Al bajar veo como su padre tira cosas desde arriba, mientras los empleados salen con sus cosas en sus manos, me bajo sin ninguna arma pues no me había molestado en sacar del cuerpo estas. Solo venía por ella.
—¿Se va? — Pregunto captando su mirada, este se baja mientras jala a su esposa e hija al carruaje, mientras ella me mira con los ojos me piden que la salve.
—Mataste a mi hermano, ¿Ahora quieres matarme a mí? — Saca su espada para apuntarme, no estaba asustada, pues ahora varios caballeros lo apuntaban.
—Desde este momento usted y su esposa quedan exiliados en Antavine, no podrán volver a menos de que pidan un permiso para ver a su hija, puesto que la señorita se queda aquí — Esta me mira con una mueca de sonrisa, que se desvanece con la intimidación de su padre —. Si me desobedece, será enviado al calabozo como dicta la ley.
—¿Para que la quiere aquí? No se cansa de dañar a mi familia — Me dice sin dejarme de ver con desprecio.
—Ella necesita estar aquí, para después mandarla a Ublin — Esta se baja del carruaje, con ayuda de su madre —. Le hice una promesa a Riddle, por eso te necesito aquí.
—No se ira — Ella avanza sin hacerle caso a su padre a mi lado, tenía una aire más madura y a pesar de su vestido de princesa, miraba su carácter.
—¿Qué necesita de mí, emperatriz? — El decir eso vuelve un poco cascarrabias y engrandece mi ego.
—Desde este momento eres la reina de Ublin, nadie más que tú puedes hacerlo, no tu padre, no algún primo por parte de tu madre, tú es tu momento que demuestres lo que eres sin ser la sombra de tu padre — Al decir esto es normal que ella llorará pues es reconocer sus méritos.
—Olvídate que tienes padres... — Le dice en el oído lo bastante fuerte para que escuche mientras saca sus cosas, el carruaje avanza escoltados por nuestros caballeros para dirigirse lejos mientras que yo estaba más calmada.
—¿Esa bebé es mi sobrina? — Pregunta tocando mi vientre.
—Sí, pero es un niño — Siento una patada, ya estaba cansada, por lo que el camino me fui con un caballero, hacia otra posada.
Las calles se miraban en fiesta, sabía que debía de hacer posesión, pero a ningún lado se iría la corona, por fin era mía, entre mis cosas saco el relicario de mi familia.
"Lo he logrado... Su hija lo ha logrado, le ha traído la verdad a la familia"
—¿Puedo pasar emperatriz? — Me dice Mark, le concedo y este entra mientras se arodilla —. Por favor consedame renunciar a los caballeros.
—¿Podría saber el motivo? — Pregunto, este aun era un niño, el y mi dulce Elise jugaron a un juego de adultos al comprometerse nadie dijo nada, pero en su rostro aún quedaban las marcas de tristeza, este aún llevaba su luto. Por lo que al negarse a decirme lo entendía, se lo consedo —. Mark, quiero que tengas esto.
Le entrego el collar de mi hermana, este lo reconoce casi al instante.
—Cuando la hayas podido superar, me lo tienes que devolver — Este lo toma, como si le hubiera entregado la cosa más valiosa, y lo entendía también lo era para mí, pero él lo necesitaba más, toco su cara y este se retira, estábamos cansados, Henry y yo estábamos agotados, me acuesto de lado para quedarme dormida, por primera vez me siento descansada, por primera vez siento que descanso.
Un mes después...
El imperio se estaba construyendo el pueblo no podía quedarse sin dirigente por lo que desde el amanecer comencé a hacer cambios, transformé a Lennox la capital, pues era bastante peligroso que la capital estuviera cerca de las costas, así que cambiaria y mandaría a Caleb como rey de Briedfield, y gobernaría desde el centro, Alexandra había vuelto a Antavine no como reina pues esta solo quería regresar con su familia.
Había tratado de cumplir promesas, aunque algunas eran difíciles pues aún había varios rebeldes, que trataban de echar abajo todo esto. Serian me ayudaba a castigar a los rebeldes, mientras que acomodaba todo perfectamente.
—Vanessa quédate quieta — Me dice Serian, mientras caminábamos juntos por el jardín y le decía mis planes —. Estás en tu quinto mes de embarazo, debes estar más calmada. Por tu culpa ese bebé saldrá inquieto.
—Es Henry Izan, no se quiere quedar quieto y como su madre lo complazco, su padre hubiera hecho lo mismo — Nos quedamos en silencio un momento —. Hubiera sido un gran padre.
—Un magnífico padre, lastima lo que fue orillado a hacer — Me dice mostrándome su apoyo.
—Pienso que hubo otra opción que no debió de terminar así, había otras opciones, pero no pude hacer más... — Le digo tomando entre mis manos una rosa roja que recién habían plantado.
—Vanessa, cuando te estas ahogando solo miras hacía arriba no piensas que a algún lado hay otro espacio, hizo lo que creía correcto — Limpio mis lágrimas.
—¿Está todo listo para mañana? — Le pregunto cambiando de tema.
—Si, tu coronación formal — Me dice dándome la mano, pero me resisto a dársela —. Prometí a Riddle cuidarte. Y también cuidare a ese bebé como si fuera mío.
—¿Esa es una propuesta? — Ambos nos reímos, mientras enlazo nuestros brazos, ninguno de los 2 quería casarse.