El Rey Sádico [saga Griegos #3]

Capítulo 26 [Final]

Mika

— ¿Cómo te sientes? —Altaír me sonríe.

—Un poco mejor su majestad— ambos estamos sentados en la terraza frente al mar —El señor Anker me ha enviado un mensaje.

— ¿Cuál?— Altaír suspira.

—Desea mi perdón —Altaír y yo nos quedamos en silencio por un momento—Desea que vuelva con él.

—¿Qué harás? — siento un poco de miedo al perder a mi amigo, pero él es libre de elegir su destino.

—Medrea es mi hogar— sonrió con mucho alivio —Pero mi hermano estará muy feliz de trabajar con él.

—Me quedé sorprendido con todo el cambio que ha tenido Anker, espero que sea feliz — estiró mis piernas.

—Así es su majestad, él ha cambiado bastante de hecho la palabra correcta es, está volviendo a ser el verdadero Anker Vryzas.

Observó a mi hijo con la verdadera Yalena, quién era una institutriz muy dedicada a la enseñanza de Apollo y una mujer totalmente sería y sobre todo muy respetuosa.

—Han pasado tres meses desde el ataque al palacio—asiento — ¿Ya terminaron la cárcel en Fesia?

—Sólo faltan unos cuantos detalles Altaír.

— ¿Realmente los enviará ahí?

—Claro Altaír, lo que Ezio hizo con mi tío no tiene perdón; intentaron matar a Apollo y a Pythia, si no hubiese sido por tu valentía mi esposa no estuviera hoy aquí.

—Se lo debía a la reina, me sentía culpable por todas las veces que traté de hacerlo caer con Ika —sonrió a mi amigo.

—Jamás hubiera pasado Altaír —paso mi mano por mis piernas —En el fondo creo que mi supuesto odio sólo era una excusa, realmente el amor de mi vida era y es Pythia desde el día en que puse mis ojos en ella.

—Me encanta escuchar esas conversaciones —siento unos brazos rodear mi cuello y un beso en mi mejilla.

—Pythia, no es propio de una reina escuchar detrás de la puerta— siento su manotazo nada suave en mi espalda.

—La reina puede hacer lo que ella deseé en lo que a su esposo se refiere.

—En eso Pythia tienes toda la razón.

Pythia se sentó en mi regazo y contemplábamos el mar y a nuestro hijo.

Altaír se puso de pie y se despidió de nosotros.

—Tengo noticias_ ella se acomodó en mis piernas para quedar frente a mí.

—Dime —Pythia juguetea con el botón de mi camisa.

—He mandado invitación a Inés y Effie, claro está con sus familias —enarcó una ceja, las tres pasaban pegadas al teléfono como chiquillas contándose todo, así que no me extrañaba que los invitará.

—Es tu palacio puedes hacer lo que desees.— Pythia sonríe.

—Eso lo sé, pero también viene Dymas con su novio y mis padres.

Entrecierro la mirada, trató de recordar si hay alguna fecha que debemos celebrar, pero mi mente no me reporta nada.

—Cielo ¿celebramos algo?

— Sí, mi querido Mika —desvió la mirada y me concentró más, si olvido una fecha importante, Pythia es capaz de castrarme... espero que no lo haga por que ella adora a Willy.

—Me alegra cielo, de hecho estaba pensando en organizar yo una barbacoa para esta fecha tan importante—Pythia frunce el ceño y yo empiezo a hablar pendejadas, pero no debo aceptar que olvidé... no sé que, le pediría a Altaír que comprara dos regalos uno para Pythia y otro para Apollo así me libraba de la castrada.

—¿Barbacoa?

—Claro mi amor, pero te me has adelantado con los planes así que todo lo dejó en tus manos — me sentía el hermano siamés de pinocho.

—¿Mika, tú lo sabes?—asiento aunque no sé qué mierda se supone yo se.

— ¿Por qué no me lo has dicho? —siento que estoy sudando, siento que la estoy embarrando.

—He, ya sabes amor, la falta de tiempo, pero me alegra que tú planees esta celebración —mi esposa no se mueve y me mira con curiosidad.

—Mika y ¿qué celebramos?— siento que palidecí, ¡lo sabia! El pobre Willy moriría, Pythia era pequeña en tamaño, pero ya había demostrado que era toda una guerrera y ¿lo peor? no se movía de mi regazo para darme la oportunidad de poner cierta distancia cuando le dijera que no sabía ni mierda, que estaba más perdido que el chinito que se perdió en el bosque de la china.

—La gran fecha mi amor, tan inolvidable— Pythia se levanta de mi regazo y me mira para luego soltar una carcajada.

—No sabes ni que es lo que celebramos— la veo, pero no me confío puede reír para luego atacar.

— Pythia... —ella deja de reír y me mira con ternura.

— Mi amor vamos a celebrar la llegada de la princesa— frunzo el ceño.

—¿Has invitado a alguna princesa?

Ella se me acerca y me da un puñetazo nada suave en mi brazo.

— Mika, nuestra hija—me quedó quieto.

— ¿Estás embarazada?

Pythia sonríe y se acerca para abrazarme.

—Si Mika, al fin Willy hizo bien sus deberes y embarazó a su reina — tomó su rostro entre mis manos y la veo a los ojos.

— Pythia, soy el hombre más feliz del mundo, he sufrido en silencio cuando la marea roja te visitaba, señal que no había un bebé, pero Dios no sé cómo expresar lo feliz que estoy — Besé sus labios con amor y sobre todo con reverencia — Te amo Pythia Costas.

— Y yo a ti Mika Costas—pegó su mejilla a mi pecho y nos quedamos ahí siendo envueltos en nuestro amor —¿Por qué me temes?

—Cuando Ika se me insinuaba tú amenazabas con dejarme impotente y sospechó que eres capaz de arrancar a Willy si olvidó una fecha importante.

—Te amo Mika... y si tienes razón te iría mal si olvidas alguna fecha importante  —me sonríe.

La abrazó nuevamente mientras observó a mi hijo jugar en la playa con la institutriz y la guardia real cuidándolo, era un rey que amaba a Medrea, la isla donde nací y donde esperaba morir, pero ante todo era Mika, el hombre que amaba a Pythia y Apollo. Había perdido la esperanza años atrás de tener una familia, pero había sido recompensado con una maravillosa esposa que adoraba y dos extraordinarios hijos porque sabía que nuestro bebé seria criado con mucho amor como lo era Apollo.

Medrea tenía gente que la amaba y pelearía por ella siempre, ese era mi legado a mis hijos, yo Mika Costas rey de Medrea, enseñaría a amar este pedazo de tierra donde era inmensamente feliz.
 



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En el texto hay: romances, perdon, amor

Editado: 09.02.2019

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