—Has mejorado mucho Salot —felicitó Abiatar.
—Gracias señor.
—Dios te bendice y te dará la fuerza para recuperar las tierras de tu abuelo. Pero creo que debes tener más experiencia.
—Pero yo maté a cincuenta amalecitas junto a mi padre ¿Necesito más?
—Me temo que sí.
Zamalech y los demás llegaron a dónde Abiatar.
—Escuchen todos —anunció Haf —Por órdenes de nuestro líder, Zamalech, los planes del ataque han sido modificados.
Todos se reunieron mientras la tarde caía.
—Hemos decidido pedir ayuda al príncipe Absalón, quién vive en estas tierras. Y quién saben todos ustedes, comparte nuestro interés por gobernar Jerusalén. Recordemos el pacto que nos hizo al llegar. Su silencio era nuestra mejor ayuda, pero hoy, hemos descubierto algo que definitivamente cambia el curso de la batalla. El hecho no puede ser compartido con todos ustedes por seguridad de la tribu.
Y los hombres de Zamalech entendieron perfectamente, ya que Haf era muy sabio en cuanto a sus decisiones.
—Espero que entiendan que no podemos correr riesgos. Dicho esto, les pedimos prepararse, porque después de pedir la ayuda, comenzaremos la guerra contra David y recuperaremos Israel.
Todos festejaron con un grito de guerra e hicieron una fiesta de honor. Donde el único que no festejó, fue Zamalech.
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Editado: 05.05.2020