Garabatos

Me quedo mirando el papel en blanco, dibujando garabatos sinsentido mientras me sumo en un hueco de mi mente, ajeno a los murmullos que me alejan de la realidad. Adentrándome en otro de esos extraños sueños en los que me gusta estar cuando estoy despierto. Donde puedo estar solo, o incluso con personas que nunca conocí ni llegaré a conocer. Y donde ellos no me conocerán.

El sonido de la campana del edificio me sobresalta avisándome de que ya empieza la clase, mi primera clase. Había esperado este momento todo el verano, tanto, que incluso me había provocado insomnio en estos últimos días, en los que solo pude mirar a mi techo pensando en las mil posibles situaciones que me podrían ocurrir. Y es que empezar una nueva carrera no era fácil, y menos cuando se trata de la que siempre te has esforzado por darlo todo.

Al mirar de nuevo mi hoja, veo que los garabatos se han convertido en un precioso paisaje con una silueta femenina de fondo que no recuerdo haberla visto nunca.

—Parece que alguien ya viene adelantado. –Miro a mi lado viendo a una de mis compañeras observando mi dibujo.

—Tienes buena musa.