El Rey Sádico [saga Griegos #3]

Capítulo 4

—¡Medrea tiene un príncipe! —miré furioso a los ancianos que me miraban imperturbable.

—No está reconocido, rey —apreté fuerte los puños.

— Mi hijo será reconocido —sentía que la furia me embargaba.

— Según la ley creada por su misma familia, el heredero al trono debe ser dentro del matrimonio  —Ezio el líder del consejo de anciano, cruzó sus brazos y espero mi respuesta.

—Estamos en una época moderna Ezio.

—Medrea se rige por las mismas leyes de siglos atrás, es la única manera de que todo funcione bien en la isla, sin ofender rey Mika, pero su hijo es un bastardo—apreté los dientes —Su sucesor al trono es su tío Kosmos, si algo le llega a pasar.

Me levanté furioso.

—He sido el rey de Medrea por tres años y he traído prosperidad a mi pueblo ¿así me pagan? Queriendo entregar mi trono a Kosmos, lo único que él desea es destruir la isla.

Ezio sonrió con ironía.

— Kosmos nació aquí, ama a Medrea igual que todos, su sucesor al trono es él— iba a ponerse de pie dando por terminado la reunión.

— Mi sucesor es Apollo, mi hijo y no te preocupes Ezio que Apollo será un hijo dentro del matrimonio —me giré.

— ¿Va a casarse rey Mika?

—Medrea no sólo tendrá un príncipe también tendrá una reina —azote la puerta al salir furioso, leyes arcaicas de mis antepasados, el consejo de ancianos tenía el poder para tomar decisiones si el rey se desviaba del camino, una manera de salvar la isla. Pero yo la quería salvar de los planes de Kosmos.

—Amo _ miré a Altaír sin protestar — ¿Qué ha pasado?

— Pasa que estoy jodido Altaír.

— ¿A qué se refiere?

—Para salvar Medrea debo casarme.

Altaír me sonrió.

— La señorita Yalena... — lo interrumpí.

— Con la madre de Apollo — su mirada de espanto me hizo resoplar.

— Usted la odia.

—Lo sé, pero es la única manera para salvar a Medrea  —metí las manos en mis bolsillos —Déjame solo Altaír.

— Yo... le quería informar que la señorita Yalena llegó hoy— fruncí el ceño.

—Venía en dos semanas —Altaír asintió.

—Se canceló el compromiso que la iba a retener por dos semanas en Grecia — suspiré.

—Bien —me acerqué al mini bar y me serví una copa de Whisky—Instálala Altaír — bebí de un trago.

— ¿Cuándo le dirá a la señorita Pythia?—me acerqué al ventanal y miré el mar.

—Hoy no lo haré, quiero hacerme a la idea que me casaré con el enemigo  —apreté fuerte la copa.

— Lo lamentó señor.

—Creo que no tanto como yo Altaír —seguí contemplando el mar —Déjame solo, hoy no bajaré a cenar.

—El príncipe Apollo preguntará por usted —sonreí.

—Tienes razón —me giré y le sonreí a Altaír —Bajaré a cenar para comer con mi hijo —bebí de mi vaso y decidí no seguir haciéndolo, debía dar un buen ejemplo a mi hijo.

Me senté en mi sofá favorito a contemplar el mar, escuché tocar la puerta y suspiré, Altaír sí que no se daba por vencido.

—Pasé —escuché abrirse la puerta y no me giré —Dime Altaír.

— Señor —me giré al escuchar esa dulce voz, Yalena era una mujer impresionante —Lamento molestarlo, vine a presentarme.

—Siéntate Yalena —ella avanzó, la contemplé de la cabeza a los pies — ¿Qué tal tu viaje?

—Tuve un magnífico viaje, el ferri fue muy cómodo —asentí.

—Me alegra Yalena.

—Quería agradecerle por contratarme, le prometo que le enseñaré muy bien al príncipe.

—Eso espero Yalena, mi hijo tiene cuatro años.

Ella me sonrió coqueta, la observé por un momento, era atractiva y me daba cuenta que yo no le era indiferente.

—Yalena nos veremos en la cena — me pues de pie, necesitaba un baño relajante, ella se levantó y camino adelante de mi, su vestido se pegaba a sus caderas que movía muy seductoramente al caminar, en mis tiempos cuando funcionaba bien, ya la tuviera contra la pared, pero ahora sólo vivía del recuerdo.

Giró su rostro y encima de su hombro me miró.

—Nos vemos en la cena rey— siguió avanzando con el mover de sus caderas y yo me quedé de pie sin moverme, algo me decía que Yalena iba a ser un gran dolor de cabeza.

Caminé hacia mi habitación me urgía un baño caliente.



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En el texto hay: romances, perdon, amor

Editado: 09.02.2019

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