El Rey Sádico [saga Griegos #3]

Capítulo 3

Pythia.

—Está será su habitación —asentí y miré alrededor, era muy cómoda y bonita.

—Gracias Altaír— él asintió.

— ¿Desea algo más? —negué —El señor está en una reunión, los verá hasta la hora de la cena, me retiro.

Salió y yo observé a Apollo con su carita pegada al vidrio de la puerta observando el mar.

—¿Te gusta? —le pregunté dos veces y tuve que tocar su hombro.

—Me encanta mamá —sonreí al ver su carita emocionada —Es muy bonito aquí.

—Lo es Apollo — me dirigí a abrir las maletas y guardar la ropa, mi madre me enviaría el resto de las cosas después.

—¿Papá ya regresó? —suspiré, eso había sido lo que le había dicho a Apollo, que su padre estaba lejos, no quise engañarlo diciéndole que era Dymas.

—Nosotros venimos donde tu padre, lo conocerás por la noche.

Los ojos de Apollo brillaron de emoción.

—¿Nos quedaremos con papá? Yo quiero estar con papá siempre.

Me agaché para quedar a la altura de Apollo, lo estreche fuerte entre mis brazos.

—Aquí estaremos con tu padre —cerré los ojos, cuando Mika decidiera casarse no sabría que pasaría con nosotros, a ninguna esposa le gustaría vivir bajo el mismo techo con alguien del pasado de su esposo.

—Soy feliz mamá, al fin estaremos con papá —hice un esfuerzo por sonreír, sabía que Mika me odiaba y yo tenía la culpa. Esperaba que no nos encontráramos muy seguido.

—Duerme un rato Apollo, hoy cenaremos con tu padre.

Apollo me sonrió y tomó mi mano, salimos de mi habitación y nos dirigimos a la de él, era una habitación muy bonita, con juguetes por todos lados, Mika se había esmerado en arreglar la habitación de Apollo.

Lo ayudé a acostarse y estuve junto a él hasta que se durmió, le di un beso y regrese a mi habitación.

Arreglé toda la ropa y decidí darme una ducha, también dormiría un rato.

Abrí los ojos cuando me movieron suavemente.

—Mamá —Apollo estaba vestido para la cena —Despierta.

— Lo siento hijo, tenía días de no dormir bien— me levanté para prepararme para la cena —¿Quién te ayudo a vestir?

—Ivy, ella será mi niñera— asentí.

—Ya bajaremos Apollo.

Mika

—Ya está preparado el cuarto de la señorita Yalena — Altaír se sentó en la mesa.

—Te veo muy emocionado con la institutriz, su nombre va con lo que te pasa, la que es capaz de hechizar a los hombres.

—Es mi esperanza de que usted sea libre de su problema.

—No te preocupes ya hay un heredero Altaír, mañana me reúno con el consejo de ancianos, me preocupa porque mi tío tiene poder sobre ellos, sabes que tienen sus pensamientos arcaicos y de eso se aprovechará mi tío.

—No sé preocupe Señor, hoy es un día para celebrar, conocerá a su hijo.

Miré por el rabillo del ojo y vi que venía Pythia, me levanté y los miré, sentí una gran emoción al ver a mi hijo, era una miniatura mía.

—¡Papá! —Apollo corrió hacia mí, lo levanté entre mis brazos y lo abracé.

Pythia nos contemplaba con emoción.

—En la foto te ves más joven papá —fruncí el ceño y lo miré a los ojos.

—¿Foto? ¿Qué foto?

— La que tengo de ti papá.

Miré a Pythia a los ojos, ¿ella le había hablado de mí?

—Eres bienvenido Apollo, está es tu casa.

—Me gusta papá, ¿estaremos juntos al fin?

—Claro que si Apollo — besé su cabecita —Vamos a cenar.

Lo baje y dejé que Altaír lo ayudará a sentarse en la mesa.

—¿Desde cuándo sabe que soy su padre? —la miré a los ojos.

—Desde siempre Mika, encontré una revista donde salías cuando eras un príncipe, la recorte y la enmarque. Apollo ya te conocía.

— ¿Y yo? ¿Cuándo iba a saber de mi hijo? —apreté la mandíbula furioso, mi hijo sabía quién era yo, pero yo desconocía de él.

—No lo sé, yo... sabía que me odiabas y no encontraba la manera de decirte de Apollo.

—No es excusa Pythia— ella desvío la mirada —No me parece que Apollo sepa de mi existencia y yo hasta hace poco —me di la vuelta para ocupar mi lugar en la cabecera de la mesa, respiré profundo para conversar con mi hijo.

Pythia se sentó y comio en silencio, yo devoraba con la mirada a mi hijo, mi corazón se sentía hinchado de felicidad al saber que esa personita era mía.

—En dos semanas, llega tu institutriz. Ella te dará clases aquí en casa, no puedes ir a la escuela de la isla.

— ¿Institutriz? — me recosté en mi silla para ver que los ojos de Pythia echaban chispas —No recuerdo que me lo consultaste Mika, las decisiones son de los dos no sólo tuyas —me quedé en silencio por un momento, Pythia era preciosa... Sacudí la cabeza molestó al ver el camino que estaban tomando mis pensamientos.

—Ya está contratada, estoy comenzando como padre, no te preocupes la próxima decisión te consultaré.

— ¿Quién la entrevistó?

—Altaír, pero yo la elegí, es la mejor.

Pythia se puso de pie y se me acercó, acercó sus labios a mi oído y me susurró.

—Espero que venga a enseñarle a mi hijo, no a jugar contigo en la cama —apreté la mandíbula fuerte, me giré para verla.

— Lo que Yalena y yo hagamos después de sus horas laborales, no te incumben— me giré a mi hijo —Te llevó a dormir Apollo.

—Los dos, ahora que estamos juntos quiero que los dos me lean un cuento.

Suspiré, debía ser cordial con Pythia delante de Apollo y eso iba a ser difícil.



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En el texto hay: romances, perdon, amor

Editado: 09.02.2019

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