El rey que convertira a la prostituta en emperatriz

CAPITULO 38

P.O.V Riddle

Tendría el cuerpo frío de Vanessa entre mis brazos a pesar de su edad tenía una complexión demasiado delgada mi padre sale a ver el escándalo mientras mira con una expresión de burla, mi padre había provocado esto con la complicidad de mi madre, quien huye a su lado, querían matarla y lo estaban logrando, ella no reaccionaba, la llevo a mi habitación pues era el lugar más seguro.

—Adeline ¿Dónde está el doctor? — Pregunto asustado mientras la pongo en la cama, estaba sudando frío.

—No estaba el doctor, están buscando a otra persona — Me dice tranquila.

—Háblenle a Serian — Digo gritando, era la primera vez que le gritaba a los empleados, Serian, era uno de los caballeros más fieles que renunciaron al título para volverse un especialista de plantas curativas y mi mano derecha, ella comenzaba a sudar helado, mientras se quejaba, tomo el jarrón de agua helada para limpiar su sudor, noto como su pecho comienza a acelerarse, desabrochó su corsé en presencia de una mucama, mientras noto como ella comienza a respirar mejor.

—Su alteza, ¿Me llamaba? — Me dice mientras corre a auxiliarme, le quita por completo el corsé dejando ver su pecho desnudo, me volteo, mientras escucho como este comienza a palpar —. Está teniendo un shock alérgico.

——Le preguntaré a mi madre que tenía él té para contrarrestar los efectos — Corro hacia el cuarto de mi madre, pero estaba vacío, mi padre, entro sin tocar la puerta, ambos estaban sentados calmados, sin darse cuenta del escándalo o más bien, sin importarle mucho. Mi madre tenía la mirada perdida, cansada, había llorado —. ¿Qué tenía el té que le diste a la princesa?

—Riddle, vuelve a tu habitación — Me dice mi padre enojado.

—No — Le llevo la contra, por primera vez en mucho tiempo, más bien en toda mi vida, este me mira con coraje —. La princesa heredera, tal vez la futura emperatriz, se está muriendo.

—Quítate esa idea de la cabeza, el imperio se está cayendo por ella y tú te preocupas por una prostituta vestida de princesa —Comienza a gritarme mientras mi madre me mira alterada.

—No quiero ser emperador, ella será mi boleto de salida — Siento cómo la mano caliente y áspera golpea mi cara para estrellarme contra la pared, del golpe, estaba gritándome, el sabor a cobre recorre mi garganta y mancha mis manos de la sangre que me había provocado.

—No te das cuenta, por años nuestra familia ha construido y ¿Tú quieres arruinarlo? — Me mancha de saliva —. Prefiero que estés muerto, antes de que renuncies al trono.

—Eres un maldito egoísta — Le vuelvo a gritar, pero este me golpea aún más fuerte, era un sádico, que disfrutaba el dolor.

—Recuerda que soy el emperador, tu vida está en mis manos, y aún puedo tener otro hijo que se quede con tu lugar... No eres indispensable — Me dice con la misma mirada fría con la que mato al padre de Vanessa —. ¿Por qué te importa tanto esa rata?

Le esquivo la mirada.

—Te enamoraste de ella — Comienza a reírse aún más fuerte, provocando que mi madre comience a llorar —. Traigan a la mejor concubina y saquen está escoria.

Los guardias ni siquiera se atreve a tocarme, lloro en la puerta de la impotencia y dolor, me dolía como él me había golpeado hasta sangrar y era capaz de tener otro hijo.

—Diente de león... — Me dice una mucama, volteo a verla y noto su cara de miedo —. Jazmín, manzanilla y diente de león. A cualquiera le causa un shock.

—Gracias — Me acerco a besar sus manos, quién se sorprende pues como el príncipe ensangrentado se atreve a besar las manos de una mucama.

Corro hacia mi habitación y veo a Vanessa con una ropa blanca, mientras su cara apunta dolor.

—Usaron diente de león, manzanilla y jazmín — Le digo y Serian parece asustarme.

—La muerte piadosa — ¿De qué tiene de piedad? Estaba sufriendo — Iré a preparar el antídoto para la princesa, usted tiene que curar sus heridas.

Asiento con la cabeza mientras me limpio la sangre, mi madre no se atrevía a entrar y no quería verla, me quedé con Vanessa que en sueños llamaba a su hermana, y yo solo la acariciaba, y lloraba con ella, me dolía tanto verla de esa manera, ella abre sus ojos, y me apresuró a verla.

—¿Estás bien? ¿Quieres agua? — Ella asiente con la cabeza, y me apresuró a llenar un vaso con agua y mojar sus labios pues no se podía levantar.

—¿Qué... te... paso...? — Me dice con una voz tan frágil, no alcanzo a contestar por qué ella se vuelve a quedar dormida, comienzo a llorar esperando que ella reaccione, pero no, y el medicamento aún no estaba listo, estaba angustiado, estaba molesto.

—Riddle... ve a dormir — Me dice mi madre, con una voz tenue.

—¿Cómo pudiste? — Le gritó provocando que ella salte —. Mírala mamá, está luchando por respirar, llama a su hermana que nosotros matamos.

—La estoy protegiendo, con esto la protejo, pero tú... ¿Te enamoraste de Vanessa? — me cuestiona mi madre —. ¿Cómo? ¿Cuándo?

—Me enamore de ella antes de saber todo, no sabía quién era, estábamos en una calle por el festejo de su boda, se miraba tan preciosa, te juro, que jamás he sentido algo por alguien tan fuerte como lo que siento por ella, esa necesidad de verla, de abrazarla de tocarla, de besarla — Le digo mirándola a los ojos —. No, no me gusta Vanessa, estoy enamorado de ella al punto de amarla.




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