de oro rosa, muchos hablaban de este material que era difícil de conseguir y lo extraordinario que se miraba, se lo coloca cuidando su vientre, pues aún le dolía, llegamos, y mi hermana sonreía con la sonrisa más grande.
—Es un regalo mío y de tu hermana — Me gustaba como la trataba, pasamos por las personas en el palacio, para ver como la emperatriz Michelle, se queda sorprendida por nuestra presencia, caminamos hacia el emperador, era la primera vez que estaba delante de él, y los rumores sobre él, eran ciertos, tenía un aura bastante fuerte, casi podría jurar que podía matarme con ese palo que llevaba como bastón, sus manos viejas pero ásperas, me miran fijamente al momento de hacer la reverencia, y era normal, estábamos rompiendo un código, pues como su esposa debía de ir atrás de él, jamás adelante y hoy estaba a la par, mientras todos murmullan.
—La gloria de la nación, lo saluda su fiel servidor Rey de Lennox, junto a mi esposa y a mi cuñada. Le traigo noticias sobre el campo de batalla que he de recordar y al apenas despertar estoy ante su presencia — No se levanta a pesar de verse adolorido, él no sabía ninguna expresión, aunque todos escuchaban sus quejidos de dolor.
—Padre, el rey no pude estar en esa posición más tiempo — Le dice el príncipe, apenas había notado su presencia junto con su prometida.
—Es su castigo por venir sin invitación — Saco de mi bolso, la invitación que me envió la reina, mostrándola lo más alto, para levantar un poco mi vista.
—Tu nombre — El rey me toma fuerte de la mano, esto no estaba planeado, ni siquiera pensado
—Vanessa De luca Arimendi, reina de Lennox — Los ojos del rey cambian por un segundo mientras todos murmullan, más fuerte, ni el grito del guardia pidiendo silencio puede hacerlos callar.
—¿Qué es lo que tu esposo quiere comunicarme? — No estaba tratando con él, siento a mi esposo temblar como gelatina, mientras el rey me amenazaba con la mirada, podía sentirlo.
—Se trata sobre lo que ocurre en el norte — Le digo incorporando, miro a mi hermana, que no puede estar más en esa posición. La próxima vez hare que el emperador se arrodille ante nosotras por tal capricho.
—Vayamos a la sala privada. Reyes y duques comité en 30 minutos — Comunica bajándose de su trono, mientras caminamos detrás de él, escuchando la risa de burla de las personas que nos mira como amenazas.
Al llegar a la habitación, lo primero que hago es sacar un pañuelo para secar su sudor, había estado mucho tiempo flexionado.
—Dime un motivo para no acusarte de traición a tu emperador — Me dice jalándome del brazo para sostener mi cara entre sus manos, el primer príncipe se queda observando.
—Si quisiera traicionarlo ya lo hubiera hecho con la información que tengo su majestad, y a lo que corresponde. Soy solo una prostituta que ascendió a Reina — Le digo enojada, tendría que jugar con las cartas que tenía —. Conozco mi lugar.
—¿Qué es lo que tiene que decirme? — Dice sentándose, Caleb comienza a contarle todo lo sucedido, se mantuvo sereno una parte de la historia, hasta cuando le contaron que ellos salvaron al príncipe heredero, donde sabía que si el plan de ellos funcionaba la cabeza del príncipe condenaría al reino, pues sin herederos pasaría a la de un primo cercano, o trataría de embarazar a una concubina.