El Rey Sádico [saga Griegos #3]

Capítulo 17

Me moví para levantarme, pero sentí aquel brazo aferrarme fuerte como tenazas.

—¿Dónde vas? — suspiré.

—Debo ir a darle las buenas noches a Apollo— su agarre se suavizó.

—Bien, vamos— lo vi levantarse totalmente desnudo y suspiré, toda la tarde Mika había pasado probando que... Willy (escuché como lo felicitaba con ese nombre) podía funcionar. Me sentía más que agotada.

Él se puso sus pantalones y un poco adolorida me levanté de la cama, ese hombre era insaciable para alguien que había tenido muerto a Willy —sonreí por ese nombre —estaba poniéndose al día rápidamente.

Busque mi bata y ate mi cabello desordenado.

Así descalza me dirigí a la habitación de Apollo, Mika me miraba como si yo fuera un pedazo de carne, puse los ojos en blanco.

Apollo ya estaba acostado y con su pijama puesta, extendió sus brazos cuando nos vio.

—Papá —Mika se acercó y lo abrazó fuerte.

Me gustaba ver la relación que tenía Apollo con Mika, ambos se amaban mucho.

Me acerqué a ellos y besé a mi hijo en la frente.

— Ivy me contó un cuento muy bonito, pero la historia era de dos niños, eran hermanos y yo quiero tener un hermano... — iba a negar, pero hasta ese momento me di cuenta que Mika y yo no nos protegimos, él estaba todo risas con Apollo, supongo no se daba cuenta que no nos cuidamos.

— Apollo duerme querido —Mika me miró con curiosidad, me sentía palidecer.

Nos despedimos de Apollo y salimos de la habitación.

—¿Pasa algo? Estas pálida —miré a los ojos a Mika.

—Pasa que tu Willy no se vistió para entrar en su reina—Mika se puso rojo de vergüenza.

—¿Escuchaste cuando lo llame Willy? —asentí —Dios creo que mis pensamientos los dije en voz alta —se quedó en silencio un momento — ¿Vestirse?

Puse los ojos en blanco.

—Si Mika, todas las veces que has estado conmigo no te has protegido y no se cuantas veces han sido está tarde —él sonrió con orgullo.

—Willy es todo una bestia no ha decepcionado a su mejor amiga— fruncí el ceño.

— ¿Mejor amiga? —Mika se acercó a mi y me pegó a la pared, abrió mi bata y metió su mano, sus dedos tocaron mi parte íntima, yo estaba desnuda de bajo de la bata.

—Esta es la mejor amiga de Willy —asentí, pero mi cuerpo ya estaba siendo encendido por las manos de Mika.

—Estamos en el pasillo del palacio, me estas manoseando a la vista de todos— Mika levantó la cabeza y miró hacia todas partes.

—No veo a nadie Pythia — jadeó al sentir como frotaba aquel punto de placer.

—Aquí no Mika— el sonrió y besó mi cuello.

Lo empuje suavemente.

—Estoy agotada Mika, además me estas distrayendo. Willy no se está vistiendo.

El mordisqueo mi labio inferior.

—Debemos parar hasta que compres preservativos — detuvo su mano y sus besos, se separó y me miró a los ojos.

Mika

—Nada de parar— entrecerré los ojos —Si ya no deseas a Willy sólo dilo y yo pues bus...— me sujetó del cuello de mi camisa y me atrajo hacia ella.

— Si Willy busca otra mejor amiga, no vivirá para contarlo—me separé un poco tuve un poco de temor al ver que medio levantó su rodilla. Willy estaba saliendo de la tumba no dejaría que Pythia lo lastimara.

Ella me miró con burla.

—¿Entendido? —asentí —Bien.

Se apartó y siguió el camino hacia la habitación, miré hacia abajo y Willy estaba de pie. Escuché un taconeo y me giré para encontrarme con Yalena ¿cuánto tiempo estuvo ahí? Ella bajó su mirada y notó a Willy, sonrió y dio un paso hacia mí,  pero yo retrocedí.

—Sabía que me deseaba rey, pero lo acabo de comprobar— enarque una ceja—Puede hacer conmigo lo que quiera.

Creo que sus palabras fueron un balde de agua helada, Willy hizo su pronta retirada.

—Mika, te estoy esperando — Yalena miró a Pythia quien se regresó descalza y con la bata medio abierta tal como se la deje, se podía notar el valle de sus senos.

—Ya voy  —miré a Yalena —Buenas noches Srta. Yalena —me giré y Pythia al acercarme me jalo del cuello de mi camisa y me plantó un beso en los labios, algo me decía que era para los ojos de Yalena ese beso.

—Espero que Willy no esté pensando en explorar a la institutriz —sonreí por que Pythia sonaba a celos.

—Ni se le ocurre a Willy, la única que lo hace ponerse de pie eres tu Pythia — avanzamos a su habitación y cuando cerré la puerta me di cuenta que Yalena seguía ahí, sonreí porque recordé sus palabras, que no había movimiento en la cama de la reina pues estaba comprobando que en la cama de la reina hasta terremoto había pasado toda la tarde y pretendía repetir la tarde que tuvimos en este instante.



#989 en Novela romántica
#340 en Otros
#137 en Humor

En el texto hay: romances, perdon, amor

Editado: 09.02.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.