Era de noche y el cielo anunciaba una lluvia de estrellas. Todos los de aquella ciudad se dedicaron a admirarla desde varios rincones, salvo en el gran parque, donde todos los días paseaban niños y mayores, y donde vivían varios tipos de pequeños animales y plantas que hacían más vivo aquel lugar.
Pero ese día todo estaba más silencioso desde que la noticia trágica llegó. El gran parque fue sentenciado a ser utilizado para construir más edificios. Mucha gente siguió luchando, incluso la propia naturaleza. Y eso se supo cuando una de las estrellas de aquella noche cayó al lago del gran parque.
Esa noche, el cielo y el agua fueron testigos de aquella criatura, que al nacer de aquella mística manera, le fue otorgada una misión.
Convertir aquel lugar en un sitio encantado.
Convertir aquel lugar en un sitio que nadie se atreviera a destruir.